BOGOTÁ 22 Nov. (Reuters/EP) -
El acuerdo de paz del Gobierno colombiano con las FARC disminuyó las muertes, los ataques y los combates, pero el conflicto armado continúa en varias zonas del país en donde otro grupo rebelde y paramilitares se disputan territorios abandonados por esa guerrilla, según ha denunciado este miércoles Amnistía Internacional.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron hace un año un acuerdo para acabar con una violenta confrontación que en más de medio siglo ha dejado 220.000 muertos y al menos siete millones de desplazados.
Sin embargo, el Ejército de Liberación Nacional y otros grupos ilegales armados que el Gobierno califica como bandas criminales, pero que para Amnistía Internacional son paramilitares, se disputan el control de varias regiones afectando los Derechos Humanos de la población civil con asesinatos, amenazas y desplazamientos.
"Aunque haya disminuido el número de muertes de civiles desde la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, el conflicto armado sigue siendo en gran medida una realidad para millones de personas en todo el país", ha asegurado el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, en la presentación de un informe sobre la situación de los Derechos Humanos en el país.
La antigua y poderosa guerrilla de las FARC abandonó las armas y más de 11.000 de sus integrantes, entre combatientes y auxiliadores, conformaron el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común mientras avanzan en un proceso de reintegración a la sociedad.
Aunque las FARC desalojaron extensas zonas selváticas y montañosas que controlaron por años, el Gobierno no las ocupó de inmediato lo que permitió que el rebelde Ejército de Liberación Nacional y bandas criminales como el Clan del Golfo y los Pelusos se lanzaran en un disputa por el control territorial de regiones estratégicas para el narcotráfico y la minería ilegal.
Amnistía ha denunciado que los grupos paramilitares están operando en varias regiones con el apoyo de algunos efectivos de las Fuerzas Armadas, mientras que ha alertado sobre la necesidad de que el Gobierno proteja a la población civil y cumpla lo acordado con las FARC para lograr un paz total y estable.
"Colombia se encuentra en una gran encrucijada. Si el Gobierno no aprovecha esta oportunidad para proteger a las comunidades que llevan tanto tiempo sufriendo el terror de los grupos armados, el futuro seguirá siendo sombrío", ha aseverado Shetty.