Acusa también al Ejército de detener y torturar a civiles y de un posible uso desmedido de la fuerza en su actuación
MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional ha denunciado este viernes la muerte de decenas de civiles en la isla de Mindanao --principalmente de población cristiana--, así como la destrucción generalizada de sus hogares y la violencia empleada contra estas personas tanto por parte del Ejército de Filipinas como de los milicianos vinculados a Estado Islámico, en el marco de la 'batalla de Marawi' entre mayo y octubre de este año.
En su informe 'La Batalla de Marawi: muerte y destrucción en Filipinas', Amnistía ha recogido los ataques y abusos perpetrados contra civiles cristianos por parte de los milicianos fieles al grupo terrorista. Entre los abusos cometidos se incluyen 25 asesinatos extrajudiciales, secuestros colectivos o saqueos masivos en las propiedades de estos ciudadanos.
Asimismo, la organización ha advertido de que las Fuerzas Armadas de Filipinas han detenido a civiles heridos que pretendían huir, al tiempo que ha denunciado que los bombardeos contra las zonas controladas por los milicianos han destrozado barrios enteros de la ciudad de Marawi y ha acabado con la vida de un numero indeterminado de civiles y ha reclamado una investigación.
La directora para Respuestas de Crisis de Amnistía Internacional, Tirana Hassan, ha asegurado que la población civil de Marawi ha sufrido "enormemente" a causa de una de las ofensivas "más intensas" que ha llevado a cabo el Ejército filipino en décadas.
Hassan ha subrayado que la población huyó en masa cuando comenzó el conflicto en mayo y "ahora miles de personas están volviendo a una ciudad que ha quedado completamente destruida y donde se están produciendo matanzas de civiles". Hassan ha matizado que las dos partes en conflicto "han cometido abusos".
La responsable de AI ha destacado que durante los meses de asedio de la ciudad, los milicianos asesinaron a un elevado número de civiles, tomando como principales objetivos de "ataques brutales" a personas cristianas e incluyendo "muertes extrajudiciales horribles".
AI ha podido hablar con testigos que han afirmado que los milicianos habrían matado a unos 25 civiles a tiros o cortándoles la garganta. La mayoría de las víctimas eran cristianos, mientras que otros fueron asesinados por intentar huir. El asesinato de civiles está considerado por las leyes internacionales como un crimen de guerra.
"DISPARARON CERCA DE MI CABEZA"
Un grupo de seis personas cristianas se escondieron durante cinco días en la casa de su jefe después de que estallase el conflicto. Cuando intentaron escapar los milicianos les dispararon, aunque pudieron llegar al Lago Lanao.
"Cuando iba a cruzar a nado el lago vi a los milicianos de Estado Islámico cerca. Aunque en principio éramos seis los que íbamos a cruzar el lago, tres de nuestros amigos recibieron un tiro. Vimos a una persona disparar y estaba vestido entero de color negro, con el pelo largo y barba", ha narrado uno de los supervivientes.
Estos también han contado a AI cómo los milicianos mantuvieron como rehenes a un elevado número de civiles, que eran obligados a realizar trabajos forzosos o eran utilizados como escudos humanos.
De todos los rehenes, al menos uno era ejecutado regularmente, mientras que el resto eran maltratados. "Nos trajeron a una mansión donde nos mantuvieron como rehenes. En la vivienda éramos esclavos y seguíamos sus órdenes. Cocinábamos y si no seguíamos sus órdenes nos golpeaban. En una ocasión dispararon una bala cerca de mi cabeza", ha contado uno de los hombres que estuvo cautivo.
Algunos de los rehenes eran trasladados a otras dos localizaciones, donde había más personas cautivas. Uno de esos lugares era un edificio con más de 100 rehenes dentro. En él murieron diez civiles después de un ataque aéreo.
IMPLICACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS
Amnistía ha denunciado que miembros del Ejército de Filipinas han sospechado de algunos de los civiles que han logrado huir de las zonas bajo control de los milicianos, al tiempo que ha advertido de que los militares han realizado detenciones y han sometido a estas personas a tortura.
La organización ha podido hablar con al menos ocho víctimas, siete de ellas cristianas, que han asegurado haber recibido abusos por parte de las Fuerzas Armadas filipinas. Estas personas se quedaron atrapadas en la ciudad de Marawi por miedo a ser capturadas y asesinadas si intentaban escapar.
"Pensábamos que estábamos a salvo. Pero luego llegó un sargento que nos dijo que formábamos parte de Estado Islámico. Nos golpearon (...) Sufrimos descargas eléctricas en las manos y los pies", ha asegurado uno de estos hombres.
A pesar de que la mayoría de los civiles de Marawi pudo huir durante la primera semana del conflicto, la ONG ha advertido de que cientos o probablemente miles de personas quedaron atrapados dentro.
"No podíamos dormir por los ataques aéreos y los disparos. Durante 38 días estuvimos bebiendo agua de la lluvia. Intenté escapar, pero las bombas estaban cayendo a mi lado. Cuando finalmente salimos, vimos cadáveres en las calles", ha contado un civil.
La restricción del acceso de Amnistía a Marawi ha hecho imposible que la organización pueda determinar si las Fuerzas Armadas filipinas utilizaron artillería y ataques aéreos, lo que habría supuesto una violación de sus obligaciones de acuerdo con lo establecido por las leyes internacionales.
Por ello, la organización ha exigido que se lleve a cabo una investigación independiente que esclarezca si los daños producidos sobre las infraestructuras de la ciudad y la elevada cantidad de muertes de civiles causadas por los militares eran necesarios y proporcionales a la violencia ejercida por los milicianos.
Hassan ha instado a las autoridades filipinas a llevar ante la Justicia a los responsables de las violaciones y la tortura que han sufrido estas personas, al tiempo que ha solicitado que los daños causados a las víctimas sean reparados.