Denuncia el continuo uso de centros de reeducación como castigo
MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional (AI) ha pedido como "deseo para el Año Nuevo chino" el fin de la tortura y del arresto domiciliario ilegal, al tiempo que ha denunciado el continuo uso de los llamados "centros de reeducación", al que el Gobierno de Xi Jinping renunció públicamente.
La ONG ha aprovechado la llegada del Año Nuevo en el gigante asiático, que será el de la cabra, para recordar las graves violaciones de Derechos Humanos que tienen lugar en China, a pesar de las anunciadas reformas del Gobierno.
"La Ley de Procedimiento Criminal, que entró en vigor en enero de 2013, prohíbe de forma general obtener evidencia bajo tortura, pero la tortura sigue siendo una práctica habitual y las personas que lo han denunciado han sido castigadas", ha denunciado.
Amnistía Internacional ha denunciado que "la tortura y otros malos tratos son endémicos en lugares de detención secretos donde la Policía retiene a personas acusadas de 'atentar contra la seguridad del Estado' o 'terrorismo'".
A este respecto ha señalado que "la autorización legal para que la Policía mantenga detenidas personas sospechosas hasta seis meses, sin comunicarlo a la familia, supone la legalización 'de facto' de la desaparición forzada".
"Amnistía Internacional sigue recibiendo informes de muertes bajo custodia, algunas de ellas causadas por la tortura, en diferentes instituciones del Estado, incluidas las cárceles y centros de detención de la Policía", ha indicado.
En concreto, "varias personas que han estado detenidas en campos de reeducación por el trabajo han contado que las golpeaban brutalmente, a veces con porras eléctricas, las privaban de alimentos, las sometían a simulacros de ahogamiento y las inyectaban sustancias desconocidas, entre otras técnicas de tortura".
CENTROS DE REEDUCACIÓN
La organización humanitaria también ha denunciado que, aunque el Gobierno chino suprimió la reclusión en campos de reeducación como pena, "se estima que cientos de miles de personas han sido internadas" en ellos, "algunas de las cuales presentan graves problemas de salud debido a las torturas".
"La reeducación por el trabajo se viene utilizando desde mediados de la década de 1950 en China como forma de detención administrativa que se impone sin cargos, juicio, ni revisión judicial, y que puede llegar hasta los cuatro años de trabajos forzados", ha explicado.
Amnistía Internacional ha comprobado que, "a la vez que se cierran los campos de reeducación por el trabajo, las autoridades chinas están haciendo cada vez más uso de los centros de rehabilitación de drogodependientes".
Además, ha apuntado que "la Policía también esta enviando a personas a centros extraoficiales de detención ('cárceles negras') o 'clases de educación jurídica', también llamados 'centros de lavado de cerebro', donde se coacciona a menudo mediante tortura".
"La decisión de enviar a una persona a un centro de reeducación o procesarla en los tribunales la toma la Policía, que valora de forma subjetiva y no controlada si el acto es una 'conducta ilegal', susceptible de ser castigada con reeducación por el trabajo, o un 'delito', susceptible de ser juzgado en los tribunales", ha explicado.
La ONG ha advertido de que "la falta de precisión con la que se definen los tipos de conducta que pueden ser castigadas con reeducación permite a la Policía detener arbitrariamente a personas que ejercen pacíficamente sus Derechos Humanos o a practicantes de Falug Gong".
ARRESTO DOMICILIARIO
AI ha aprovechado asimismo para llamar la atención sobre los arrestos domiciliarios ilegales, también impuestos por la Policía, que supone la prohibición de salir a la calle e incluso de todas las comunicaciones, lo que lleva al aislamiento de la persona "sin haber sido juzgada".
"Este es el caso de Liu Xia, que lleva en arresto domiciliario ilegal desde que concedieron a su marido, Liu Xiaobo, el premio Nobel de la Paz en 2010", ha recordado, denunciando que "su estado de salud ha empeorado como consecuencia" de ello.
Liu contó su caso en una carta enviada al presidente chino el 12 de junio de 2013. "He perdido todas mis libertades personales y permanezco en arresto domiciliario desde 2010. Nadie me ha dicho las razones de mi detención. Lo he pensado una y otra vez. Quizás en este país es un crimen que sea la esposa de Liu Xiaobo", dijo.