MADRID, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Irak, Haider al Abadi, ha afirmado este martes que los peshmerga --las fuerzas de seguridad de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí-- deben estar bajo control federal o ver rebajado su tamaño, comprometiéndose a pagar los sueldos de aquellos que queden bajo el paraguas de Bagdad.
"Estoy preparado para pagar a aquellos peshmerga bajo control del Estado federal. Si quieren tener una pequeña fuerza local, que no debe ser tan grande como ahora, deben pagar por ello", ha dicho, en una entrevista concedida al diario británico 'The Independent'.
En la misma ha sostenido que la región semiautónoma no debe convertirse en "un pozo sin fondo" para las arcadas del Gobierno central, recalcando que "todos los pasos fronterizos deben estar bajo control exclusivo del Estado".
En respuesta, Safin Dizayi, portavoz del gobierno del Kurdistán iraquí, ha manifestado que no hay comunicación "oficial" sobre el pago de empleados de la región semiautónoma o de los peshmerga.
"Responderemos oficialmente cuando se declare oficialmente", ha manifestado, tal y como ha recogido la cadena de televisión kurda Rudaw.
Por otra parte, Al Abadi ha indicado que el Gobierno turco ha admitido que "cometió un error" al tratar directamente con Erbil en el pasado, apuntando así a una cooperación mayor entre Ankara y Bagdad.
En otro orden de cosas, ha negado que el jefe de la Fuerza Quds, Qasem Soleiman, haya jugado papel alguno en la ofensiva del Ejército y las milicias chiíes para retomar el control de Kirkuk.
"No tuvo ningún papel militar sobre el terreno en la crisis. Puedo asegurar que no tuvo ningún impacto en lo que pasó en Kirkuk", ha remachado el primer ministro iraquí.
Las declaraciones de Al Abadi han llegado un día antes de que se haga oficial la dimisión del presidente de la región semiautónoma, Masud Barzani, que ha sido aceptada este mismo martes por el Parlamento del Kurdistán iraquí.
Barzani es presidente del Kurdistán desde 2005. Ganó las elecciones de 2009 y su mandato se prorrogó a partir de 2013 en hasta dos ocasiones. Con anterioridad, fue clave en la construcción de las instituciones autónomas kurdas en Irak.
La decisión de Barzani se enmarca en el contexto de la crisis entre Bagdad y Erbil que se agudizó tras el referéndum del 25 de septiembre, en el que un 93 por ciento de los electores, según datos oficiales kurdos, votó por separarse de Irak y proclamar la independencia.
La consulta popular, calificada de ilegal por Bagdad, también se llevó a cabo en áreas en disputa, entre ellas la provincia de Kirkuk, una zona que alberga grandes yacimientos de petróleo. El 16 de octubre, el primer ministro y comandante supremo de las Fuerzas Armadas de Irak, Haider al Abadi, lanzó una operación para recuperar la provincia controlada desde 2014 por los peshmerga.
Ese mismo día los militares iraquíes tomaron el control de Kirkuk y varias instalaciones estratégicas. El Gobierno del Kurdistán iraquí ofreció a Bagdad declarar un alto el fuego y empezar el diálogo y a cambio prometió congelar los resultados del referéndum de autodeterminación.