MADRID, 24 Ago. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado este lunes que la Policía de Burundi hizo un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza durante las manifestaciones que comenzaron el pasado mes de abril y que se prolongaron durante semanas y empleó entre otras cosas barras de hierro y ácido para producir quemaduras con el fin de obtener "confesiones" y silenciar la disidencia.
En el informe 'Solo dime que confesar: Tortura y malos tratos por la Policía y el servicio de Inteligencia de Burundi desde abril de 2015', la organización documenta "espeluznantes testimonios" de víctimas de tortura y otros malos tratos a manos de las fuerzas de seguridad.
"Los testimonios que hemos recibido son tan terribles como preocupantes, pues la tortura y otros malos tratos están prohibidos por la Constitución de Burundi y por tratados internacionales y regionales en los que Burundi es Estado parte", ha señalado Sarah Jackson, directora adjunta del Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos en un comunicado.
"Es preciso poner fin a tales prácticas con urgencia, y todo presunto autor de delitos de Derecho Internacional, como la tortura, debe ser suspendido de impedido de su cargo mientras se lleva a cabo una investigación exhaustiva, independiente e imparcial para iniciar su procesamiento", ha añadido.
Según los testimonios recabados por la ONG, tanto el Servicio Nacional de Inteligencia (SNR) como la Policía Nacional (PNB) son responsables de actos de tortura y otros malos tratos cometidos contra personas detenidas desde abril de 2015 por su presunta participación en manifestaciones contra las pretensiones de reelección por tercera vez del presidente Pierre Nkurunziza, así como contra un activista de los Derechos Humanos y un periodista.
Los casos documentados de tortura y otros malos tratos se produjeron en uno de los centros del SNR y en un centro de detención no oficial de la Policía, llamado Chez Ndadaye, según Amnistía. La Policía golpeaba a los detenidos con cables eléctricos y porras, mientras que el SNR utilizaba barras de hierro, así como la técnica de sumergir a la persona la cabeza en agua sucia, precisa la ONG.
La organización encontró también ejemplos de confesiones forzadas. Un hombre detenido y torturado por el SNR en junio contó que le dijeron "si no confiesas, te matamos" a lo que respondió: "¿Cómo voy a confesar si no sé nada? Tendrán que decirme qué confesar".
SIN ACCESO A ABOGADOS
En los casos que Amnistía Internacional ha documentado, los detenidos no tuvieron acceso a abogados ni a sus familias durante su reclusión en el centro de la SNR. Hasta la fecha no parece haberse abierto ninguna investigación sobre estos casos de abusos o tortura.
"El Gobierno burundés debe tomar medidas urgentes para garantizar la rendición de cuentas y reparaciones por los actos de tortura y otros malos tratos infligidos por agentes de las fuerzas de seguridad e impedir nuevas violaciones de Derechos Humanos", ha reclamado Sarah Jackson.
"La comunidad internacional debe instar al Gobierno a que cumpla sus compromisos regionales e internacionales de Derechos Humanos, y se debe permitir el acceso de observadores de Derechos Humanos de la Unión Europa, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y el relator especial de la ONU sobre la cuestión de la tortura para que investiguen las denuncias", ha añadido.