MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, y el presidente de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, han hecho este martes un llamamiento a la unidad en el país, tras una visita del primero a Erbil.
Según un comunicado publicado por la oficina del primer ministro, ambos han destacado las "victorias" logradas en la ofensiva contra el grupo yihadista Estado Islámico en la localidad de Mosul y han abogado por "fortalecer los lazos entre el Kurdistán y el Gobierno central".
Asimismo, han lanzado una invitación "a que se una el discurso político" para "trabajar juntos a la hora de superar los desafíos existentes".
En su comunicado, la oficina de Al Abadi ha señalado que el encuentro ha tratado además la situación de los desplazados a causa del conflicto en el país, agregando que ambos líderes han acordado "trabajar más" en este aspecto.
Otro de los puntos abordados por Al Abadi y Barzani ha sido la coordinación entre las fuerzas de seguridad de Irak y los peshmerga --las fuerzas de seguridad del Kurdistán iraquí-- en su ofensiva contra Estado Islámico.
Horas antes, el primer ministro iraquí había realizado una visita sorpresa a las fuerzas desplegadas en Mosul, después de que las fuerzas de seguridad lograran expulsar a Estado Islámico de los principales edificios gubernamentales de la localidad.
Estado Islámico controla Mosul desde verano de 2014 y la ha convertido en su principal bastión en Irak. Las fuerzas de seguridad lanzaron una ofensiva en octubre para intentar recuperar la ciudad.
A finales de enero, el Ejército de Irak anunció la toma de todos los barrios de Mosul ubicados al este del río Tigris, si bien los yihadistas siguen controlando la zona occidental de la ciudad.
El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, ordenó el 19 de febrero el reinicio de la ofensiva contra los yihadistas en el oeste de la ciudad, pidiendo a sus tropas que "respeten los Derechos Humanos".
Los milicianos yihadistas están prácticamente rodeados en la parte occidental de Mosul, donde aún quedan unos 750.000 civiles tras la toma de la parte oriental de la ciudad el pasado mes de enero tras más de tres meses de combates.
Unos 400.000 civiles podrían tener que huir de sus hogares como consecuencia de los combates en el oeste de Mosul, muy afectado ya por la escasez de alimentos y combustibles, según advirtió el sábado la coordinadora humanitaria de la ONU para Irak, Lise Grande.
En el oeste de Mosul se encuentra el casco histórico con zocos centenarios, edificios oficiales y la mezquita desde la que el líder de Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, proclamó el califato en 2014.