ABUYA, 8 May. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
Algunas de las niñas que fueron raptadas hace tres años por Boko Haram en una escuela de la localidad de Chibok, en Nigeria, se negaron a acompañar a las 82 adolescentes que han sido puestas en libertad este fin de semana, de acuerdo con un mediador que ha participado en la liberación de las niñas.
Los milicianos de Boko Haram liberaron el pasado sábado a 82 de las 200 niñas que secuestraron en abril de 2014 de un colegio en el noreste de Nigeria. La liberación se ha producido de forma negociada a cambio de la excarcelación de un número indeterminado de miembros del grupo yihadista.
El mediador y abogado Zanna Mustafá ha asegurado este lunes que algunas de las niñas se negaron a volver a casa, lo que ha aumentado los temores de que hayan podido radicalizarse durante su estancia con los yihadistas y tengan miedo o vergüenza de volver a casa.
"Algunas de las chicas se negaron a regresar. Nunca he hablado con ninguna de ellas de por qué", ha explicado Mustafá, que ha actuado como mediador en las últimas negociaciones entre el Gobierno nigeriano y Boko Haram. "Como mediador, no forma parte de mi trabajo obligarlas a volver a casa", ha asegurado.
El regreso de 82 niñas el pasado sábado ha supuesto la segunda liberación en grupo de algunas de las más de 200 adolescentes que continúan retenidas por Boko Haram. Al igual que en la anterior ocasión, en la que fueron liberadas 21 chicas, el acuerdo se ha producido gracias a la mediación de Suiza y del Comité Internacional de la Cruz Roja. Algunas chicas han conseguido escapar por sus propios medios, pero a día de hoy todavía hay 113 niñas en poder de Boko Haram.
La liberación de este fin de semana ha sido un espaldarazo para el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, que convirtió la lucha contra Boko Haram en uno de los pilares de su campaña electoral. El mandatario ha prometido que su Gobierno logrará llegar a un acuerdo para liberar a todas las niñas.
No obstante, muchas adolescentes y niñas secuestradas por Boko Haram se sienten identificadas con sus captores, no quieren dejar atrás sus vidas con sus maridos milicianos o se sienten obligadas a quedarse por miedo a ser rechazadas cuando vuelvan a sus comunidades, según ha explicado la psicóloga nigeriana Fátima Akilu.
"Desarrollan el síndrome de Estocolmo, se sienten identificadas con sus captores y quieren quedarse", ha dicho Akilu, directora de varios programas de desradicalización para exmilicianos de Boko Haram y mujeres que han sido raptadas por la organización.
"Algunas están asustadas porque no saben qué les espera, les da miedo lo desconocido. No sabemos cuánta influencia tienen en ellas sus maridos, si son coaccionadas para no volver", ha añadido Akilu.
NEGOCIACIONES DE PAZ
Las futuras conversaciones de paz entre el Gobierno de Nigeria y los milicianos de Boko Haram se extenderán más allá de la liberación de las niñas de Chibok que continúan secuestradas y se centrarán en poner fin al conflicto que lleva años sufriendo la población civil en el noreste de Nigeria.
El rol de Zanna Mustafá como mediador comenzó en 2007 cuando fundó la escuela primaria Future Prowess en la capital del estado de Borno, Maiduguri. Cuando el conflicto estalló en 2009, la escuela continuó abierta y aceptó a decenas de niños hijos de milicianos de Boko Haram.
El conflicto con los yihadistas ha costado la vida a unas 15.000 personas y más de dos millones de nigerianos han tenido que huir en los últimos siete años, desde el inicio de una campaña insurgente con el objetivo de crear un califato islámico.
"No estamos sólo hablando. Estamos trabajando de forma efectiva hacia la paz", ha asegurado Mustafá. "A pesar de que hemos conseguido que devolver a muchas niñas a su casa, no me siento como si hubiéramos avanzado demasiado. Después de la liberación de las 21 niñas, cientos de personas han muerto por bombas de suicidas", ha apuntado.
A pesar de que el Ejército nigeriano ha recuperado gran parte del territorio que perdió a manos de Boko Haram, gran parte del noreste del país, en especial en el estado de Borno, continúa bajo la amenaza de los milicianos, que han aumentado su actividad y el número de ataques suicidas en los últimos meses.
La liberación de 82 niñas de Chibok podría considerarse una señal de que los milicianos están debilitándose, lo que ha aumentado la esperanza en gran parte de la población nigeriana de que el resto de cautivos serán puestos en libertad pronto, según ha asegurado el analista de seguridad Ryan Cummings, presidente de la consultora Signal Risk.
"Aunque Boko Haram se haya abstenido de liberar a todos sus rehenes para continuar teniendo algún tipo de ventaja sobre el Gobierno, la realidad es que las niñas tiene poco valor para la secta y suponen una carga a nivel de recursos", ha apuntado.