MADRID 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, ha destacado este lunes que existe "un nuevo Irak", aplaudiendo la coordinación entre las distintas fuerzas de seguridad en la ofensiva contra el grupo yihadista Estado Islámico en Mosul.
"Todos los pueblos están aquí para luchar con nosotros, kurdos con árabes, chiíes con suníes, y todas las minorías están con nosotros. Cristianos, yazidíes y turcomanos combaten hombreo con hombro", ha dicho.
En una entrevista concedida a la cadena de televisión local Iraqiya TV desde Qayara, en los alrededores de Mosul, Al Abadi ha asegurado a los residentes de esta ciudad que "la gente que está avanzando hacia la localidad ha venido a protegerles".
Así, ha destacado especialmente la coordinación entre las fuerzas iraquíes y los peshmerga --las fuerzas de seguridad de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí--, añadiendo que "es la primera vez en la historia que se da".
Por otra parte, ha pedido a la población de Mosul que no tema a las milicias chiíes que participan en las operaciones en los alrededores de Mosul, tal y como ha recogido la cadena de televisión kurda Rudaw.
"Combaten no por la tierra o por otros intereses, sino para defender a la gente de Mosul. Cuando hayan liberado el territorio iraquí volverán a sus casas, como hicieron en otros lugares", ha indicado.
"Son ciudadanos iraquíes. Se sacrifican", ha defendido. La coalición de milicias Fuerzas de Movilización Popular inició el sábado sus operaciones en el oeste de Mosul para cerrar las rutas de huida a los yihadistas.
Por último, Al Abadi ha reclamado nuevamente a las autoridades turcas que respeten la soberanía del país, agregando que "nadie tiene que hablar en nombre de los iraquíes o interferir en sus asuntos".
Al Abadi anunció el 17 de octubre el inicio de la operación en Mosul. El grupo yihadista controla la ciudad desde verano de 2014 y la ha convertido en la capital iraquí de su proclamado califato.
Con cerca de dos millones de personas antes de que comenzaran los enfrentamientos, la ciudad constituye una zona de vital importancia para los milicianos en Irak. No obstante, el Gobierno teme que el asalto a la urbe provoque un éxodo masivo de civiles.