Las mujeres producen al menos el 70 por ciento de los alimentos en países en desarrollo
MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
La lucha contra el hambre a nivel mundial tiene en la mujer a una "aliada" clave, según Acción contra el Hambre (ACH), que ha instado a aprovechar su potencial para acelerar la contención de unas crisis alimentarias que suman en todo el mundo a 113 millones de víctimas, en su mayoría residentes en zonas o contextos de conflicto.
El director de incidencia y relaciones institucionales de la ONG, Manuel Sánchez-Montero, ha recordado con motivo del inminente Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), que 825 millones de personas pasan hambre en el mundo.
De ellas, 113 millones de 53 países atraviesan una situación de crisis alimentaria, dos terceras partes de la cuales viven en 21 países en conflicto. Yemen, República Democrática del Congo y Afganistán encabezan, con 40 millones de personas en total, la lista negra del hambre.
Sánchez-Montero ha propuesto en un encuentro con periodistas que las mujeres asuman un papel protagonista en la resolución de estas crisis, en la medida en que se trata de un enfoque que "es rentable" y "salva vidas", habida cuenta de los datos que están ya sobre la mesa.
Producen entre el 70 y el 80 por ciento de los alimentos en los países en desarrollo y en algunos programas la tasa de viabilidad de las ayudas a iniciativas emprendidas por mujeres oscila "entre el 50 y el 70 por ciento", ha explicado el responsable de ACH.
"Durante los propios conflictos, las mujeres asumen bruscamente el liderazgo del hogar por la muerte o reclutamiento de los hombres", ha dicho Sánchez-Montero, reconociendo que en contextos de desplazamiento o migraciones la situación puede ser también "más o menos similar". Este cambio de roles, ha añadido, "comporta una reestructuración económica y social que a largo plazo podría ser beneficiaria para la equidad de género y la seguridad alimentaria".
HAMBRE Y CONFLICTO
La resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU reconoció en 2018 por primera vez la interrelación entre el hambre y los conflictos, dos dramas que se retroalimentan. "No solamente los conflictos producen hambre; el hambre es uno de los detonantes de los conflictos", ha incidido Sánchez-Montero, quien no obstante ha advertido de que la resolución "es solo un marco político" sobre el que "empezar a hacer cosas".
Entre las peticiones de ACH figura la creación de mecanismos de información que permitan demostrar, por ejemplo, cuando se puede estar utilizando el hambre como "arma de guerra". En este sentido, Sánchez-Montero ha reclamado que se considere un crimen el asedio de poblaciones, la quema de campos de cultivo el bombardeo de pozos y mercados, entre otros casos.
Asimismo, ha alertado de una tendencia al "entorpecimiento" de la ayuda humanitaria, bien sea de forma directa --en 2018 se registraron 310 actos de violencia contra personal humanitario-- o mediante condicionamientos indirectos, como ocurre con el caso de Siria. Sánchez-Montero ha reconocido la dificultad de enviar dinero para financiar los programas a un país bajo objeto de sanciones internacionales.
También ha aumentado la "criminalización" de la ayuda, según la cual se arguyen unas supuestas "complicidades" que "no son ni mucho menos reales". ACH ha sufrido en primera persona este señalamiento en el noreste de Nigeria, donde aún no ha logrado volver a operar después de que el Ejército plantease una "acusación no formal" contra la organización por complicidad con Boko Haram --"algo que por supuesto no es verdad"--.
Este bloqueo afectó a dos millones de personas, según Sánchez-Montero, quien ha recordado que este tipo de sospechas parecen estar haciéndose "más amplias y más universales". Hay "un efecto de aceleración que nos preocupa", ha advertido, con críticas a la labor de las ONG incluso en contextos "donde hasta ahora había cierto pudor" como es el caso europeo.