La consideran culpable de homicidio imprudente, delito contra la seguridad vial y omisión del deber de socorro
PALMA, 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Jurado que juzga a la conductora ebria que mató a un motorista en 2019 ha considerado probado, en el veredicto alcanzado este jueves, que la joven huyó del accidente de forma consciente, eludiendo su responsabilidad de socorrer a la víctima.
El Jurado la considera así culpable de conducir ebria, atropellar y matar al motorista y haberse desatendido de la obligación de colaborar en asistir al herido. No obstante, el Jurado ha considerado probado que la víctima no quedó desasistida por la rápida reacción de varios ciudadanos.
Cabe recordar que la joven asumía los dos primeros delitos, reconociendo haber atropellado al motorista mientras conducía bajo los efectos del alcohol, pero aseguraba que no había sido consciente del accidente.
Según han informado desde el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB), el Jurado ha apreciado la reparación del daño, por las aportaciones económicas consignadas para los familiares de la víctima, y la confesión de los hechos.
En relación al indulto, el Jurado no se ha mostrado favorable a que se indulte a la acusada y tampoco a la suspensión de la pena en caso que sea inferior a dos años.
Tras la lectura del veredicto, el Ministerio Fiscal ha mantenido su petición de pena de tres años y nueve meses de prisión; la abogada de la familia del fallecido sigue solicitando en total diez años de prisión; y la defensa ha solicitado 2 años de cárcel. El magistrado-presidente será quien determine la pena impuesta, en una sentencia que dictará en los próximos días.
Los hechos tuvieron lugar en Palma el 16 de febrero de 2019, alrededor de la medianoche. La acusada, después de haber consumido alcohol tras quedar con una amiga, conducía por la calle Alfonso el Magnánimo cuando realizó un cambio de dirección a la izquierda a pesar de estar prohibido y ocupó el carril contrario.
Embistió una moto conducida por un hombre de 40 años, que murió días más tarde en el hospital por una hemorragia cerebral. Tras el choque, la joven, de 29 años, continuó la marcha sin atender al herido ni llamar a los servicios de emergencias.
Poco después se cruzó con una patrulla de Policía que se dirigía al accidente --por el aviso que habían dado los testigos-- y delante de los agentes terminó colisionando contra un aparcamiento de bicicletas, y fue detenida.
La prueba de alcohol que le practicó la Policía Local una hora después, en la comisaría de San Fernando, arrojó un resultado de 0,66 miligramos de alcohol por litro de aire espirado.
El miércoles, en su turno de última palabra, la acusada, entre sollozos, pidió perdón por lo ocurrido. En su declaración el primer día mantuvo que no recuerda el accidente, aunque no discute su autoría, y afirmó que desde que ocurrió se ha sentido "como un monstruo". La joven aseguró que si se hubiera dado cuenta de que había atropellado a alguien, se hubiese detenido.