La ONG denuncia los abusos de los guardacostas libios y la reclusión indefinida de migrantes en centros de detención
MADRID, 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional ha advertido este martes de que los malos tratos generalizados y la detención indefinida de la que son objeto los miles de inmigrantes y refugiados que actualmente se encuentran en Libia, en su mayoría como paso previo a llegar a Europa, podrían verse exacerbados si la Unión Europea estrecha su cooperación con el país norteafricano, como ha manifestado que es su deseo.
"Europa no debe ni siquiera pensar en suscribir acuerdos de cooperación con Libia en temas migratorios si su resultado directo o indirecto es este tipo de escandalosas violaciones de Derechos Humanos", ha advertido Magdalena Mughrabi, directora adjunta temporal para Oriente Próximo y el Norte de África de AI.
"A estas alturas, la UE ha mostrado reiteradamente que está dispuesta a impedir la llegada al continente de personas refugiadas y migrantes casi a cualquier precio, dejando muy de lado los Derechos Humanos", ha lamentado.
"No hay duda de que la capacidad de búsqueda y salvamento de la guardia costera libia debe mejorar para salvar vidas en el mar, pero la cruda realidad en este momento es que los guardacostas están interceptando y devolviendo a miles de personas a centros de detención donde sufren tortura y otros abusos", ha añadido.
En este sentido, ha considerado "fundamental que cualquier medida de apoyo de la UE no agrave y perpetúe la horrorosas violaciones de Derechos Humanos de las que los ciudadanos extranjeros en Libia tratan de escapar tan desesperadamente".
Amnistía Internacional ha hablado con 90 personas que sobrevivieron a la peligrosa travesía marítima entre Libia e Italia, entre las que había al menos 20 personas refugiadas y migrantes que hablaron de disparos y golpes mientras los guardias costeros los recogían y de horribles torturas y otros malos tratos en centros de detención.
En una ocasión, la guardia costera libia abandonó una embarcación dejando que se hundiera con las aproximadamente 120 personas que había a bordo. Los testimonios han sido recogidos en Sicilia y Apulia en mayo. Según la información recabada por la organización, la guardia costera libia interceptó en el mar al menos a 3.500 personas entre el 22 y el 28 de mayo pasados y las envió a centros de detención.
Abdurrahman, un eritreo de 23 años, ha contado como los guardacostas golpearon a las 120 personas que interceptaron en una embarcación al desembarcar. "Nos golpearon con mangueras de plástico y palos (...) Luego le dispararon a un hombre en el pie. Como era el último que salía de la embarcación, le preguntaron dónde estaba el piloto y, cuando les dijo que no lo sabía, le dijeron: 'eso quiere decir que eres tú', y le dispararon", ha relatado.
CENTROS DE DETENCIÓN
La organización viene documentando desde 2011 testimonios de decenas de personas, incluidas mujeres y menores no acompañados, recluidos en centros de detención narrando las terribles condiciones, la violencia y los abusos sexuales que se registran en ellos y ha podido constatar que estos abusos continúan.
Los centros están administrados por el Departamento de Lucha contra la Migración Irregular, teóricamente bajo el Ministerio del Interior de Libia, pero en la práctica en muchos casos están dirigidos por miembros de grupos armados, ha indicado Amnistía, aclarando que el nuevo Gobierno de unidad aún no tiene el control real de los mismos. Según el ACNUR, actualmente hay 24 centros de este tipo en toda Libia.
Actualmente, las leyes de Libia tipifican como delito entrar, salir y permanecer en Libia irregularmente, y permiten la detención indefinida de extranjeros con el fin de expulsarlos, por lo que los detenidos suelen permanecer meses en estos centros, sin poder acceder a sus familiares, a abogados ni a jueces, ni recurrir su detención o acceder a algún tipo de protección, ya que el país carece de ninguna ley o sistema nacional de asilo. Además, las expulsiones se llevan a cabo sin ninguna salvaguardia o evaluación de las peticiones individuales.
"El hecho de que sea posible detener indefinidamente a alguien en Libia sólo por ser inmigrante es indignante. En vez de concedérseles protección, las personas refugiadas y migrantes acaban siendo torturadas y maltratadas bajo custodia", ha denunciado Mughrabi.
La responsable de AI ha sostenido que "como primera medida, Libia debe poner fin urgentemente a la detención ilegal y la tortura y los malos tratos de ciudadanos extranjeros, y adoptar leyes de asilo que garanticen que se concede refugio a las personas necesitadas de protección internacional".
GOLPES DIARIOS Y FALTA DE AGUA Y ALIMENTO
Personas que han estado detenidas, tanto tras haber sido interceptadas en el mar como en tierra firme en Libia, han relatado que los guardias los golpeaban diariamente con palos, mangueras, cables eléctricos y fusiles, y que les administraban descargas eléctricas. Uno de ellos, un nigeriano llamado Charles ha contado que cuando los guardias le amenazaron con la expulsión les dijo: "Cualquier cosa será mejor que este infierno".
Amnistía ha puesto el acento en el hecho de que en ninguno de los centros de detención hay mujeres guardia, lo cual incrementa el peligro de que se produzcan abusos sexuales. Asimismo, ha documentado con testigo discriminación de tipo religioso, en particular con los detenidos cristianos. Además, los detenidos han dicho haber sido testigos de la muerte de migrantes por disparos o por golpes de los guardias.
Los exdetenidos también se han quejado de falta de comida, agua potable, atención médica deficiente y malas condiciones debido a las pocas instalaciones sanitarias, que, según dijeron muchos, habían ocasionado enfermedades de la piel. Según ha explicado, incluso cuando acudían a verlos médicos de organizaciones humanitarias, sólo les enseñaban a un reducido número de detenidos, que solían estar demasiado asustados como para denunciar las heridas causadas por los guardias. Éstos, además, se quedaban con las medicinas que les daban.
ESCAPAR O SER VENDIDOS, LA ÚNICA ESPERANZA
Los testimonios recogidos por Amnistía Internacional sugieren que la única esperanza de quedar libres que tienen los detenidos es escaparse, comprar su libertad o ser vendidos a traficantes de personas. Muchos son explotados y obligados a trabajar sin remuneración o extorsionados económicamente. Los hacen trabajar en los centros de detención o los venden como mano de obra a hombres libios.
En algunos casos, los traficantes negociaban la liberación de los detenidos, a menudo sobornando a los guardias del centro de detención, para que les pagaran por otra travesía por mar, unos 1.000 dólares por cabeza.
"La UE no puede hacer caso omiso de estas verdaderas historias de terror sobre los estremecedores abusos perpetrados diariamente contra personas extranjeras en Libia. Antes de elaborar ninguna política o programa sobre migración, debe haber garantías sólidas de que las personas refugiadas y migrantes son plenamente respetadas en Libia, algo que es muy improbable que suceda en un futuro próximo", ha reclamado Magdalena Mughrabi.
La responsable de Amnistía ha insistido en que la UE "no puede seguir eludiendo su responsabilidad en esta crisis de refugiados global sin precedentes".
"Para evitar ser cómplice de que se mantenga a las personas refugiadas y migrantes atrapadas en un círculo vicioso de abominables abusos en Libia, la UE debe centrar sus esfuerzos en asegurarse de que la guardia costera libia lleva a cabo sus operaciones ajustándose a los Derechos Humanos, de que ninguna persona refugiada o migrante es detenida ilegalmente y, en definitiva y para empezar, de que hay alternativas a esa peligrosa travesía. Esto significa incrementar radicalmente el reasentamiento en Europa y conceder admisiones y visados por razones humanitarias", ha remachado.