Un total de 11.044 personas padecen esquizofrenia en Baleares

Los baleares con esquizofrenia o psicosis, los españoles que mejor valoran su salud subjetiva, tras Extremadura

PALMA DE MALLORCA, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -

Baleares, con una puntuación de 3,51, y Extremadura (3,86) son las comunidades autónomas con mejor puntuación en salud subjetiva entre personas con esquizofrenia o psicosis, en una escala del 1 al 5, según las conclusiones del informe del estudio Proyecto VOZ en Baleares, presentado con motivo del XIX Congreso Nacional de Psiquiatría.

En la presentación, que se ha sido este viernes en Palma, la directora de la Asociación Madrileña de Amigos y Familiares de Personas con Esquizofrenia (Amafe), Ana Cabrera, ha informado de las conclusiones del informe en el que han participado 115 baleares y analiza "por primera vez" las necesidades de estas personas y sus familiares

Según ha destacado, la valoración de los baleares se encuentra por encima de la media del informe, que se sitúa en un 3,2 en las personas con esquizofrenia/psicosis y en un 3,3 en el caso de los allegados.

Así, los datos reflejan que este trastorno supone un importante desgaste tanto en la persona afectada como en para sus cuidadores o familiares, que presentan una percepción de la salud subjetiva "notablemente inferior a la de la población general española", que según la Encuesta Nacional de Salud facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (periodo 2011-2012), es del 4 (3,97).

Por esto, Cabrera ha remarcado "la importancia" que tiene la familia en el cuidado de las personas que conviven con esta enfermedad.

Por su parte, la colaborador del informe Proyecto VOZ y responsable del área terapéutica de SNC en Otsuka Pharmaceutical, la doctora, Ingrid Pallàs Hansson, ha destacado que "la esquizofrenia afecta a 400.000 personas en España, 11.044 de las cuales son baleares", esto supone por ejemplo que, "por cada paciente con diabetes tipo I, hay cuatro con esquizofrenia".

Según ha dicho, pese a su alta prevalencia, muchas de las personas diagnosticadas conviven con "una negativa carga social" por el "aislamiento progresivo que suelen sufrir en el curso de la enfermedad".