MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) ha acusado este jueves al Ejército sirio de usar bombas de racimo en sus ataques contra la región de Ghuta Oriental, ubicada en los alrededores de Damasco y controlada por los rebeldes, acusando a Damasco de cometer crímenes de guerra "a una escala épica".
En su último informe, la ONG ha recalcado que las tropas gubernamentales han usado bombas de racimo de fabricación soviética "para llevar a cabo ataques indiscriminados y director contra civiles" en la región, matando al menos a diez civiles "y llevando la crisis humanitaria en el área a un punto álgido".
"Usando su estrategia habitual y brutal de cercar y bombardear a los civiles, utilizada anteriormente con un efecto devastador en Alepo, Daraya y otros bastiones de los rebeldes, la población está siendo forzada a rendirse o morir de hambre", ha denunciado el director del programa de AI para Oriente Próximo y el Norte de África, Philip Luther.
"Ante el empeoramiento de la epidemia de malnutrición, las fuerzas sirias deben poner fin inmediatamente a su cerco ilegal sobre Ghuta Oriental y permitir el acceso sin restricciones a las organizaciones humanitarias antes de que esta catastrófica situación causa más víctimas civiles", ha afirmado.
La organización ha entrevistado a cinco personas residentes en la región, entre ellas activistas y médicos, que han descrito el deterioro de la situación a causa de la ofensiva del Ejército desde el 14 de noviembre.
Las fuerzas gubernamentales afirmaron el martes que aceptaban un alto el fuego en la zona, si bien los ataques de artillería continuaron a menor escala durante la jornada del jueves, matando a un civil.
"Vi claramente caer paracaídas adheridos a pequeñas bombas, y diez segundos después sonaron varias explosiones", ha dicho Mustafá, miembro de los equipos de defensa civil.
Fotografías compartidas por activistas de la región y verificadas por un experto en armas de AI muestran los restos de bombas de racimo usadas en los ataques de los últimos días.
En las imágenes aparecen las municiones de racimo 3O8 de 240 milímetros , que contienen diez submuniciones y que, según el Monitor de Minas y Municiones de Racimo, comenzaron a aparecer en Siria después de que Rusia iniciara su campaña militar en el país en septiembre de 2015.
"El Gobierno sirio ha mostrado un cruel desprecio por la vida de cientos de miles de personas que viven en Ghuta oriental desde que comenzó su asedio a la zona a finales de 2012", ha manifestado Luther.
"Sin embargo, esta reciente escalada de los ataques, dirigida claramente contra personas e infraestructuras civiles usando municiones de racimo prohibidas internacionalmente, es atroz", ha agregado.
"Hay unos 400.000 civiles que luchan por sobrevivir bajo bombardeos diarios, a menudo un bombardeo cada hora, sin acceso a alimentos ni a atención médica", ha alertado.
La ONG ha indicado que los activistas consultados han afirmado que el Ejército ha atacado zonas residenciales con cohetes de fabricación casera y poco precisos, entre ellos los llamados 'cohetes elefante' por el ruido que hacen al lanzarse.
ATAQUE CONTRA EL BARRIO DE AL QUAUTLI
Mustafá ha señalado en declaraciones a AI que en el ataque del 19 de noviembre contra el barrio de Al Quautli, cerca de la Gran Mezquita de Duma, fue empleada este tipo de munición.
"Fui al lugar del ataque y vi a personas heridas tendidas en el suelo: mujeres, niños, niñas y hombres. Varias murieron después a causa de sus heridas", ha dicho.
AI ha apuntado que analizó cuatro vídeos de supuestas explosiones provocadas por bombas de racimo en la zona, verificando que los paracaídas usados para transportar las submuniciones coincidían con las 3O8 de 240 milímetros.
Por su parte, el activista Muhamad ha señalado que en el ataque fueron alcanzados edificios residenciales. "Los misiles alcanzaron dos edificios residenciales alrededor de un mercado, que normalmente está muy concurrido, con comercios y niños jugando", ha dicho
"En el lugar del ataque vi al servicio de defensa civil retirando el cadáver de una niña de unos seis años. Se llamaba Ghina. Su familia sobrevivió, pero ella no. Estaba en uno de los edificios que resultaron alcanzados. Por fortuna, el avión no alcanzó el mercado, porque si no habría habido más muertes", ha remachado.
LA CRISIS HUMANITARIA EN GHUTA
La crisis humanitaria en la zona ha aumentado desde que el Ejército capturara en febrero las zonas de Al Qabun y Barze, fronterizas con Harasta, en Ghuta Oriental, y que contaban con túneles de contrabando. El cerco se estrechó el 3 de octubre con la toma de Al Wafidín, único punto de Duma que quedaba.
A través de estos túneles llegaba comida, agua y materiales médicos, y su cierra ha provocado un aumento del precio de los alimentos, así como falta de material en los centros médicos.
"Quienes no están aquí piensan que exageramos, pero no lo hacemos. Apenas tenemos comida. Mi esposa y yo tuvimos que reducir a la mitad la cantidad de alimentos que comemos. Con los precios actuales, cuatro veces más altos que antes, es imposible comprar comida", ha dicho Muhamad.
Según el informe sobre seguridad alimentaria publicado el 22 de noviembre por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a mediados de noviembre de 2017 un paquete de 700 gramos de pan era 85 veces más caro en Ghuta oriental que en Damasco, a tan sólo 15 kilómetros de distancia.
"Los hospitales dependen ahora de los convoyes de ayuda humanitaria, a los que rara vez se les permite la entrada. El último convoy de ayuda humanitaria que entró en Kaferbatna (un barrio de Ghuta oriental) lo hizo hace un mes (en octubre). Apenas llevaba suministros médicos", ha manifestado Hoda, un médico que trabaja en uno de los hospitales de campo en Ghuta Oriental.
"Necesitamos combustible, anestésicos, oxígeno, antibióticos (...) Nos estamos quedando sin estos materiales", ha señalado, agregando que "los niños y niñas son los que más sufren".
Así, ha apuntado que "hay muchos casos de desnutrición". "Necesitan alimentos que les aporten energía y refuercen su sistema inmunológico, pero sus familias no pueden permitirse comprarles comida, así que terminan comiendo cebada, que es asequible, una vez al día. Así son las cosas", ha puntualizado
"No tenemos casos de muertes infantiles por desnutrición, pero todos los niños y niñas que me llegan son esqueletos: huesos y piel. Vi a un bebé de 10 meses que pesaba 800 gramos. Todos los niños, sin excepción, están por debajo de su peso", ha lamentado.
Por ello, Luther ha resaltado que "Rusia, como parte en este conflicto, tiene una responsabilidad especial de garantizar que su aliado, el gobierno sirio, pone fin a este asedio ilegal y deja de cometer crímenes de guerra".
"Otros estados deben utilizar su influencia para presionar a Siria con el fin de que permita la llegada sin trabas de ayuda humanitaria imparcial a la población civil sitiada en Ghuta oriental y en otros lugares de Siria", remachado.