Refugiados rohingya en Bangladesh
REUTERS / JORGE SILVA
Actualizado: miércoles, 22 noviembre 2017 17:23


SEÚL, 22 Nov. (Reuters/EP) -

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filipo Grandi, ha denunciado este miércoles el trauma que sufren cientos de miles de refugiados musulmanes de la minoría rohingya, lo que ha provocado que estas personas adopten una actitud "muy pasiva" ya que se trata de una crisis sin precedentes que no se ha visto en "mucho, mucho tiempo" y "ha agotado toda su energía".

Grandi ha asegurado que "esta población casi no tiene respuesta. Se encuentra muy pasiva", al describir una visita que realizó a finales de septiembre a campamentos de refugiados rohingya.

En declaraciones a Reuters durante una visita a la capital de Corea del Sur, Seúl, Grandi ha denunciado que a estas personas "no les queda nada" y que esta crisis "ha agotado toda su energía". Según Grandi, la pasividad mostrada por los refugiados es un síntoma del trauma sufrido.

El diplomático italiano ha lamentado que un trauma como este no se ha visto en "mucho, mucho tiempo", aunque ha señalado que esta situación quizás puede asemejarse a la crisis vivida en la década de 1990 en el centro de África. Grandi coordinó las actividades de ayuda humanitaria de la ONU durante la guerra civil de la República Democrática del Congo de 1996 a 1997.

El Alto Comisionado ha subrayado que el avance de los esfuerzos de ayuda humanitaria procedentes de la ONU y de diversas ONG dependerá de la capacidad del Gobierno de Birmania para poner fin a la hostilidad que enfrentan los trabajadores humanitarios en el estado de Rajine.

Las tensiones entre el Gobierno birmano y las agencias humanitarias aumentaron en julio cuando varios trabajadores acusaron al Programa Mundial de Alimentos de ayudar a los milicianos después de encontrar barras energéticas en un campamento que según las autoridades pertenecía al Ejército de Salvación Arakan rohingya.

Desde los ataques del 25 de agosto en el estado de Rajine, el Gobierno vetó a la mayoría de las agencias humanitarias, a excepción de las organizaciones de la Cruz Roja, que trabajan en el norte con actividades restringidas.

Más de 600.000 rohingya han huido desde finales de agosto hacia Bangladesh a causa de la violencia que las fuerzas de seguridad birmanas han ejercido contra ellos en el marco de una crisis que la ONU ha definido como un "ejemplo de manual de limpieza étnica".

La comunidad internacional ha manifestado su indignación ante el prolongado sufrimiento que están viviendo estas personas y las agencias de ayuda humanitaria han destinado millones de dólares para hacer frente a esta crisis.

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