MADRID 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) ha pedido este viernes ayuda urgente para los 7.800 refugiados y solicitantes de asilo que se encuentran alojados en situación de emergencia tras ser evacuados del incendio que destruyó el mes pasado el Centro de Recepción e Identificación de migrantes de Moria, el mayor campamento de refugiados de Europa, en la isla griega de Lesbos.
Los afectados se encuentran ahora en un refugio de emergencia cercano en Kara Tepe, donde se encuentran expuestos a la llegada del crudo invierno, que podría agudizar sus malas condiciones de vida en un entorno con "vacíos cruciales" en alcantarillado, acceso a agua potable y servicios sanitarios "que hay que resolver sin dilación", según ha hecho saber este viernes la portavoz de ACNUR Shabia Mantoo desde Ginebra.
Además, ACNUR recuerda que las intensas lluvias caídas el 8 de octubre han agravado la situación de los residentes, cuyas carpas se encuentran inundadas, por lo que han tenido incluso que cavar canales de agua y trincheras alrededor de sus tiendas para mantenerse secos, ante la falta de un drenaje adecuado.
La destrucción del centro, el pasado 9 de septiembre, dejó a la intemperie a unos 12.000 hombres, mujeres y niños a salir a la calle. Las autoridades griegas han movilizado rápidamente al Ejército griego y a los socios humanitarios para establecer un refugio de emergencia y las autoridades nacionales y los organismos de ayuda que trabajan en Lesbos han realizado importantes esfuerzos. Sin embargo, las condiciones de vida en el lugar de la emergencia siguen necesitando mejoras urgentes.
ACNUR y otros socios humanitarios han alertado a las autoridades griegas sobre los peligros y riesgos de seguridad en el lugar de la emergencia, lo que requiere su acción inmediata porque, inundaciones al margen, el lugar "no está equipado para brindar la protección necesaria contra los elementos y las bajas temperaturas".
Para ello y a la espera de ayuda adicional del Gobierno griego, ACNUR ha comenzado a distribuir sacos de gravilla y arena para contener las inundaciones y, conforme se endurezca el clima, irá proporcionando kits de aislamiento y láminas de madera contrachapada para carpas familiares.
Sin embargo, ACNUR recuerda que estas medidas no son más que parches a corto plazo, insuficientes para soportar el invierno. "Hemos recalcado a las autoridades que se requieren esfuerzos a gran escala, incluso para garantizar rápidamente un drenaje adecuado en todo el sitio y garantizar mejores soluciones de refugio para las personas más vulnerables y sus familias", según la portavoz.
Asimismo, ACNUR insta a que se tomen medidas inmediatas en todas las islas griegas del Egeo. En Samos, donde casi 4.500 personas continúan viviendo en condiciones inadecuadas y hacinadas, la mayoría duerme en tiendas de campaña de verano o refugios improvisados en el bosque, fuera del centro de recepción destinado a albergar solo a 650 personas.
"El sufrimiento de estas personas puede evitarse mediante preparativos para el invierno y más traslados a un alojamiento adecuado", según Mantoo.
Por último, ACNUR ha expresado su preocupación por los planes anunciados para cerrar las instalaciones en la isla de Lesbos, entre ellos el centro de acogida de Kara Tepe y el espacio "solidario y autoorganizado" conocido como PIKPA, que lleva el voluntario griego Efi Latsoudi, quien ha trabajado incansablemente para ayudar a miles de refugiados que llegan a las costas griegas, proporcionando un refugio seguro para los más vulnerables después de llegar a tierra.
"Hasta que se aseguren soluciones más completas y dignas, ACNUR pide a las autoridades griegas que se aseguren de que existen nuevas iniciativas de este tipo para brindar protección y abordar las necesidades específicas de los refugiados particularmente vulnerables", ha concluido la portavoz.