Actualizado: martes, 19 diciembre 2017 18:54


PRAGA, 19 Dic. (Reuters/EP) -

Zdenek Ondracek ha sido elegido este martes como director de la comisión parlamentaria encargada de supervisar la actuación de las fuerzas de seguridad checas, a pesar de su pasado como miembro de una unidad especial del régimen soviético que participó en la represión de las protestas democráticas de la Revolución de Terciopelo.

La designación de Ondracek se enmarca en una compleja maniobra del primer ministro, Andrej Babis, y su partido político, ANO, para recabar el apoyo del resto del arco parlamentario a su Gobierno en minoría.

El ANO tiene 78 de los 200 escaños que forman la cámara baja y Babis necesita el respaldo o al menos la aquiescencia de las otras ocho fuerzas políticas representadas en la sede legislativa.

El Partido Comunista, al que pertenece Ondracek, con 15 escaños, así como el ultraderechista SPD, con 22, han accedido a dar su 'placet' al Gabinete de Babis a cambio de importantes puestos en comisiones parlamentarias.

Gracias a este acuerdo, Ondracek se ha convertido en el primer miembro del Partido Comunista en acceder a un cargo de esta categoría en los casi 30 años que han pasado desde la caída del régimen comunista patrocinado por Moscú.

En 1989 la unidad policial a la que pertenecía se encargó de reprimir con cañones de agua, porras y perros a los manifestantes que reclamaban una apertura democrática. Una grabación de la época muestra a Ondracek defendiendo la actuación de las fuerzas de seguridad.

Su pasado es el principal motivo de crítica. "Es triste que esto haya pasado tan solo un día después de que celebrásemos el aniversario de la muerte de Vaclav Havel", el primer presidente democrático del país, ha dicho Vit Rakusan, del Partido de los Independientes.

Por su parte, el 'número dos' del Partido Comunista, Jiri Dolejs, ha defendido el nombramiento de Ondracek. "El trabajo de la Policía debe ser supervisado por quienes lo entienden", ha afirmado en declaraciones a los medios de comunicación.

A Babis le está costando reunir el apoyo necesario para su Gobierno por las sospechas de que consiguió ilegalmente una ayuda de dos millones de euros de la Unión Europea. El primer ministro ha negado estas acusaciones.

El dirigente interino tiene hasta mediados de enero para ganar la confianza del Parlamento. Sin embargo, el presidente checo, Milos Zeman, ya ha avanzado que le dará una segunda oportunidad si no lo logra en dicho plazo.

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