BERLÍN, 28 Jun. (Reuters/EP) -
La violencia de extrema derecha en Alemania ha aumentado en más de un 42 por ciento a lo largo de 2015, según ha mostrado un informe realizado por la agencia de Inteligencia alemana que además ha pedido medidas concretas para evitar el auge de lo que ha llamado "estructuras terroristas de extrema derecha".
En el informe se ha asegurado que los actos violentos llevados a cabo por la extrema derecha han aumentado a 1.408 en 2015 con respecto a los 990 que se registraron en 2014. Entre los incidentes se han registrado ataques contra la prensa, políticos e incluso varios intentos de asesinato.
El incremento también coincide con el más de un millón de refugiados que ha acogido el país y en el informe se recogen los 75 ataques llevados a cabo contra los centros de refugiados que contrastan con los 9 que se cometieron en 2014.
Se estima que de todos los simpatizantes de extrema derecha en Alemania, alrededor de la mitad, unos 11.800, son de carácter violento. "La investigación dirigida al desarrollo de los grupos terroristas muestra que hay un posible incremento de estructuras terroristas de extrema derecha en Alemania y es necesario que el Gobierno actúe al respecto", se ha declarado en un comunicado que ha acompañado al informe.
El ministro de Interior, Thomas de Maiziere, ha alertado de que en Alemania están incrementando los apoyos tanto a la extrema derecha como la extrema izquierda y que también está aumentando la disposición de ambos a usar la violencia. Por otro lado, también ha asegurado que "es preocupante que el rechazo a la inmigración es algo que está calando en la sociedad".
En el informe se ha esclarecido que los actos violentos contra los inmigrantes normalmente no son orquestados de forma sistemática pero que muchos de los ataques mostraban cierta preparación y organización. Hace poco, las autoridades desmantelaron un grupo de extrema derecha conocido como 'Vieja Escuela Social' y hay preocupaciones de que existan grupos similares.
El que Alemania acogiera a más de un millón de inmigrantes, en su mayoría musulmanes que escapan de los conflictos en países como Siria e Irak, ha añadido presión sobre los servicios públicos y ha hecho que crezca el miedo a las tensiones étnicas y religiosas.