Todos los relatos ofrecidos hasta ahora construyen un cortafuegos en torno al príncipe heredero de Arabia Saudí
RIAD, 21 (Reuters/EP)
Un agente del Gobierno de Arabia Saudí que ha hablado con Reuters bajo condición de anonimato ha proporcionado este domingo una nueva versión sobre la muerte del periodista Yamal Jashogi en el consulado saudí de Estambul que contradice el relato oficial en puntos clave.
Según esta fuente, el Gobierno saudí ha puesto en marcha un programa para persuadir a los disidentes en el extranjero de que vuelvan a Riad para evitar así que sean reclutados por enemigos del reino árabe. Jahogi, un conocido crítico de las autoridades saudíes que colaboraba con el 'Washington Post', era uno de los objetivos.
Al tratarse de un objetivo importante, ha contado la fuente, el 'número dos' de la Inteligencia saudí, Ahmed al Asiri, reunió a un equipo de 15 personas procedentes de la comunidad de Inteligencia y de las fuerzas de seguridad de Arabia Saudí para que viajaran a Estambul para convencer a Jashogi.
De acuerdo con la fuente, Al Asiri pidió específicamente que entre estas 15 personas estuviera un agente dependiente del asesor principal para la Casa Real, Saud al Qahtani, porque había estado en contacto con Jashogi durante la reciente visita del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, a Londres.
Otra fuente ha confirmado a Al Arabiya que el asociado de Al Qahtani era Maher Mutreb, un coronel de la Inteligencia saudí muy cercano a Bin Salmán. El 'New York Times' le identificó como una de las personas que acompañaron al príncipe heredero en sus viajes a Estados Unidos, Francia y España, gracias a las fotografías realizadas durante las visitas.
El plan inicial, ha contado el agente gubernamental a Reuters, era reunirse con Jashogi con el consulado y convencerle de que regresara a Arabia Saudí. Si oponía resistencia, le trasladarían a una 'casa segura' a las afueras de Estambul por "un tiempo" hasta tener éxito. De no conseguirlo, lo liberarían y pasarían a otro objetivo.
Sin embargo, las cosas no salieron como estaba previsto. Jashogi acudió el 2 de octubre a la oficina consular para tramitar los papeles para poder casarse. Su prometida, Hatice Cengiz, no pudo pasar y se quedó fuera con los dos móviles del periodista e instrucciones de que, si en una hora no tenía noticias suyas, diera aviso a un asesor del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
El equipo saudí interceptó a Jashogi en el interior del consulado para llevar a cabo la maniobra de persuasión, pero el periodista rechazó firmemente la propuesta de los agentes saudíes. "¿Qué estáis haciendo conmigo? ¿Pretendéis secuestrarme?", espetó a Mutreb, tal y como ha relatado dicha fuente a Reuters.
Los agentes amenazaron, efectivamente, con drogarle y secuestrarle. "Sí, te drogaremos y secuestraremos", le contestó Mutreb. Jashogi respondió airado, elevando el tono para que se le pudiera escuchar más allá de la habitación donde le retenían, lo que hizo que los agentes entraran en pánico.
Para evitar que Jashogi les descubriera ante las demás personas del consulado --desde empleados a visitantes-- le ataron el cuello y le taparon la boca. "Intentaban evitar que gritara pero murió", ha revelado la fuente. "La intención no era matarle", pero "si pones a alguien de la edad de Jashogi en esa posición probablemente morirá", ha apostillado.
ILUSIÓN ÓPTICA
El equipo, asustado por la muerte de Jashogi, siempre según la versión de esta fuente gubernamental, ideó un plan para encubrirla.
Enrollaron el cadáver en una alfombra y lo sacaron de las instalaciones con un coche del consulado para entregárselo a un "colaborador local" que se deshizo del cuerpo de Jashogi.
Al mismo tiempo, uno de los agentes, Mustafá Madani, se vistió con la ropa de Jashogi, se puso sus gafas y su reloj --un Apple Watch que ha resultado ser clave en la investigación de las autoridades turcas--, y se fue del consulado por la puerta de atrás para aparentar que el periodista salió con vida.
