MADRID, 6 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha denunciado la violencia sexual que han sufrido niños y hombres que han tenido que huir de sus hogares en Siria como consecuencia de la guerra, hasta el punto de que la prevalencia de este tipo de casos "puede ser mayor de lo que se creía".
El estudio, que se llevó a cabo principalmente a finales de 2016 en Irak, Líbano y Jordania, concluye que los abusos sexuales y la tortura a la que fueron sometidos niños y hombres sirios "parece ser mucho más común de lo que se pensaba", según un comunicado de la agencia.
Niños de apenas diez años y hombres octogenarios habrían sufrido todo tipo de abusos por parte de grupos armados o incluso de otros refugiados. Las personas homosexuales, bisexuales, transgénero e intersexuales se encuentran en una situación "particularmente vulnerable".
Tarek, un refugiado homosexual, ha contado que en Siria fue torturado "de todas las formas posibles", en celdas donde hasta 80 personas se hacinaban desnudas y sin luz. "Por la noche, nos colgaban de las manos y nos torturaban con descargas eléctricas en los genitales. Entraban en la celda para violarnos, pero estaba oscuro, no podíamos verlos. Todo lo que podíamos oír era que la gente decía: "¡Para! ¡No! ... Pensé que moriríamos", ha recordado.
Otro de los testigos da cuenta del sufrimiento pasado por uno de sus tíos detenido en Siria y que, meses después de su liberación, rompió a llorar ante su familia al reconocer "que no había una sola parte de su cuerpo que no hubiera sufrido abusos con un taladro". Dejó de comer, se volvió alcohólico y murió de una insuficiencia renal.
EXPLOTACIÓN LABORAL Y SEXUAL
ACNUR ha mostrado su preocupación por las altas tasas de trabajo infantil entre los niños refugiados sirios, que alcanza el 94 por ciento en el caso de Jordania, en la medida en que estos menores quedan a merced de abusos sólo por el hecho de tener que conservar a toda costa un trabajo.
Así, el estudio ha constatado casos de niños y de adultos que contaron cómo sus empleadores les retenían el sueldo si no realizaban favores sexuales. También denunciaron haber sufrido chantajes mediante el uso de fotografías sexualmente humillantes y videos captados con teléfonos móviles.
Los abusos se extienden a situaciones que, bajo la catalogación de "acoso escolar" o "bullying", esconden violaciones y otros actos sexuales. Muchos niños abandonan la escuela debido a la intimidación y la violencia --incluida la sexual--, lo que complica más aún el reto de que los menores refugiados puedan acudir a clase.
El Alto Comisionado adjunto de ACNUR para tareas de Protección, Volker Türk, ha advertido de que los testimonios recogidos en el informe son "muy alarmanrtes" y revela que el riesgo de sufrir violencia sexual afecta a mujeres, pero también a hombres.
"Está claro que aquí nos enfrentamos a un círculo vicioso: escasa ayuda disponible, limitado acceso a hombres víctimas de la violencia sexual, servicios inaccesibles y una cultura del silencio. Todo ello refuerza el mito de que este problema es poco común", ha explicado.
ACNUR propone a las agencias humanitarias y otras organizaciones que trabajan con refugiados que cuenten con estrategias preventivas más sólidas, mejores acuerdos de confidencialidad, protección contra represalias, mejor atención para supervivientes de la violencia sexual y una mayor sensibilización entre el personal.