Alerta de que su sufrimiento y los riesgos no acaban una vez se encuentran en suelo europeo
MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Unas 80.800 personas han llegado a Europa por las rutas del Mediterráneo más de una cuarta parte de ellas niños, muchos de los cuales son menores no acompañados, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha hecho un llamamiento a los estados europeos a redoblar esfuerzos para protegerles de los riesgos y penalidades que sufren ya en territorio europeo.
Las llegadas de migrantes y refugiados a Europa han experimentado un descenso en lo que va de 2019 con respecto al mismo periodo de 2018, cuando arribaron 102.700 personas. En concreto, a Grecia han llegado unas 46.100, a España 23.200, y unas 7.600 a Italia. Además, Malta ha recibido a unos 2.700 y Chipre a unos 1.200, según el informe 'Travesías peligrosas' publicado por ACNUR.
Los menores migrantes y refugiados que llegan a Europa no solo han soportado viajes difíciles y peligrosos, sino que también continúan afrontando riesgos y penalidades una vez llegan a Europa, desde alojamientos peligrosos hasta ser registrados erróneamente como adultos o la falta de una atención adecuada, ha resaltado la agencia de la ONU.
"Estos niños y niñas han huido de conflictos, han perdido familiares y han estado fuera de sus hogares durante meses, incluso años, sufriendo abusos terribles a lo largo de sus viajes, pero su sufrimiento no se acaba en la frontera", ha subrayado la directora de la oficina de ACNUR para Europa, Pascale Moreau.
Según ha denunciado la responsable de la agencia de la ONU, "en Europa, es frecuente que se aloje, especialmente a los menores no acompañados, en grandes centros con una supervisión mínima, quedando de nuevo expuestos a abusos, violencia y trastornos psicológicos, además de aumentar el riesgo de que vuelvan a desplazarse o desaparezcan".
Grecia es el país que más menores ha recibido este año, con más de 12.900, incluidos casi 2.100 menores no acompañados y separados, muchos de ellos procedentes de Afganistán, Siria y otros países sumidos en conflictos y violencia.
DENUNCIAS LAS CONDICIONES "SUMAMENTE PREOCUPANTES" EN GRECIA
Según ha denunciado ACNUR, "las condiciones en los centros de recepción en las islas griegas del Egeo, masificados y en condiciones insalubres, son sumamente preocupantes". Las autoridades griegas han anunciado medidas para aliviar esa masificación y también existen ejemplos positivos de la implementación de modelos de buenas prácticas, como la acogida en la comunidad.
Sin embargo, ha lamentado la agencia de la ONU, a finales de septiembre la mayoría de los menores no acompañados en Grecia seguían estando en alojamientos inapropiados. Ante los "grandes riesgos" que plantea esta situación, ACNUR ha instado a los estados europeos a ofrecer plazas de reubicación como gesto de solidaridad y a acelerar los traslados de los menores que reúnen las condiciones para reunirse con familiares.
El informe de ACNUR ha puesto de relieve que aunque se han producido numerosos avances en Europa para mejorar la protección, se debe trabajar más para abordar algunos de los desafíos que siguen afrontando los menores.
En este sentido, plantea una serie de recomendaciones como que se ponga fin de manera urgente a la detención de niños y niñas por motivos migratorios, que designen a tutores formados o profesionales del trabajo social y que garanticen que los menores refugiados y migrantes tengan acceso a la educación.
Por otra parte, denuncia que un a vez en Europa, los menores pueden encontrar problemas a la hora de que se les reconozca como tales, de ahí que ACNUR reclame que se haga uso de métodos holísticos y multidisciplinarios cuando sea preciso realizar evaluaciones de edad.
Si se adoptan las medidas presentadas en el informe, ha defendido ACNUR, "los estados podrán mejorar la protección de los niños y niñas que se desplazan y ayudar a que se garantice el interés superior de los menores, que podrían también contemplar soluciones fuera de Europa".
NUSRA MARDINI, UNA HISTORIA CON FINAL FELIZ
Nusra Mardini es uno de los menores no acompañados que han llegado a Europa en los últimos años. La adolescente siria llegó en agosto 2015 a Grecia junto a su hermana Sara después de empujar la embarcación en la que viajaban junto a otras 18 personas.
"Sara y yo éramos nadadoras experimentadas, pero otras personas que viajaban en la embarcación no lo eran. Nos fuimos turnando en el agua, aligerando el peso del barco y ayudando a orientarlo para hacer frente a las olas e impedir que volcara", cuenta en el prólogo del informe, asegurando que el recuerdo de aquella travesía siempre la acompaña.
"Cada vez que oigo que un grupo se ha ahogado en el mar, vuelvo hasta allí, agarrando con fuerza el cabo de la embarcación, batiendo las piernas desesperadamente en el agua", asegura la joven, que es consciente de que ella tuvo suerte y, no solo logró rehacer su vida en Alemania, sino que pudo hacer realidad su "sueño de competir en los Juegos Olímpicos" de Río de Janeiro.
Pero, lamenta, "hay muchos niños y niñas que siguen haciendo frente a increíbles desafíos y riesgos en su camino hacia Europa y cuando se desplazan por el continente". Según esta Embajadora de Buena Voluntad de ACNUR, "todos debemos aportar nuestro granito de arena para asegurar que reciben la ayuda y el apoyo que necesitan para rehacer con rapidez sus vidas".
Esto significa, añade, garantizar que los menores que llegan a suelo europeo "tengan un alojamiento seguro y no permanezcan detenidos, que sean identificados como niños y puedan acceder a los sistemas concebidos para ayudarlos, que reciban información adecuada sobre las opciones de que disponen, y que desde el punto de llegada, niños y niñas puedan proseguir con su educación de manera ininterrumpida".
"Nadie elige ser refugiado, abandonarlo todo por un futuro incierto. Pero mientras siga habiendo guerras, otras personas como Sara y como yo se verán obligadas a tomar decisiones parecidas", advierte la joven siria.