PALMA, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -
El exinspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía del Grupo de Blanqueo de Capitales, José Luis García Reguera, también acusado en el juicio contra los investigadores del caso Cursach, ha reconocido que en el momento de su detención estuvo "abatido", pero que eso "no fue un reconocimiento de culpabilidad", sino que se dio cuenta de que sus jefes "habían encontrado una cabeza de turco".
"No fui lo suficientemente inteligente para verlo y ahí me di cuenta de que me estaban utilizando, ese fue el motivo de mi abatimiento", ha declarado ante el Tribunal, después de señalar que únicamente iba a responder a las preguntas de su letrado y del resto de defensas.
Al principio de su declaración, preguntado por su abogado, Reguera ha indicado que pidió en varias ocasiones salir del grupo de Blanqueo por el exceso de trabajo que sufría y cómo este afectaba a su vida personal.
Sin embargo, "a medida que avanzaba el tiempo y se complicaba la investigación, era más difícil que alguien quisiera venir", hasta que consiguió en verano de 2018 otro puesto. Pocos meses después --diciembre de 2018-- se produjo su detención.
Seguidamente, García Reguera ha explicado en qué consistían sus funciones cuando estaba en el grupo de Blanqueo, entre ellas investigar delitos de blanqueo, delitos contra la propiedad industrial intelectual y falsificación de moneda, además de otras colaboraciones que pudieran solicitarse.
"Mi día a día, todos los días del año, era llegar a trabajar a las 08.00 horas y mirar el parte de incidencias de las 24 horas anteriores por si había algún aspecto que fuera relevante para el grupo. Las que nos afectaban, tomaba notas de ellas y preparaba un pequeño resumen del día anterior y de las previsiones del día o días siguientes. Sobre las 09.00 horas teníamos una reunión con el Jefe de Brigada, en la que informábamos del trabajo hecho y se lo comunicábamos", ha declarado ante el Tribunal.
Además, ha especificado que en el caso de las investigaciones que fueran secretas, primero informaba de las cuestiones normales y luego esperaba a que se fueran todos y explicaba las secretas al juez Manuel Penalva.
Continuando con su declaración, García Reguera ha relatado que cuando hacían las detenciones era habitual hacer "una orden de servicio", en la que se requería la ayuda de otras unidades. Con todo, ha recalcado que esta orden no estaba en sus manos.
"Yo se lo trasladaba al jefe de Brigada, él daba las instrucciones al resto de los grupos de los que solicitaba participación y se informaba de las detenciones. Cuando finalizaba, cada unidad volvía a su puesto, yo comunicaba el resultado al jefe de la Brigada, supongo que él al jefe superior, y supongo que el jefe superior a sus superiores en Madrid", ha argumentado.
También, preguntado por lo habitual que resulta la presencia de periodistas en la Jefatura, ha señalado que hay uno de un medio local concreto al que "se le permite ir por toda la Jefatura libremente, nadie le puede parar".
"Siempre tenía que pasar por delante de todos los despachos con la puerta cerrada, una broma que demostraba que no nos hacía mucha gracia la presencia de un periodista libremente por la Jefatura", ha trasladado a la Sala.
Sobre el informe económico que se realizó del grupo Cursach, Reguera ha señalado que el encargo vino de parte de Florit y Carrau. "Tras las intervenciones en la detención de Cursach, los ordenadores se trasladaron a pericias informáticas para el volcado y la documentación en papel se entregó días después a Hacienda, porque teníamos un equipo conjunto", ha indicado.
Además, también ha detallado que durante las intervenciones telefónicas, que duraron de agosto de 2015 hasta diciembre de 2016, todas las conversaciones de carácter económico se registraban. Así, lograron un listado "ingente" de SMS de las temporadas en las que se informaba a Cursach y a Sbert de lo que iban recaudando en los locales.
Al respecto, ha explicado que para facilitar el trabajo a Hacienda prepararon un Excel por temporadas de trabajo en el que figuraban todos los locales, las cantidades y quién enviaba y recibía los mensajes.
Sin embargo, una vez se entregó toda la documentación a Hacienda, un técnico le expresó que no había recibido nada. "Ahí empecé a pensar que algo no iba bien" y supo que en Hacienda "no habían movido ni un solo papel". Entonces, acudió a Florit y le solicitó que la documentación les fuera devuelta para elaborar ellos el informe.
En referencia a las detenciones de la causa ORA, ha dicho que todas se realizaron "exactamente igual", a través de órdenes de servicio y solicitud de que no se comunicaran los detenidos porque era "básico y fundamental que no se comunicaran entre ellos". "Nada distinto de cualquier otra operación a lo largo de mi carrera profesional, el sistema es el mismo", ha insistido Reguera.
Por último, sobre la petición de investigar las presuntas filtraciones, ha señalado que lo interpretó como una "trampa". "Intentan que me investigue a mí, diga que yo no he sido y luego me zurren", ha sentenciado.