MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 120.000 personas han participado este viernes en los rezos en la mezquita de Al Aqsa, situada en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, en el marco del Eid al Fitr, el último día de Ramadán, un acto que ha tenido lugar en medio de un importante despliegue de seguridad israelí para intentar garantizar que no se registraban incidentes.
El Departamento de Asuntos de la Mezquita de Al Aqsa y el Waqf de Jerusalén ha detallado que las personas han participado en los rezos en los patios de la mezquita y en el complejo de la Explanada, tras lo que las autoridades israelíes han destacado que han tenido lugar en un ambiente generalmente pacífico.
Según las informaciones recogidas por la agencia palestina de noticias WAFA, agentes israelíes han agredido a varios palestinos cerca de la Puerta de los Leones, una de las principales que da entrada a la Ciudad Vieja de Jerusalén, cuando se dirigían a la Explanada de las Mezquitas.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores israelí ha señalado en su cuenta en la red social Twitter que "mientras miles de fieles musulmanes han llegado de forma calmada para los rezos de la mañana del Eid al Fitr, unos pocos alborotadores han llegado al lugar para causar disturbios, provocar daños a algunos fieles, profanar un lugar santo e incitar al terrorismo".
El Departamento de Asuntos de la Mezquita de Al Aqsa y el Waqf de Jerusalén ha indicado que alrededor de cuatro millones de personas han rezado en la Explanada de las Mezquitas en el marco del Ramadán, un mes que estuvo marcado por los graves incidentes registrados durante su segunda semana en el interior de la mezquita de Al Aqsa.
Durante la jornada del 5 de abril, un grupo de agentes irrumpió en la mezquita para desalojar a un grupo de fieles atrincherados en el lugar, tras lo que surgieron vídeos en los que se veía a los policías golpeando con porras a personas que se encontraban sentadas en el interior de las instalaciones.
Tras ello, el comisario jefe de la Policía israelí, Kobi Shabtai, reconoció que los agentes emplearon "demasiada" fuerza para desalojar a los fieles, después de una oleada de críticas internacionales e incluso del disparo de proyectiles desde la Franja de Gaza y el sur de Líbano, que hicieron temer con el estallido de un conflicto.