BAGDAD/ERBIL (IRAK), 14 (Reuters/EP)
Alrededor de 40.000 personas han logrado huir de la ciudad de Faluya, pero una cifra similar aún sigue en la ciudad, según han informado las autoridades iraquíes este martes.
A lo largo de la mañana de este martes, algo menos de 1.000 personas consiguieron abandonar la ciudad a través de una ruta segura establecida por el Ejército el pasado domingo. Otras 4.000 y 3.300 personas lograron huir a través de esa ruta los días anteriores.
Naciones Unidas indicó que la población total de Faluya es de alrededor de 90.000 personas. Las autoridades de la provincia de Anbar, donde se encuentra la ciudad, han asegurado que el Estado islámico está endureciendo el control sobre el movimiento de la población civil y creen que alrededor de 40.000 personas aún siguen en la ciudad con un limitado acceso a agua y comida.
Las autoridades también han denunciado que el grupo terrorista está usando a los civiles como escudos humanos para frenar el avance de las tropas, además de que castiga a los civiles que intentan huir y han creado un impuesto revolucionario que obligan a pagar.
Las organizaciones de ayuda humanitaria que suministran alimentos y agua no pueden acceder a la ciudad, por lo que Naciones Unidas ha alertado que habrá una crisis humanitaria inminente. "Los combates se han llevado a cabo durante tres semanas. Tenemos que asumir que aquellas personas que ya estaban en peligro antes de que comenzara la operación, ahora se deben encontrar bajo una amenaza terrible", ha declarado al coordinadora de la ONU en Irak, Lise Grande.
MILICIAS CHIÍES
Otra de las amenazas a las que se enfrentan los civiles son los propios milicianos chiíes que apoyan al Ejército iraquí en la liberación de Faluya. Las autoridades iraquíes informaron este lunes de que se habían llevado a cabo algunas detenciones después de que hubiera indicios de que los chiíes habían ejecutado a decenas de suníes que abandonaron Faluya.
La participación de los chiíes en el combate ya había despertado los temores de este tipo de actuaciones y es por ello por lo que se decidió que las milicias no participaran directamente en la toma de Faluya sino que se dedicaran a asegurar los avances conseguidos por el Ejército iraquí, avances que se han visto ralentizados por el temor de causar demasiados daños a la población civil.
La ciudad de Faluya está considerada un bastión histórico de la insurgencia suní después de la labor que desempeñó en 2003 contra las Fuerzas Armadas estadounidenses, y más tarde contra los gobiernos iraquíes que sucedieron la caída de Sadam Huseín, un suní.
Los ataques a Faluya coinciden con otras ofensivas contra el Estado Islámico, como la que se está llevando a cabo en la ciudad de Manbij en el norte de Siria. Actualmente, el Estado Islámico se encuentra en su situación más débil desde que proclamó su califato en 2014.
OFENSIVAS AL NORTE
Aparte de atacar Faluya, el Ejército iraquí también ha avanzado hacia la ciudad de Mosul, la que es considerada la capital del Estado Islámico en Irak desde su conquista en 2014.
El Ejército iraquí ha estado moviendo tropas al norte del país con el objetivo de tomar la ciudad de Qayara, donde hay un aeródromo que serviría para lanzar la ofensiva sobre Mosul, localizada solo 60 kilómetros al norte.
En un prinicipio, estos movimientos fueron criticados por el líder de la principal milicia chií, Hadi al Amiri, que acusaba al Ejército iraquí de falta de planificación por acercarse a Mosul sin tener Faluya asegurada.
El primer ministro iraquí alegó que Faluya no se estaba dejando de lado y aseguró que 2016 sería el año de la "victoria final" sobre el Estado Islámico con la recuperación de Mosul.