MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
Activistas y refugiados de Birmania se han concentrado este lunes en la capital de Reino Unido, Londres, donde la consejera de Estado y ministra de Exteriores birmana, Aung San Suu Kyi, ha recibido las 'Llaves de la Ciudad' --también conocidas como 'la Libertad de la Ciudad'--.
Los participantes en la protesta han criticado que Londres entregue esta distinción, a pesar de los abusos cometidos contra las minorías religiosas y étnicas en Birmania, según ha informado el diario 'The Irrawady'.
La Organización Nacional Kachin, la Organización Británica de Rohingyas de Birmania y la organización Seres Inquietos han estado presentes en la manifestación, a la que se han sumado cerca de medio centenar de manifestantes.
El activista y ex asistente de seguridad de Suu Kyi Ko Aung, que se trasladó hace 20 años a Reino Unido después de cumplir siete años de cárcel como preso político en su país natal, ha expresado su disconformidad con la decisión de entregarle el honor de las 'Llaves de la Ciudad' a Suu Kyi.
"Tiene que mantener su posición moral... La gente está muriendo y está siendo violada", ha criticado Ko Aung, que ha ayudado en la convocatoria de la protesta.
Durante tres horas, los asistentes han pedido la liberación de los presos políticos, así como el fin de todo discurso de odio religioso y de la violencia del Ejército contra diferentes minorías étnicas, entre ellas la kachin, la taang, la rohingya o la shan.
La semana pasada, Suu Kyi negó que el Gobierno birmano ignore las violencia contra la minoría musulmana rohingya en el país y rechazó ante la Unión Europea la posibilidad de una investigación internacional sobre las atrocidades cometidas contra ella.
"No hemos ignorado de ninguna manera las alegaciones de violación, asesinatos o nada. Hemos pedido que estas se lleven ante la justicia y que se juzguen. Estamos dando a todo el mundo la oportunidad de llevar a la gente ante un tribunal y hemos estado intentando determinar qué ocurrió realmente", defendió en una breve comparecencia ante la prensa con la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini, al ser preguntada si condena la violencia contra la minoría musulmana y si apoyará una investigación internacional.
En febrero, un informe de Naciones Unidas acusó a las fuerzas de seguridad birmanas de haber ejecutado de forma masiva y violado en grupo a miles de rohingya durante la operación militar contra los insurgentes, hechos que pueden constituir crímenes contra la Humanidad, según advirtió la organización internacional.
El responsable del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en la localidad bangladeshí de Cox's Bazar, John McKissick, acusó al Gobierno de Birmania de estar cometiendo una "limpieza étnica" contra los musulmanes rohingya que han tenido que huir del convulso estado de Rajine hacia Bangladesh.
Según el departamento de la Comisaría de Repatriación de Refugiados Rohingya (CRRR), cerca de 250.000 rohingya entraron en Bangladesh en 1978 huyendo de la 'Operación Dragón' llevada a cabo por el Gobierno birmano, una operación cuyo objetivo era evaluar la situación de los habitantes en zonas fronterizas y tomar medidas contra los extranjeros que habían entrado de forma ilegal en el país. Esta operación acabó con la expulsión y detención masiva de rohingya, a los que no se consideraban ciudadanos.
Entre 1991 y 1992 la ola fue similar: otros 250.000 musulmanes entraron a Bangladesh a través de las fronteras de Cox's Bazar y Bandarban, donde el Gobierno levantó 21 campamentos temporales para ellos.
La rohingya es una de las minorías más perseguidas del mundo. Desde 1978, los rohingya han ido llegando a Bangladesh en varias oleadas, huyendo de la represión en su Birmania natal.