El juicio al paramilitar Bai Lowe rescata del olvido los crímenes de los escuadrones de la muerte del expresidente Jamé durante los 90
MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -
La ciudad alemana de Celle se convierte este próximo lunes en el escenario de un juicio histórico contra las atrocidades perpetradas durante los 90 por los llamados 'jungleros', los escuadrones de la muerte creados por el entonces presidente de Gambia Yahya Jamé, en lo que ONG como Human Rights Watch o Reporteros sin Fronteras describen como un extraordinario avance de la justicia universal y la revelación internacional por fin de uno de los reinados de terror más olvidados de la historia reciente del continente africano.
Bai Lowe, de 46 años de edad, fue detenido en marzo del año pasado en Hanover y está acusado de crímenes contra la Humanidad por participar en los asesinatos del periodista Deyda Hydara, el opositor Dawda Nyassi y el intento de asesinato del abogado Ousman Sillah. Lowe trabajaba como conductor de las patrullas de los 'jungleros' desde 2003, el año en que comenzaron sus actividades, hasta 2006. El grupo permanecería activo hasta 2016, el año que Jamé perdió las elecciones y tuvo que huir del país ante la presión popular tras negarse a abandonar el cargo.
Desde entonces, la Comisión para la Verdad, la Reconciliación e Indemnizaciones de Gambia ha ido revelando el espectro de atrocidades cometidos por este escuadrón, acusado de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, violaciones y otros abusos sexuales, y de protagonizar episodios tan cruentos como los asesinatos de medio centenar de migrantes confundidos con supuestos golpistas en 2005; la expresión sobre el terreno del carácter siniestro y paranoico de Jamé, conocido por pedir la decapitación de homosexuales, perseguir mujeres tras acusarlas de "brujería", anunciar pócimas herbales para curar el sida y jurar que permanecería en el poder "durante mil millones de años si Dios lo permite".
Prueba de ello es el testimonio de algunos de los antiguos integrantes de estos escuadrones, como Malick Jatta, acusado de ser el autor material del asesinato del periodista Hydara y de ejecutar a los 55 migrantes centroafricanos --algunos de los cuales asfixiados con bolsas de plástico o descuartizados a machetazos--.
En su comparecencia ante la comisión gambiana en 2019, Jatta aseguró que participó en estos crímenes por orden del presidente y mandato divino. "Dios me lo ordenó. Él tiene un propósito que ni ustedes ni yo comprendemos. Todo lo que hacemos procede de Sus decretos. No soy una mala persona", declaró, en comentarios recogidos por 'The Guardian'.
La comisión decidió poner en libertad a Jatta y a otros dos acusados (Omar Jallow y Amadou Badjie) en medio de las fuertes protestas de la población. El organismo justificó su decisión en la cooperación demostrada por los exparamilitares a la hora de acusar formalmente al expresidente Jamé, que vive desde hace cuatro años exiliado en Guinea Ecuatorial.
El caso contra Bai Lowe no es el primero que tiene lugar en el extranjero contra uno de estos 'jungleros', pero sí es el de mayor envergadura. Otro proceso abierto en Estados Unidos contra el paramilitar Michael Correa solo le imputa el delito de tortura --aunque la comisión gambiana le achaca varios asesinatos--, y es el primero amparado en la jurisdicción universal que Alemania reconoce sobre ciertos delitos graves según el derecho internacional, lo que permite su investigación y enjuiciamiento sin importar dónde se hayan cometido y sin importar la nacionalidad de los sospechosos o las víctimas.
El juicio contra Lowe ante el Tribunal Regional Superior de Celle se prolongará al menos hasta principios de 2023 y, si es declarado culpable, podría enfrentarse a cadena perpetua. Como nota particular, en el proceso participa como demandante el hijo de Hydara, Baba, quien espera que la justicia "prevalezca" y que las familias de las víctimas de los 'jungleros' puedan "obtener algún consuelo de este proceso", según declaraciones recogidas por Reporteros sin Fronteras.
Su padre, corresponsal de AFP y editor del periódico gambiano 'Le Point', recibió un disparo mortal la noche del 16 de diciembre de 2004 cuando se encontraba en su automóvil con dos personas que trabajaban para el periódico. Lowe conducía presuntamente el vehículo que en el que viajaban sus compañeros paramilitares que cometieron el crimen.