MADRID 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres y niñas refugiadas, que se enfrentan a unos niveles atroces de violencia sexual y de género, necesitan urgentemente que la comunidad internacional garantice su protección, según ha instado la organización Amnistía Internacional (AI) con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
"Imaginen lo que es vivir en un campo de refugiados en el que te da miedo hasta ir al retrete, o lo que es sufrir acoso sexual a diario en tu comunidad de acogida a causa de tu género o tu identidad", ha manifestado la directora en funciones del Programa sobre Género, Sexualidad e Identidad de Amnistía Internacional, Catherine Murphy.
"Esta es la aterradora realidad a la que se enfrentan cientos de miles de mujeres y niñas, así como personas de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGTBI), que se encuentran en calidad de refugiadas en todo el mundo. Esta es una realidad que la vergonzosa inacción de los gobiernos no hace más que prolongar", ha aseverado Murphy.
La organización, que ha instado a la comunidad internacional a cumplir con su obligación legal y erradicar este tipo de violencia, ha puesto en marcha una acción de solidaridad con las mujeres yazidíes que viven en algunos de los campos de refugiados de Grecia.
"Instamos a los gobiernos de todo el mundo a que cumplan con su cometido. Esto significa tomar medidas específicas como garantizar que las fuerzas de seguridad propicien un entorno seguro y confidencial en el que las personas refugiadas puedan denunciar los casos de violencia de género", ha afirmado la directora del programa de Amnistía.
UN VIAJE PELIGROSO
Una vez que abandonan sus países de origen, las personas refugiadas y los inmigrantes corren un elevado riesgo de sufrir todo tipo de violaciones de los Derechos Humanos, lo que incluye la trata de personas, según ha informado la organización, que ha alertado de que las mujeres sufren amenazas específicas como el acoso sexual y la violencia de género.
"También es fundamental que los gobiernos de todo el mundo hagan más por compartir la responsabilidad de proteger a las personas refugiadas aumentando considerablemente el número de plazas de reasentamiento a disposición de las que estén más necesitadas de protección", ha manifestado Murphy, que ha destacado la necesidad de establecer rutas seguras y legales.
"La pobreza y la inseguridad en la que se encuentran muchas personas refugiadas en países como Líbano y Libia incrementa el riesgo de explotación sexual y violencia de género", ha añadido. Un grupo de mujeres ha explicado a los miembros de Amnistía que la violación es tan habitual que la mayoría de refugiadas toman píldoras anticonceptivas para no quedarse embarazadas.
Por otra parte, la violencia de género supone un factor de "expulsión" para las mujeres y personas LGTBI, lo que las obliga a huir de sus lugares de origen y buscar protección en otros países. "Los policías me hostigaban, siempre me paraban y me decían cosas, me extorsionaban. Creo que me amenazaban por la discriminación y la homofobia, por ser quien soy", ha indicado Patricia, una mujer transexual de 32 años.
Amnistía ha denunciado la manera en que las mujeres que huyen de la violencia en países como Guatemala, El Salvador y Honduras corren un alto peligro de ser atacadas tanto en sus lugares de origen como en los de acogida. El 98 por ciento de las personas procedentes de Centroamérica que fueron detenidas en 2015 por las autoridades mexicanas como inmigrantes en situación irregular fueron enviadas de vuelta a sus países de origen.
FALTA DE PROTECCIÓN LEGAL
Las mujeres y niñas refugiadas que carecen de la documentación legal necesaria se enfrentan al dilema de no denunciar los delitos cometidos contra ellas por miedo a ser detenidas, deportadas y sancionadas por carecer de los permisos de residencia válidos, según ha informado Amnistía.
La organización ha denunciado que las autoridades españolas no están cumpliendo con sus compromisos de acoger a más de 17.000 personas durante los próximos dos años. La cifra de personas que han llegado a España por reubicación y por reasentamiento es de 398 y 289 respectivamente. Es decir, tan sólo 687 han sido acogidas hasta la fecha.
De ellas, sólo 76 mujeres han sido reubicadas -transferidas entre países miembros de la Unión Europea-, y unas 63 reasentadas -una opción según la cual España, como tercer país, ofrece refugio en su territorio-.
Tal y como denunció la organización en su último informe, el sistema de acogida en España es discriminatorio, arbitrario, obsoleto e ineficaz, y puede llevar a las personas a la indigencia a medio plazo.
Según Amnistía, que ha instado a la comunidad internacional a tener en cuenta los criterios de género a la hora de proporcionar protección e integración a los refugiados, ha indicado que España sólo ha cumplido al 4 por ciento su compromiso de reubicación y reasentamiento.
MUJERES YAZIDIÉS EN GRECIA
La organización ha denunciado la situación de las mujeres yazidíes, que se vieron obligadas a huir en 2014 del norte de Irak, cuando el grupo terrorista Estado Islámico se hizo con el control de la región y puso en marcha una campaña de limpieza étnica sistemática en la zona.
"Grecia, así como otros países que acojan refugiados, debe actuar urgentemente para mejorar las condiciones de recepción de las personas refugiadas que permanecen varadas en el país. Deben tomar medidas para garantizar la seguridad de las mujeres y las niñas refugiadas", ha manifestado Murphy.
Las mujeres yazidíes, que estuvieron en el campo de refugiados griego de Nea Kavala bajo precarias condiciones, se sentían muy inseguras, así que formaron un "círculo de protección" para cuidar unas de otras, según han explicado algunos testigos.
"Como mínimo hay que garantizar que las mujeres refugiadas tengan acceso a retretes seguros y zonas de dormitorio. Además, hay que garantizar la atención médica para aquellas que hayan sufrido violencia de género", ha afirmado Murphy.