A continuación, el equipo redactó un informe falso sobre lo sucedido diciendo que habían permitido a Jashogi abandonar el consulado porque había amenazado con implicar a Turquía. Apenas un día después, los 15 agentes volaban rumbo a Riad, una partida temprana que también justificaron en su informe, ha indicado la fuente.
VERSIÓN 1
Esta versión difiere de la que el fiscal general de Arabia Saudí ofreció el sábado en un comunicado difundido por la agencia de noticias oficial SPA.
Según el Ministerio Público, hubo una "discusión" entre Jashogi y los agentes saudíes que "derivó en una pelea a puñetazos que se saldó con su muerte (...) y el intento de encubrir lo que había pasado".
El encubrimiento, sostiene el fiscal general, vino a través de dicho informe. En él indicaron que Jashogi "había abandonado a salvo" el consulado.
Tras las primeras informaciones acerca de la desaparición y probable muerte de Jashogi, las autoridades saudíes iniciaron una investigación, explicó. Ya hay 18 saudíes detenidos cuyas identidades no han trascendido. Las pesquisas continúan, subrayó el fiscal general.
La nota oficial recogida por SPA no explica qué hacían estos 15 agentes saudíes en Turquía ni por qué interceptaron e interpelaron a Jashogi, aunque fuentes citadas por Al Arabiya ya avanzaron el mismo sábado que intentaban que volviera a Riad.
La segunda versión surgida este domingo tampoco explica por qué entre los 15 integrantes de la misión saudí había un forense si el objetivo era solo convencer.
CORTAFUEGOS
En lo que sí coinciden ambas versiones es en que los agentes saudíes habrían actuado por su cuenta, deslindando cualquier responsabilidad de las más altas autoridades del reino, especialmente el príncipe heredero.
Así, SPA anunciaba el sábado el cese de Al Qahtani, hombre de confianza de Bin Salmán y de Al Asiri, al tiempo que expresaba el "profundo pesar" del Gobierno "por los dolorosos acontecimientos que han tenido lugar", haciendo votos por que "todos los responsables rindan cuentas" ante los tribunales del reino.
Por su parte, la fuente consultada por Reuters ha aclarado que "hay una orden permanente para negociar pacíficamente el retorno de los disidentes, lo cual da (a Al Asiri) la autoridad para actuar sin informar a los líderes" políticos.
"Una vez que quedó claro que el informe inicial de la misión era falso, se lanzó una investigación interna y se cortaron los comentarios públicos", ha indicado, confirmando lo dicho por el fiscal general.
INTERVENCIÓN REAL
El caso Jashogi ha dinamitado el capital político que Bin Salmán había conseguido por su impulso a unas reformas políticas, económicas y sociales ampliamente esperadas por la comunidad internacional.
Desde su ascenso en la línea sucesoria, Bin Salmán ha gobernado 'de facto' Arabia Saudí, por lo que gobiernos y otros actores internacionales cuestionan que no estuviera al tanto de la operación Jashogi.
Su padre, el rey Salmán, que hasta ahora había permanecido en segundo plano, ha tenido que intervenir asumiendo personalmente las gestiones relativas al caso Jashogi.
De momento, los países del Golfo --estrechos aliados de Arabia Saudí-- han arropado a Riad ante la tormenta internacional que se le viene encima. Omán, se ha sumado este domingo a sus socios de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Yemen y Egipto, subrayando "la importancia de permitir que la Justicia siga su curso".
En cambio, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha reclamado "una investigación transparente" y ha exigido que haya "rendición de cuentas". Francia y Alemania han considerado incompletas las explicaciones de la Fiscalía saudí y Reino Unido se ha declarado a la expectativa.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que había evitado cargar contra Arabia Saudí --un importante socio en Oriente Próximo-- ha admitido que "no está satisfecho" con las explicaciones de Riad.