LONDRES, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -
El atentado perperado el pasado 22 de mayo contra el Manchester Arena tras el concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, que se saldó con 22 muertos y decenas de heridos, podía haberse evitado, según las conclusiones del análisis independiente de las investigaciones internas realizadas por el MI5 y la Policía sobre los ataques terroristas efectuados en el último año en Reino Unido.
El autor del análisis encargado por el Gobierno británico, David Anderson, ha afirmado que el atentado protagonizado por el joven de origen libio Salman Abedi podría haberse evitado "si las cartas se hubiesen jugado de otra manera" porque estaba en el radar de las fuerzas de seguridad.
De acuerdo con las propias investigaciones de dichos cuerpos, Abedi fue considerado "persona de interés" por el MI5 entre enero y julio de 2014 y en octubre de 2015 y los servicios de Inteligencia doméstica recibieron informaciones en dos ocasiones durante los meses previos al atentado sobre sus planes de actuar.
En opinión de Anderson esta información no se valoró correctamente, lo que permitió que no existiera ninguna alerta contra Abedi cuando regresó de Libia, tan solo cuatro días antes del ataque terrorista. Aunque considera que reabrir la investigación en su contra habría sido lo acertado, subraya que "se desconoce" si habría disuadido a Abedi.
El MI5, por su parte, determinó en su investigación interna que una reapertura del caso no habría cambiado los planes de Abedi, mientras que la Policía de Mánchester recalca en su propio documento que "nunca dejó de informarse" acerca del joven británico.
En respuesta al conocido como informe Anderson, la ministra de Interior, Amber Rudd, ha dicho que resulta "concebible" que las fuerzas de seguridad podrían haber impedido que Abedi se inmolara en una de las salidas del Manchester Arena justo cuando había terminado el concierto.
OTROS ATENTADOS
Anderson se refiere también a los dos atentados ocurridos este año en la capital: el de marzo en los alrededores del Parlamento, que se saldó con seis muertos, y el de junio en el Puente de Londres y Borough Market, con ocho muertos, entre ellos el español Ignacio Echeverría.
Juram Butt, el jefe de la célula terrorista de este último ataque, fue identificado dos años antes por el MI5 y la Policía como alguien interesado en golpear a Reino Unido y todavía estaba considerado "persona de interés". Llegó a ser el principal objetivo de un operativo que se suspendió por falta de recursos y se reanudó el mismo día del atentado.
Jalid Masood, el terrorista de Westminster, también estaba en la mira de la Inteligencia y la Policía británicas.
A pesar de estos fallos de seguridad, Anderson ha valorado la actuación de las fuerzas británicas porque "la gran mayoría de los ataques se han frustrado". Además, ha destacado que tanto el MI5 como la Policía han advertido la necesidad de mejorar la cooperación con otros cuerpos, sobre todo el intercambio de información".