MÚNICH, 18 Nov. (Reuters/EP) -
Un antiguo empleado del servicio de Inteligencia alemán (BND), acusado de traición por entregar a la CIA más de 300 documentos secretos, ha declarado este miércoles al tribunal que los relajados controles le permitían traspasar información con seguridad.
"Había inspecciones, pero de manera esporádica, por lo que no había riesgo en absoluto", ha confesado el identificado como Markus R. al tribunal de Múnich. El individuo ha señalado que entre las filtraciones se incluía un registro de los empleados del BND que encontró en un USB. "Los documentos fueron copiados en el trabajo, escaneados en casa y enviados por email a la CIA", ha explicado. Los fiscales también han señalado que envió tres documentos sensibles al consulado ruso en Múnich que afectaban a la seguridad alemana.
Uwe, apodado así por sus encargados (Alex y Craig), traspasó a los norteamericanos detalles sobre la estructura, actividades clave y deliberaciones del BND, así como colaboraciones con otras agencias de espionaje extranjeras. Los fiscales han señalado que la CIA le entregó un ordenador portátil con un programa especial de correo, que el acusado usó para enviar información a la agencia semanalmente. A mediados de 2014, Markus R. entregó tres documentos al consulado ruso.
El detenido, que sufre una discapacidad motora desde su infancia, está imputado por enviar durante seis años, desde 2008 a mediados de 2014, información a la CIA a cambio de 95.000 euros (unos 100.000 dólares). Fue pagado en lotes de entre 10.000 y 20.000 euros, en billetes de 100, escondidos en paquetes que debía recoger en localizaciones secretas situadas en Austria o en el pueblo germano de Gauting, cercano a Múnich, según han señalado los fiscales encargados del caso.
"Por encima de todo, me gustaría pedir disculpas por mis actos", ha expresado el acusado de 32 años, quien ha señalado que no cometió estos delitos por dinero: "Lo hice porque quería tener algo diferente en mi vida".
Arrestado el pasado julio, fue imputado el 11 de agosto por dos cargos de traición (revelar secretos oficiales y corrupción), ahora se enfrenta a la cadena perpetua.
Su detención enfrió las relaciones entre los dos aliados de la OTAN, que se recrudecieron tras conocerse que la canciller alemana, Angela Merkel, había sido espiada por el servicio de Inteligencia estadounidense, tal como reveló el antiguo empleado de la CIA Edward Snowden.