Berlín condena enérgicamente su muerte y convoca también al embajador iraní
MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Alemania ha llamado a consultas este martes a su embajador en Teherán, Markus Potzel, en señal de protesta por la ejecución del disidente germano-iraní Jamshid Sharmahd, al que las autoridades de Irán acusaban de haber participado en varios atentados terroristas en el país.
El Ministerio de Exteriores alemán ha condenado así "de la forma más contundente" esta ejecución y ha dicho reservarse el derecho a "tomar medidas adicionales" en caso de que sea necesario. Además, ha anunciado que también ha convocado al embajador de Irán en el país, Mahmud Farazandé.
Por su parte, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, ha recordado que Sharmahd fue "secuestrado en Dubái y trasladado a la fuerza a Irán, donde ha permanecido encarcelado durante años sin que se celebrara un juicio justo en su contra hasta que ha sido asesinado".
"Lo peor que podría pasar ha sucedido, y quiero ofrecer a su familia mi más profundo pesar por esta pérdida tan terrible", ha manifestado antes de recordar que la Embajada de Alemania en Teherán ha estado trabajando a diario en este caso. "Enviamos a un alto cargo del Ministerio a Teherán en varias ocasiones por este asunto. Hemos dejado siempre bien claro que la ejecución acarrearía graves consecuencias", ha afirmado en un comunicado.
En este sentido, ha alertado de que la ejecución muestra que el poder en Irán recae sobre un "régimen inhumano que castiga a la gente, a su población y a los ciudadanos extranjeros, a los que aboca a la muerte". "Esto muestra que nadie está seguro en Irán incluso bajo el nuevo Gobierno", ha zanjado.
Sin embargo, las autoridades iraníes insisten en que la ejecución responde a que Sharmahd era el líder del grupo Tondar, considerado una organización terrorista en el país y al que el Gobierno acusa de estar detrás de varios atentados que habrían sido ordenados desde el exterior.
El grupo, con sede en Estados Unidos, busca restaurar la monarquía derrocada en la Revolución Islámica de 1979. Las autoridades iraníes le achacan la autoría de una veintena de ataques, de los cuales cinco habrían tenido éxito.