La organización denuncia que el sistema de asilo turco deja en el "limbo" y sin ayudas a los solicitantes durante años
MADRID, 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional (AI) ha llamado a la UE a paralizar de forma inmediata los planes de devolución de solicitantes de asilo a Turquía puesto que la devolución no sería legal y no se trata de un "país seguro" para los refugiados. Según la organización, los solicitantes de asilo viven en un "limbo" sin recibir apenas ayudas para sobrevivir.
En su documento 'Ningún refugio seguro: Turquía deniega la protección efectiva a solicitantes de asilo y refugiados', la organización pone de relieve los defectos del sistema de asilo turco y las dificultades que afrontan las personas refugiadas en ese país.
Según Amnistía, los solicitantes de asilo pueden esperar años a que se estudien sus casos, tiempo durante el cual reciben poca o ninguna ayuda para encontrar alojamiento y sustento para sí y para sus familias, por lo que hay incluso niños de tan solo nueve años trabajando para mantener a sus familias.
"El acuerdo UE-Turquía es temerario e ilegal. Las conclusiones de Amnistía Internacional desenmascaran la idea ficticia de que Turquía puede respetar los derechos y cubrir las necesidades de más de tres millones de solicitantes de asilo y refugiados", ha subrayado el director para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional, John Dalhuisen.
"En sus constantes esfuerzos para impedir las llegadas irregulares a Europa, la UE está tergiversando a propósito lo que ocurre realmente en Turquía", ha subrayado, sosteniendo que "aunque es positivo apoyar y alentar a Turquía a que desarrolle un sistema de asilo totalmente operativo, la UE no puede actuar como si ya existiera".
Amnistía ha incidido en que pese a que Turquía en general ha mantenido una actitud de bienvenida a los refugiados, el hecho de que actualmente tenga en su territorio cerca de 2,75 millones de refugiados sirios y 400.000 solicitantes de asilo y refugiados de otros países (principalmente Afganistán, Irak e Irán) ha supuesto una considerable carga en el sistema de asilo del país y su capacidad para cubrir las necesidades básicas de las personas.
EL SISTEMA DE ASILO TURCO
En este sentido, ha explicado que el sistema de asilo no pasa tres pruebas cruciales que exige superar el Derecho Internacional para que la devolución de solicitantes de asilo a Turquía sea legal: estatuto, soluciones duraderas y subsistencia.
En cuanto al primer punto, Turquía carece de capacidad para procesar solicitudes de asilo lo que deja a cientos de miles de solicitantes durante años en un limbo legal. Aunque el Gobierno turco no ha querido dar cifras sobre asilo, en abril las autoridades informaron de que habían procesado alrededor de 4.000 solicitudes, es decir, el 1,5 por ciento de las 266.000 solicitudes registradas en ACNUR en 2015.
Respecto al segundo, la ONG ha subrayado las personas refugiadas deben integrarse en el país de asilo, ser reasentadas en otro país o, si no hay riesgo, ser repatriadas a su país de origen. Sin embargo, Turquía niega el estatuto de refugiado completo, y con él la integración, ha añadido, mientras que la comunidad internacional no proporciona ni de lejos opciones o plazas de reasentamiento suficientes.
Esta falta de opciones es la que empuja a algunos de ellos a tratar de llegar a Europa por mar. Según ha explicado a la ONG Faiza, ella y su hermana, ambas afganas que huyeron de un matrimonio forzoso en Irán, fueron reconocidas como refugiadas y tras tres años esperando para poder trasladarse a otro país, optaron por arriesgar sus vidas.
"Si hubiera habido alguna esperanza de reasentamiento, habríamos esperado. Nos aterrorizaba realmente el viaje a Europa porque sabíamos que era peligroso. Pero estábamos desesperadas. Nos dijimos: 'Tal vez muramos, tal vez no lleguemos, pero no importa, porque no podemos quedarnos más tiempo en Turquía'", ha relatado.
SUBSISTENCIA
Por último, la inmensa mayoría de los refugiados se ven obligados a buscar alojamiento sin la ayuda del Gobierno, que ha alojado a más de 264.000 refugiados sirios en campos en las provincias fronterizas del sur. Los 57 refugiados entrevistados por Amnistía han contado sus problemas para sobrevivir sin apenas ayuda económica de las autoridades, dependiendo de la caridad de familiares, otros solicitantes de asilo o comunidades religiosas.
En este sentido, ha denunciado que el trabajo infantil es habitual entre los refugiados y ha puesto el ejemplo de una madre siria de tres hijos que ha explicado que toda su familia de siete miembros sobrevive con las 5-10 liras turcas al día (alrededor de 1,75-3,50 dólares) que gana su hijo de nueve años trabajando en una tienda de comestibles, ya que su marido, herido por la metralla, no puede trabajar.
Así las cosas, Dalhuisen ha resaltado que "Turquía es un anfitrión generoso con los refugiados, pero sus promesas a los líderes de la UE simplemente no se reflejan en la realidad". "Los solicitantes de asilo y refugiados están atrapados durante años en Turquía y, mientras esperan, no se les da ni ayuda para subsistir ni el derecho a procurar su subsistencia", ha añadido.
"Esta es la realidad que deben ver los líderes de Europa. Puede que sea políticamente conveniente externalizar su obligación legal de ayudar a las personas que huyen del conflicto, pero si creen que pueden hacerlo legalmente o sin infligir un dolor adicional a personas que ya huyen de un sufrimiento terrible, están en un trágico y muy evidente error", ha defendido.
PAPEL DE LA UE
Por último, Amnistía ha sostenido que en lugar de trasladar sus responsabilidades a Turquía, la UE debería poner en marcha un ambicioso programa de reasentamiento para los refugiados que están actualmente en este país. Así, ha lamentado que los Estados miembros de la UE reasentaron colectivamente a sólo 8.155 refugiados de todo el mundo en 2015.
"La Unión Europea ha respondido a una de las catástrofes humanitarias más terribles de nuestra época levantando vallas, desplegando más guardias de fronteras y cerrando acuerdos dudosos con países vecinos para impedir que entre la gente. El resultado es dolor y sufrimiento, y más muertes en el mar", ha concluido Dalhuisen.