PALMA 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Uno de los agentes de la Guardia Civil que participó en la investigación del robo sufrido por Pau Rigo en su casa de Porreres (Mallorca) en febrero de 2018 y la muerte de uno de los ladrones ha afirmado que el anciano tenía licencia en vigor para poseer sus tres escopetas, pero que por reglamento no debía tenerlas guardadas tras la puerta de su habitación.
La Audiencia Provincial de Palma ha continuado la tarde de este lunes con el juicio con jurado popular contra Rigo, por la muerte de uno de los ladrones, y otros tres acusados de planificar y ejecutar el robo con la declaración de algunos de los guardias civiles que se encargaron de las pesquisas e intervinieron el día de los hechos, el 24 de febrero de 2018.
Uno de los agentes, adscrito a la unidad de Policía Judicial, ha explicado ante el tribunal del jurado que comprobaron que el anciano, entonces de 78 años, tenía licencias en vigor para poseer las tres escopetas que encontraron en su domicilio.
No obstante, ha puntualizado a preguntas de la fiscal, éstas no debían estar tras la puerta de su habitación, aunque se ha remitido a las posteriores valoraciones que sus compañeros de Intervención de Armas pudieran realizar acerca de este extremo a lo largo del juicio.
Según ha manifestado la exmujer de Rigo --quien se encontraba en el domicilio en el momento del robo-- esta mañana en el juicio, al menos la escopeta con la que disparó a uno de los asaltantes se encontraba tras la puerta del dormitorio.
Todos los agentes que han comparecido esta tarde en la Audiencia han coincidido en que, en su llegada al lugar de los hechos, Rigo se encontraba "deambulando" por los exteriores de la casa y presentaba magulladuras y golpes --especialmente en el rostro--, mientras que la mujer estaba siendo atendida en el interior de una ambulancia.
En un primer momento el anciano explicó lo ocurrido a los agentes y les dijo que sospechaba que los asaltantes eran los mismos que entraron a robar en su casa unos meses antes, hechos que no había denunciado. También admitió que, aprovechando un momento de despiste de los ladrones, había cogido la escopeta y disparado a uno de ellos. Posteriormente, a instancias del primer letrado que le asistió, no prestó declaración ante la Guardia Civil de manera formal.
LA PISTA DE UN GUARDIA DE SEGURIDAD, EL "CEREBRO" DE LA OPERACIÓN Y SEIS HORAS DE INTERROGATORIO
Otro de los agentes de Policía Judicial que llevaron a cabo las pesquisas ha relatado de forma detallada los primeros pasos de las mismas, que comenzaron cuando recibieron un aviso poco después de las 09.00 horas y comenzaron la búsqueda de los sospechosos.
Por otra parte, algunos investigadores se desplazaron hasta el hospital para tratar de identificar al asaltante herido de bala, al que habían tomado una muestra de su huella dactilar con la intención de cotejarla con su base de datos. No obstante, este trámite no fue necesario para conocer quién era la víctima, pues fue reconocida por un amigo suyo que trabajaba como vigilante de seguridad en el centro hospitalario.
Hasta allí, avisados por el vigilante, también se desplazaron amigos y familiares de la víctima, algunos de los cuales prestaron declaración en las dependencias de la Guardia Civil. Preguntados por las compañías del ahora fallecido, ha explicado el investigador, dijeron que trataran de hablar con su hermano gemelo.
Éste resultó ser su acompañante en el asalto y se entregó dos días después de los hechos. "Estaba nervioso, abatido, decía que habían matado a su hermano y que lo quería contar todo", ha recordado el agente que le tomó declaración.
Fue, ha agregado, una declaración de unas seis horas de duración y en la que el detenido ofreció "todo lujo de detalles" de forma aparentemente sincera. "Lo único que difería en cuanto a la verdad son los detalles del primer robo --del que él resultó absuelto--, pero fue una declaración provechosa para la investigación", ha ahondado.
Entre otras cosas, todas ellas en la misma línea que la versión de los hechos que el pasado viernes ofreció ante el tribunal del jurado, incriminó a todos los implicados y detalló el papel de cada uno de ellos.
De este modo, según ha recreado uno de los agentes, señaló a uno de los planificadores como el "cerebro" de la operación, pues conocía a Rigo y había estado en su casa previamente, y al otro como el encargado de la logística, es decir, comprar y facilitar los guantes, los pasamontañas y las patas de cabra que los hermanos emplearon en el robo.