Unos dos millones de personas necesitan urgentemente asistencia humanitaria y están sin agua ni electricidad
MADRID, 21 Ago. (EDIZIONES) -
La foto del pequeño Omran Daqneesh, ha vuelto a poner el foco de atención sobre Alepo, la segunda ciudad de Siria y cuyo control comparten las fuerzas rebeldes y el régimen de Bashar al Assad. Cinco años de enfrentamientos la ha convertido, en palabras del presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, en "uno de los conflictos urbanos más devastadores de nuestro tiempo".
"Nadie está a salvo, ningún lugar es seguro. Los bombardeos son permanentes; escuelas, hospitales, casas están en la línea del fuego. Los habitantes viven atemorizados. Los niños están traumatizados. El sufrimiento es inmenso. Por cuatro años, la población de Alepo ha sufrido los estragos de una guerra brutal, y la situación no deja de empeorar", alertó recientemente, después de una nueva intensificación de los combates.
"El costo humano de los enfrentamientos en Alepo es demasiado alto", denunció, incidiendo en que "además de la amenaza directa que representan los enfrentamientos, la falta de servicios esenciales, como los de agua y electricidad, conlleva un riesgo inmediato y dramático para cerca de dos millones de personas, que tienen crecientes dificultades para acceder a la atención médica".
Según los últimos datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), hasta dos millones de personas necesitan urgentemente ayuda humanitaria en toda la ciudad, incluidos alimentos, cobijo, servicios sanitarios y agua.
De este total, entre 1,2 millones y 1,5 millones se encuentran en el oeste de la ciudad, controlado por el Gobierno, mientras que entre 250.000 y 275.000 están atrapadas en el este, tras el cierre en julio de la carretera del Castillo, la última ruta de acceso a la zona bajo control rebelde.
Tras el cierre de la citada carretera, el acceso a Alepo es limitado, aunque se ha establecido una nueva ruta alternativa a través de la cual se ha conseguido hacer llegar ayuda y combustible recientemente. Sin embargo, según la OCHA, es una ruta muy insegura por ahora. En cuanto al acceso a la zona bajo control gubernamental, se está usando una ruta alternativa que evita pasar por el este.
DOS MILLONES SIN ACCESO A AGUA Y ELECTRICIDAD
Actualmente, según la OCHA, hasta dos millones de personas están sin electricidad o acceso a agua potable pública. Además, según ha indicado Médicos Sin Fronteras (MSF), cientos de miles de personas, entre ellas un tercio de niños, en el este de la ciudad están recurriendo a agua potencialmente contanimada de pozos.
Por ello, la reparación de la estación de bombeo de agua de Bab Alnayrab, que sirve a unos 300.000 civiles, junto con la reparación de la red eléctrica de Al Ramousah son "críticas", sin embargo a esta última instalación solo se puede llegar cuando no hay combates. De ser reparada, según UNICEF, se podría reanudar el servicio eléctrico y el acceso al agua para más de dos millones de civiles.
Por otra parte, las reservas de alimentos se están agotando y muchos productos no están disponibles o han visto como sus precios se multiplicaban, de acuerdo con el último informe de la situación en Alepo publicado por OCHA el 19 de agosto.
ACCESO A ATENCIÓN SANITARIA
A esto se suma que el acceso a la atención sanitaria es limitado y que los ataques contra hospitales y clínicas han continuado sin cesar, dañando seriamente el sistema de salud. Así, solo siete hospitales en el este de la ciudad y once de los doce en el oeste siguen estando plena o parcialmente operativos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la parte bajo control gubernamental, también están operativos 23 de los 50 centros de salud.
El acceso inadecuado a atención sanitaria ha incrementado el riesgo de malnutrición aguda, sarampión y otras enfermedades de la infancia prevenibles, mientras que la falta de acceso también dificulta que los menores puedan recibir las vacunas que les corresponde.
DESTRUCCIÓN POR ARMAS EXPLOSIVAS
El nivel de destrucción que se esta registrando en Alepo se debe, principalmente, al uso de armas explosivas en zonas pobladas, pese a que este tipo de armamento está diseñado para usarse en campos de batalla abiertos.
Dentro de este tipo de armas figuran las bombas y misiles de gran magnitud, los sistemas de fuego indirecto como morteros y artillería, los lanzadores múltiples de cohetes y ciertos tipos de armas explosivas improvisadas, algo que en el caso de Siria y en concreto Alepo vale para los 'barriles bomba' empleados por el régimen de Bashar al Assad.
¿Las consecuencias? Según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) son una de las principales causas de bajas civiles, además de provocar daños y destruir hogares e infraestructura crítica para la población civil.
Además, de las heridas y lesiones que este tipo de armas pueden ocasionar así como el impacto a largo plazo en el bienestar mental, son igualmente "devastadores los efectos de 'reverberación' de un ataque con armas explosivas en zonas densamente pobladas", como los que ocasionan la destrucción de infraestructuras esenciales como hospitales, explica el organismo.
Esos efectos, alerta el CICR en una ficha técnica publicada el pasado junio, se agravan cuando el uso de este tipo de armas en zonas pobladas se extiende durante un periodo de tiempo prolongado, algo que ha ocurrido en el caso de Alepo.