Los países de la región son punto de partida y de tránsito de cientos de miles de personas, muchas de las cuales están en peligro
MADRID, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -
El representante para América Central, Cuba y México del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), José Samaniego, ha llamado este martes la atención sobre el "drama humanitario" que se está viviendo en el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, de donde huyen cada año miles de personas para salvar sus vidas y por donde transitan otras miles en su viaje hacia Estados Unidos y México, y ha apelado a crear sistemas de protección para quienes están en peligro.
En un acto celebrado en Casa de América, Samaniego ha reconocido que el "drama" en Oriente Próximo, principalmente con la guerra en Siria y la crisis de refugiados en Europa ocasionada en buena medida por esta, "ha eclipsado otras crisis muy importantes y que están generando mucho sufrimiento" como las de que huyen de Honduras, El Salvador y Guatemala entre otros motivos, "también por la violencia".
Actualmente, en el mundo hay más de 65 millones de personas, entre refugiados, desplazados internos, solicitantes de asilo y apátridas, de las que el 12 por ciento se encuentran en América Latina, ha ilustrado el responsable de ACNUR.
Entre ellas, figuran los alrededor de siete millones de desplazados internos en Colombia, los 300.000 apátridas, principalmente haitianos, en el Caribe y los 108.000 refugiados y solicitantes de asilo que hay en América Central. Según Samaniego, las solicitudes de asilo se han duplicado en los dos últimos años, con 55.000 en 2015 y 50.000 en los ocho primeros meses de 2016.
Aunque Estados Unidos sigue siendo el principal país de destino, se ha constatado un aumento en el número de solicitudes en México, pero también en Costa Rica, Belice, Panamá o Nicaragua. Incluso en España, según Samaniego, se ha registrado un aumento con 80 solicitudes de asilo en 2014, 300 en 2015 y 470 en lo que va de año.
Además de países de origen, los países de Centroamérica sirven también de "corredor" para el paso de unos 400.000 refugiados procedentes no solo de estos países sino de otros de América Latina y de otros continentes, ha precisado.
En el caso de los tres países del Triángulo Norte, registran también un elevado número de desplazados internos, si bien no existen cifras oficiales, aunque en el caso de Honduras el Gobierno ha dado un primer paso en este sentido con la creación de la Comisión Nacional para la Protección de las Personas Desplazadas y que ha contabilizado solo en cuatro municipios hasta 104.000 desplazados, ha explicado.
CAUSAS
Las causas que empujan a estas personas a desplazarse dentro de sus países y en otros casos, ante la imposibilidad de encontrar un lugar seguro en ellos, a buscar asilo fuera son múltiples, ha subrayado Samaniego, hasta el punto de que en muchos de los casos confluyen los motivos económicos, con los familiares --el tener a alguien en otro país-- y también la violencia --la pérdida de familiares, las amenazas...--.
El responsable de ACNUR ha incidido en que, aunque el problema de la violencia no es nuevo en Centroamérica, la presencia de las pandillas, las conocidas maras, con entre 32.000 y 60.000 integrantes y unas 600.000 personas asociadas a su actividad, es uno de los principales argumentos de quienes optar por escapar de su país.
En la última década, los tres países del Triángulo Norte registraron 150.000 asesinatos, un 65 por ciento de los cuales fueron obra de las maras, cuyos integrantes además amenazan, extorsionan, reclutan de forma forzosa, violan y trafican con personas, ha explicado.
Buena parte de quienes buscan asilo en los países de la región y en Estados Unidos --niños y adolescentes, mujeres, pequeños comerciantes, periodistas, activistas de Derechos Humanos o miembros de la comunidad LGTB, entre otros--, ven denegada esta opción y son deportados de vuelta a sus países. Según los datos ofrecidos por Samaniego, unas 250.000 personas son deportadas desde México y Estados Unidos cada año, pero en muchos de los casos no deberían serlo por el riesgo que existe para sus vidas si regresan a su país.
RESPUESTA INTEGRAL
¿Qué se puede hacer ante este "drama humano"? Según el responsable de ACNUR, hace falta una "respuesta integral" que tenga en cuenta a todas estas personas y sus distintas circunstancias y sobre todo hace falta "cooperación" tanto a nivel de los países de la región como de otros fuera de ella.
Esto pasa, ha señalado, por "si hay solicitudes de personas que vienen de estos países, considerarlas, porque puede haber motivos para que esas personas no puedan retornar" y también por apoyar "a los países que están viviendo esta situación difícil para mejorar sus mecanismos de protección".
Según Samaniego, es fundamental que los países del Triángulo Norte se doten de marcos nacionales de protección que identifiquen a los desplazados y les ayuden en los casos en que existe riesgo para sus vidas, así como la creación de centros de retorno para quienes son deportados en los que se pueda identificar los casos de mayor riesgo y ofrecerles protección adecuada.
En cuanto a los países de asilo, el responsable de ACNUR ha defendido que deben garantizar el acceso a procedimientos más justos y eficientes que permitan que las personas no tengan que realizar el "peligroso trayecto", optando por "vías alternativas" para los casos de mayor riesgo, así como mejorar las condiciones de recepción, recurriendo a la detención como último recurso.
Todos estas medidas permiten "salvar vidas" pero en último término es fundamental que, además de reconocer el problema del desplazamiento forzoso en sus territorios por parte de los países de origen, se atajen las causas en la raíz. Así pues, "la respuesta no puede ser únicamente humanitaria y tiene que involucrar otros factores, fundamentalmente el de desarrollo", ha afirmado.
"Las medidas de seguridad, si no van acompañadas de una política más coherente en materia de inclusión de las personas, probablemente no harán que cese la violencia" y por ende el desplazamiento, ha subrayado el responsable de ACNUR.
NINGÚN MURO ES BUENO
Samaniego ha defendido que "ningún muro es bueno, ni el de Donald Trump ni ningún otro muro". "El tema migratorio hay que tratarlo a través de negociación, de cooperación y sentido humano no a través de muros", ha recalcado, subrayando que el cierre de fronteras suele tener como consecuencia que "crecen los riesgos para los migrantes y se hace el negocio de los traficantes".
"El ser humano siempre busca mejorar un poco su condición de vida y en el caso de los refugiados salvar su vida" de ahí el que si se cierran fronteras se suelen buscar "rutas más complicadas" que se cobran aún más vidas.
En opinión de Samaniego, la región tiene la "gran oportunidad de consolidar la respuesta de protección a través de mecanismos concretos de cooperación y solidaridad". Asimismo, recordando las recientes palabras del secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha alertado de que si no se coopera existe el riesgo de una "crisis mayor" y de que haya un "gran coste", principalmente humano, para los países de la región, sobre todo los de origen, en las próximas décadas.