Los agricultores cubanos "agonizan" a la espera de las anunciadas reformas

Agricultor cubano
ALEXANDRE MENEGHINI / REUTERS
Actualizado: jueves, 14 abril 2016 15:35


ARTEMISA (CUBA), 14 (Reuters/EP)

Los agricultores de Cuba han denunciado la "agonía" que sufren por la falta de semillas e insumos, que ha dejado baldíos gran parte de los terrenos fértiles, a pesar de las reformas económicas anunciadas por el Gobierno de Raúl Castro para impulsar el sector.

"Todavía es una agonía la granja", ha dicho Martín, un agricultor de 36 años de edad, cuyos intentos por cultivar vegetales se han visto frustrados por el monopolio gubernamental sobre la distribución de semillas, fertilizantes y combustible.

Martín, que cultiva col y acelga cerca de la occidental ciudad de Artemisa, pagó 8.000 pesos (unos 270 euros) por semillas en el mercado negro y ha sufrido pérdidas por los controles de precios restablecidos en enero.

A ello se suma el control sobre la distribución de alimentos. Los agricultores cuentan que esto ha provocado que los tomates y los plátanos se pudran en las plantaciones de Artemisa porque los camiones del Gobierno no llegan a tiempo para recoger la cosecha.

La política del Ejecutivo, sumada a las sucesivas sequías, han vaciado el campo cubano, lo que ha obligado a la nación caribeña a importar el 60 por ciento de los alimentos que consume por un coste anual de 2.000 millones de dólares que salen de las escasas reservas internacionales.

La realidad contrasta con las sonoras promesas de reforma que salieron del último congreso del Partido Comunista Cubano (PCC), celebrado en 2011. La cúpula política adoptó un plan económico basado en estimular el sector privado.

Gracias a esta 'hoja de ruta' económica el Gobierno arrendó terrenos baldíos a los agricultores y se comprometió a dejarles comprar suministros en mercados mayoristas, en lugar de esperar a que el Estado se los diera, así como a distribuirlos directamente.

Sin embargo, sólo una quinta parte de las reformas se han implementado, de acuerdo con el diario oficial 'Granma'. Los mercados mayoristas aún no se han instalado, por lo que es difícil para los granjeros atender la creciente demanda de la nueva clase media y los restaurantes privados.

Martín considera que las reformas agrarias han sido "una farsa". "Dicen que no podemos hacer lo que queramos con nuestro producto porque no hay suficiente comida ¿Por qué no hay suficiente? Porque no hay nada para trabajar. No hay combustible, fertilizantes, pesticidas, ni nada de nada", ha espetado.

El campo cubano ha lastrado así al incipiente sector privado. Un funcionario de nivel medio ha asegurado que sólo 25 de 120 restaurantes estatales de Artemisa que se suponía iban a transformarse en cooperativas han hecho el cambio.

En un intento por frenar las quejas, el Gobierno anunció el martes un plan para que algunas cooperativas y pequeñas empresas, incluyendo restaurantes, puedan acceder a la compra de productos, pero ha excluido a la gran mayoría de pequeños negocios privados, entre ellos, los llamados "paladares".

"Solíamos hacer una buena pizza. Pero tuvimos que ir a La Habana en busca de salsa de tomate, harina y queso (y) cuando llegábamos habían desaparecido los productos (...) Muchas veces se habían terminado. Nos dimos por vencidos (con las pizzas)", lamenta Juan Pérez, dueño de un pequeño café en Guanajay, en la provincia de Artemisa.

NUEVO CONGRESO

La irritación por el ritmo de las reformas de mercado para desmontar una de las últimas economías de estilo soviético en el mundo será uno de los temas prioritarios en la agenda del VII Congreso Partido Comunista de Cuba, que arrancará este sábado y se prolongarán cuatro días.

Los resultados del Congreso probarán la voluntad real del Gobierno a comprometerse con las reformas económicas o si los conservadores han ganado terreno en estos cinco años. Aunque Castro ha criticado a los detractores del cambio, el aumento de los precios y la desigualdad les han dado munición.

La principal baza del Ejecutivo para --en caso de que así lo desee-- relanzar la agenda aperturista es el proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos, que ofrece nuevas oportunidades económicas, sobre todo en el sector turístico.