Las ONG están particularmente preocupadas por el impacto del desastre en los niños
MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las aguas están comenzando a remitir en las zonas de Mozambique que quedaron inundadas a raíz del paso del ciclón 'Idai' por el país hace diez días, en el que ha dejado hasta el momento 446 muertos y 1.500 heridos y donde aún hay personas atrapadas a la espera de ser rescatadas.
"Ahora estamos más organizados, después del caos que hemos tenido, así que estamos repartiendo comida y refugio a más personas hoy", ha comentado a la prensa el ministro de Tierras y Medioambiente, Celso Correia.
Según ha precisado, unas 128.000 personas se encuentran ya en los campos para desplazados que se han instalado en las provincias de Sofala, Manica, Zambezia y Tete, 18.000 más que el domingo. Las comunidades cerca de Nhamatanda, a unos 100 kilómetros al noroeste de Beira, van a recibir ayuda pronto, ha asegurado, según informa Reuters.
El retroceso de las aguas está permitiendo al Gobierno centrarse en la reparación de las carreteras dañadas, en particular las que llevan a Beira. La ciudad portuaria, de unos 500.000 habitantes, ha sido una de las más afectadas por el ciclón, que tocó tierra muy cerca de ella el pasado 14 de marzo.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la electricidad ya ha quedado restablecida en algunas zonas, incluido en hospital, si bien la red eléctrica sigue sin estar operativa, lo que ha provocado una fuerte demanda de combustible para los generadores y largas filas en las gasolineras, ya que los camiones cisterna tienen problemas para llegar hasta Beira.
En esta ciudad también se ha constatado una fuerte subida de los precios de los bienes de primera necesidad, como los alimentos. De acuerdo con las primeras evaluaciones, casi el 80 por ciento de la infraestructura económica de la ciudad, incluidos almacenes y supermercados han quedado destruidos y con ellos los productos que había en ellos. La caja de tomates, que antes del ciclón costaba unos 500 meticales (7 euros), ahora cuesta entre 2.000 y 2.500.
Unas 58.660 viviendas han quedado afectadas, de las que más de 36.700 han resultado totalmente destruidas. En el caso de Beira, casi dos tercios de las viviendas de la ciudad han sufrido daños en los tejados y el tercio restante ha sufrido fallos estructurales, de acuerdo con las primeras evaluaciones.
PREOCUPACIÓN POR EL RIESGO DE CÓLERA
Una de las principales preocupaciones sigue siendo la falta de agua potable ya que, según el Gobierno, hay crecientes informaciones de casos de diarrea aguda acuosa en Beira así como de un aumento en los casos de malaria en Manica, otra de las provincias más afectadas, sin que por ahora haya cifras exactas.
Sebastian Rhodes Stampa, de la OCHA, ha reconocido que los casos de diarrea están aumentando y que se está alerta para detectar cualquier posible brote de cólera. "Es un asesino", ha subrayado, según Reuters, citando esta enfermedad como una de las principales preocupaciones junto con la posibilidad de nuevas inundaciones, si bien parece que los pronósticos meteorológicos son buenos.
"Tras un desastre de esta magnitud, la rapidez, calidad y escala de nuestra respuesta es crítica para detener el riesgo de brotes de enfermedades relacionadas con el agua como el cólera", ha subrayado el secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Elhadj As Sy.
"A medida que las aguas retroceden, cientos de miles de personas todavía carecen de agua, cobijo y atención sanitaria. Ahora vemos aún con más claridad las consecuencias de este desastre", ha señalado durante un briefing en Ginebra. La FICR ha enviado una unidad de respuesta de emergencia que ofrecerá saneamiento a 20.000 personas y está prevista también la llegada de dos hospitales de campaña.
PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN
Uno de los obstáculos con los que se están topando la ONU y las ONG en su respuesta ante este desastre es el de la comunicación, ya que el servicio de telecomunicaciones se vio gravemente dañado. Por ello, las organizaciones humanitarias han acudido a Radio Mozambique para hacer llegar sus mensajes, entre otros sobre dónde encontrar ayuda y qué hacer en caso de emergencia.
Además, según la OCHA, también se están emitiendo mensajes sobre prevención de explotación y abusos sexuales y se ha pedido a las comunidades que denuncien ante la Policía cualquier demanda de pagos o favores, incluidos los de naturaleza sexual, a cambio de ayuda humanitaria, recalcando que esta debe ser gratuita.
Desde la ONG Translators Without Borders (TWB, traductores sin fronteras), se ha alertado de que es fundamental que la población afectada reciba la información de forma rápida y en una lengua que comprenda, habida cuenta de que en Mozambique se hablan 40 lenguas pero solo la mitad de la población habla portugués, con niveles más bajos en las zonas rurales y entre las mujeres.
Además, se están difundiendo mensajes para refutar los rumores falsos que están circulando de que llegará próximamente un nuevo ciclón a Buzi, una de las zonas más golpeadas por 'Idai'.
LA SEGURIDAD DE LOS NIÑOS AFECTADOS, PRIORITARIA
Entre las ONG que trabajan con niños, existe una particular preocupación por el impacto que este desastre tendrá sobre los más pequeños. "La seguridad y el bienestar de los niños rescatados es nuestra principal prioridad", asegura desde Beira Joseph Kamara, director de emergencias de World Vision para la región.
"Estamos trabajando a contrarreloj para establecer espacios seguros para los niños que hemos traído a tierra firme", precisa. Según Kamara, algunos niños habrían muerto en el hospital debido a los cortes de electricidad y "un número aún desconocido de niños se perdió de su familia durante el ciclón y el caos que le siguió".
"Si no actuamos rápido, los niños supervivientes, especialmente vulnerables a este desastre, podrían ser víctimas de la violencia sexual, la trata y el matrimonio prematuro", previene.
"Estamos profundamente preocupados por muchos niños y familias que ya vivían en situaciones precarias y que ahora han visto cómo desaparecen sus hogares, sus medios de subsistencia y sus esperanzas", coincide la directora de Aldeas Infantiles SOS Internacional para África Oriental y Meridional, Senait Bayessa.
"Los niños también son extremadamente vulnerables a la malaria y las enfermedades transmitidas por el agua. En algunas de las zonas más afectadas, las familias tienen una necesidad urgente de agua y saneamiento, alimentos y refugio", destaca.
Además, añade, "las inundaciones han destruido cultivos y huertos familiares, lo que afecta a la capacidad de estas familias para recuperarse de la tragedia". "En los próximos meses, debemos trabajar para aumentar la sostenibilidad de las comunidades en situación de vulnerabilidad, con el objetivo de minimizar el impacto de futuros desastres en los niños y sus familias", reclama.