MADRID, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 150.000 rohingya menores de 15 años están siendo vacunados en el marco de una campaña de inmunización contra el sarampión, la rubeola y la poliomielitis en 68 asentamientos de refugiados situados en Bangladesh.
La campaña, que se extenderá durante una semana, está encabezada por el Ministerio de Sanidad bangladeshí y cuenta con el apoyo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el marco de la misma, UNICEF está proporcionando vacunas, jeringuillas y cápsulas de vitamina A, mientras que la OMS ha planificado la campaña y está gestionándola y dándole seguimiento para garantizar que se llega a todos los niños.
"Estamos felices de haber podido iniciar la campaña de inmunización tan rápido para proteger a la población de un posible brote de sarampión", ha dicho el representante de la OMS en Bangladesh, Navaratnasamy Paranietharan.
"Todos estamos trabajando juntos bajo el liderazgo del Ministerio de Sanidad. Esto es lo que nos ha permitido poner en marcha tan rápido esta campaña", ha agregado.
Por su parte, el representante de UNICEF en Bangladesh, Edouard Beigbeder, ha recordado que "el sarampión es una enfermedad muy infecciosa y peligrosa durante las emergencias, especialmente para los niños que ya están débiles y desnutridos".
"Con miles de niños cruzando la frontera todos los días, la vacunación es crucial para prevenir la propagación de enfermedades potencialmente mortales", ha alertado.
Más de 410.000 refugiados rohingyas han llegado a Bangladesh desde el 25 de agosto. Los niños representan el 60 por ciento del total de refugiados, según las primeras estimaciones.
UNICEF ha afirmado que serán necesarios al menos 7,3 millones de dólares (cerca de 6,1 millones de euros) durante los próximos tres meses, y seguirá precisando más fondos a medida que la población de refugiados continúe creciendo.
Desde el 25 de agosto, cientos de miles musulmanes rohingyas han huido del estado birmano de Rajine a Bangladesh, por la ola de violencia que comenzó con una serie de ataques de milicianos rohingyas contra las fuerzas de seguridad birmanas y una contraofensiva militar que ha dejado al menos 400 muertos.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha recordado recientemente que los rohingyas llevan décadas despojados de sus derechos civiles y políticos, también de los derivados de la ciudadanía.
En 2016, la oficina de Al Hussein publicó un informe basado en entrevistas a rohingyas que huyeron a Bangladesh por otra operación militar birmana que, según el alto comisionado, ya "sugería" que había ataques "generalizados y sistemáticos" contra los rohingyas, llegando a alcanzar "posiblemente" la consideración de "crímenes contra la Humanidad".
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.