MADRID, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -
El índice de aprobación de la población japonesa al Gobierno ha caído a un 40,2 por ciento, la cifra más baja desde que el primer ministro, Fumio Kishida, tomase posesión del cargo a principios de octubre del año pasado, según una encuesta de la agencia de noticias Kyodo.
La caída de la popularidad de Kishida y su equipo de gobierno es aún más notoria teniendo en cuenta los buenos resultados obtenidos recientemente en las elecciones de la Cámara de Consejeros (cámara alta) y también si se echa la vista atrás al mes de agosto, fecha en la que se lanzó la última encuesta y que otorgaba al primer ministro más de un 54 por ciento de aprobación.
Según destaca la mencionada agencia, estas malas cifras se dan en un momento en el que la formación oficialista, el Partido Liberal Democrático, intenta marcar distancia con los controvertidos vínculos del ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado a principios de julio, con la organización religiosa Iglesia de la Unificación.
El asesino confeso de Abe había señalado al político japonés por fomentar a la Iglesia de la Unificación, que acabó arruinando a su madre por el exceso de donativos que ella les entregaba. La organización religiosa ya había sido cuestionada anteriormente por su sistema de donaciones.
Ahora la figura del fallecido Abe ha caído en parte en desgracia, pues más del 60 por ciento de los encuestados se opone a que el ex primer ministro reciba un funeral de Estado, un aspecto que, según se desprende del estudio demoscópico, ha sido un factor importante para entender el desencanto con el Gobierno.
Kishida se ha mostrado a favor de celebrar un funeral de Estado para Abe arguyendo que es la ceremonia "apropiada" teniendo en cuenta los logros obtenidos por el que fuera el primer ministro con más años de servicio en Japón. Sin embargo, más del 72 por ciento de los encuestados considera que el coste del funeral es extremadamente elevado.
Tras conocerse los vínculos de Abe con la Iglesia de la Unificación, el Partido Liberal Democrático publicó un informe a principios de septiembre en el que se detallaba que 179 legisladores, casi la mitad de la formación, tenían algún tipo de contacto con el grupo.
Kishida, por su parte, ha dicho en alguna ocasión que su partido exigirá a sus legisladores cortar los lazos con la Iglesia de la Unificación, aunque más del 80 por ciento de los encuestados en el reciente estudio consideran que la respuesta de la formación para romper vínculos con el grupo religioso han sido insuficientes.