MADRID, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -
Miles de personas en el este de Ucrania se están viendo afectadas por la pandemia de la COVID-19 y las medidas de restricción de movimientos que conlleva esta crisis sanitaria, la cual se ha visto acrecentada por los bombardeos continuos que sufre la región, dejando sin acceso al agua a sus habitantes y aumentando las condiciones insalubres que benefician a la expansión del virus, ha denunciado el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés).
"La COVID-19 ha exacerbado una crisis humanitaria prolongada y las personas, ya agotadas por este conflicto en curso, están llegando al punto de ruptura", ha alertado la directora del NRC para Ucrania, Ana Povrzenic.
"Las familias se enfrentan a desafíos severos para satisfacer sus necesidades básicas y se ven obligadas a tomar decisiones imposibles para comprar alimentos o medicamentos", ha lamentado.
Una evaluación reciente de seguridad alimentaria realizada por el NRC reveló que más de las tres cuartas partes de todas las familias encuestadas estaban luchando para llegar a fin de mes.
En ese sentido, señala el informe, el 82 por ciento de los encuestados que viven en las regiones de Lugansk y Donetsk, en el este de Ucrania, afirmaron que el aumento de los precios de los alimentos y artículos de higiene ha afectado negativamente su vida cotidiana.
La ONG también se ha hecho eco de la pérdida de ingresos que los hogares de estas zonas afectadas han experimentado desde que se decretaron las medidas de cuarentena frente a la pandemia de la COVID-19.
Sólo un tercio de los hogares informaron haber recibido asistencia humanitaria en los últimos dos meses. Hasta el día de hoy, el Plan de Respuesta Humanitaria revisado de Ucrania para 2020 solo ha recibido el 15 por ciento de la financiación total requerida.
PROBLEMAS DE ACCESO A LOS SERVICIOS DE SANEAMIENTO
La guerra de Ucrania no se ha detenido durante la crisis sanitaria global por el nuevo coronavirus, por lo que aquellas personas que habían trabajado para poder ofrecer unas instalaciones de saneamiento en la zona se vieron obligadas a dejar sus labores cuando se anunció el mes pasado que tendría lugar un fuerte bombardeo en varias zonas de Donbás, en el este de Ucrania.
Esto provoco que miles de personas dejaran de tener acceso a agua limpia, lo que ha dificultado aún más poder mantener las medidas de higiene correctas aconsejadas para evitar la propagación del virus, que hasta el momento ha provocado la muerte de poco más de mil personas, así como el contagio de unas 40.000.
"El agua no está tratada y está sucia. Es crítico para nosotros restaurar la operación de las instalaciones de tratamiento para que la ciudad finalmente obtenga agua limpia. De lo contrario, enfrentaremos disentería, cólera, tuberculosis y coronavirus", ha denunciado Liudmyla, una habitante de Krasnohorivka de 60 años, ante los activistas del NRC.
Ucrania, según las estimaciones de la ONG noruega, cuenta en estos momentos con 530.000 personas que padecen inseguridad alimentaria y aproximadamente 480.000 que necesitan ayuda internacional para poder subsistir. Más de 1,4 millones de personas están desplazadas internamente y otras 3,4 requieren asistencia humanitaria urgente como resultado del conflicto en curso, que cumple ya su séptimo año.
El Plan de Respuesta Humanitaria para Ucrania, que integra también actividades relacionadas con la lucha contra la COVID-19, requiere, según el NRC, de cerca de 225 millones de dólares, con los que se "busca atender las necesidades de unos dos millones de personas proporcionando asistencia y protección de emergencia, incluidos alimentos, medios de vida y seguridad económica", especialmente tras el fuerte impacto causada por la pandemia y su crisis sanitaria.