El primer ministro ha logrado hazañas impensables, como la paz con Eritrea, pero tiene ante sí importantes retos que resolver
MADRID, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
La llegada al poder en Etiopía de Abiy Ahmed ha convulsionado al segundo país en términos de población en el continente y generado una ola de optimismo que ha traspasado fronteras, en particular en una región convulsa como lo es el Cuerno de África. Sin embargo, también se enfrenta a retos importantes que podrían echar por tierra sus esfuerzos de reforma.
Cuando el 2 de abril de 2018 Abiy tomó las riendas del país, tras la dimisión de Hailemariam Desalegn a mediados de febrero después de dos años de protestas protagonizadas principalmente por oromos y amharas, algunos le vieron con suspicacia ya que era un antiguo oficial del Ejército y de los servicios de Inteligencia y era poco conocido por el público en general.
Primer oromo en ocupar la jefatura del Gobierno, Abiy imprimió desde el primer momento un giro a las políticas del Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), integrado por cuatro partidos de corte étnico y que hasta entonces había dirigido el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF) pese a que este grupo étnico es minoritario.
Uno de los pasos más sorprendentes e inesperados fue el acuerdo de paz suscrito con el presidente de Eritrea, Isaias Afewerki, en julio. Los dos países permanecían en pie de guerra desde el conflicto de 1998-2000 pero los dos dirigentes acordaron pasar página y restablecer las relaciones, lo que en la práctica se ha traducido, entre otras cosas, en la reapertura de la frontera y en el restablecimiento de las comunicaciones.
Abiy también ha promovido el acercamiento entre los países de la región, principalmente entre Eritrea y Somalia, además de reforzar los lazos con los países del Golfo, muy interesados en el Cuerno de África en los últimos años, en particular con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
RECONCILIACIÓN INTERNA
En el plano interno, el nuevo primer ministro ha apostado por la reconciliación, así como por el perdón, y por enmendar los errores del pasado. Así, además de purgar a algunos altos cargos a los que hasta entonces se consideraba intocables y de reconocer algunos abusos del pasado, optó por levantar dos meses antes de lo previsto el estado de emergencia.
Pero sin duda, una de sus decisiones de mayor calado ha sido la liberación de miles de presos políticos --algunos de los cuales ya habían comenzado a salir en libertad en los meses anteriores-- y la retirada de grupos de oposición de la lista de organizaciones terroristas, indultando además a miembros de grupos como Ginbot 7, el Frente de Liberación Oromo (OLF) y el Frente Nacional para la Liberación de Ogadén (ONLF), en el caso de estos dos últimos también grupos armados.
Como resultado de ello, algunos de sus líderes han regresado desde el exilio y el Gobierno ha firmado sendos acuerdos de paz primero en agosto con el OLF y luego en octubre con el ONLF. Sin embargo, el hecho de que estos dos acuerdos de paz al igual que el alcanzado con Eritrea no hayan sido desvelados en detalle ha generado cierta suspicacia.
Además, estos cambios no serían obra solo del reformista primer ministro sino que ya habían comenzado bajo la batuta del Hailemariam, según ha asegurado a International Crisis Group (ICG) un alto cargo del EPRDF. "Poco de lo que Abiy ha estado haciendo no había sido discutido previamente dentro del partido. Abiy era la persona adecuada en el momento oportuno para sacar adelante lo que habíamos estado discutiendo durante alrededor de un año", ha explicado esta fuente en un reciente informe publicado por el 'think-tank'.
APUESTA POR LAS MUJERES
Otro de los gestos del primer ministro que ha sido muy aplaudido, tanto dentro como fuera del país, ha sido su apuesta por las mujeres. Así, Etiopía cuenta ahora con su primera presidenta, Sahlework Zewde, quien es la única jefa de Estado del continente, y desde octubre hay un Gobierno paritario en el que las mujeres ocupan carteras como la de Defensa y la de Paz.
Además, también hay una mujer al frente del Tribunal Supremo, Meaza Ashnefi, una destacada defensora de los Derechos Humanos, y como titular de la Junta Nacional Electoral. En este caso, el cargo recayó en la destacada opositora Birtukan Mideksa, antigua juez y fundadora del partido Unidad para la Democracia y la Justicia (UDJ) y que había regresado recientemente del exilio. El principal cometido de Birtukan será la organización de las elecciones de 2020.
Todos estos cambios que han traído un "soplo de aire fresco" a Etiopía, en opinión del ICG, pero también han generado "enormes expectativas" entre los ciudadanos y no pocos retos a los que el primer ministro deberá hacer frente.
CRECIENTE VIOLENCIA INTERÉTNICA
El primero de ellos, y que genera preocupación tanto dentro como fuera del país, es el de la violencia interétnica. "La inseguridad motivada por la creciente animosidad entre los grupos étnicos de Etiopía es el reto más grave al que se enfrenta Abiy", subraya el International Crisis Group.
La violencia intercomunitaria ha ido en aumento y "las milicias étnicas están creciendo en tamaño y alcance", añade el 'think-tank' en su informe. "El sentimiento etno-nacionalista en todo el país va en aumento y los movimientos étnicos están usando de forma creciente una retórica incendiaria sobre otros grupos y presionando a los partidos en la coalición gobernante hacia políticas de más confrontación", advierte.
El resultado de todo ello ha sido que en el país hay en la actualidad 1,8 millones de desplazados internos, con la presión que eso supone para las comunidades de acogida, y que el primer ministro se vea en la tesitura de decidir qué hacer con los líderes regionales, ya que hay quien considera que está favoreciendo a los oromo. Así, según el ICG, los otros grupos temen que "han pasado la página de años de supremacía tigray para que ahora sean los oromo quienes dominen".
La posición adoptada por Abiy, principalmente el hecho de que no se pronuncie sobre el federalismo étnico que impera en el país, ha generado malestar, en particular entre los tigray, y hay quien teme que esta región pueda optar por buscar una mayor autonomía o incluso, llegado el caso, la secesión.
ELECCIONES DE 2020
El otro gran reto que el primer ministro tiene ante sí son las elecciones de 2020. Abiy ha asegurado que quiere unas elecciones "libres y justas", en las que puedan participar todos los partidos, incluidos los surgidos de los antiguos movimientos rebeldes, pero por ahora no está claro que se puedan cumplir los plazos, empezando por la elaboración del nuevo censo, que debía comenzar este mes y ha sido aplazada. También es necesario enmendar la ley electoral, algo que ya está discutiendo la Junta Electoral junto con el EPRDF y la oposición.
Sin embargo, son muchos dentro de las fuerzas de seguridad y en la coalición gobernante los que consideran que en el contexto actual de inseguridad en muchas zonas del país no es posible celebrar los comicios, mientras que desde el entorno de Abiy defienden que aplazarlos podría generar mayor inestabilidad, según ICG.
Por ello, desde el 'think-tank' advierten al primer ministro de que debería trabajar para lograr el mayor consenso político posible si, llegado el caso, hay que aplazar las elecciones y que esta decisión se adopte tras consultas dentro del ERPDF y con todo el espectro político. "A menos que las condiciones de seguridad mejoren dramáticamente, debería empezar tales discusiones pronto", alerta el ICG.
"Las apuestas están altas. Si el experimento triunfa, el resultado podría ofrecer un potente ejemplo a otros. El fracaso tendría grandes implicaciones negativas para una región ya de por sí inestable", remacha el 'think tank' en su informe.