La Justicia saudí afirma que el asesinato de Jashogi "no fue premeditado", en contra de las conclusiones de la ONU
RIAD, 23 (Reuters/EP)
La Fiscalía General de Arabia Saudí ha anunciado este lunes que cinco personas han sido condenadas a pena de muerte por el asesinato del periodista saudí Yamal Jashogi en octubre de 2018 y que Saud al Qahtani, ex asesor del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, ha sido finalmente liberado porque no se han presentado cargos en su contra.
En su lectura del fallo, el fiscal Shalaan al Shalaan ha dicho que cinco personas han sido condenadas a la pena capital y otras tres han sido sentenciadas a penas que suman 24 años de prisión por "cometer y participar directamente" en el asesinato de Jashogi.
Los otros tres acusados, ya que en total han sido procesadas once personas, han sido exonerados. Entre ellos se encuentra el 'número dos' de la Inteligencia saudí, Ahmed al Asiri, que ha quedado absuelto por falta de pruebas, de acuerdo con Al Shalaan.
Además, han sido liberados Al Qahtani, porque no se llegaron a presentar cargos en su contra, y el cónsul general de Arabia Saudí en Estambul en el momento del crimen, Mohamed al Otaibi, porque testigos turcos han declarado que estuvieron con él el día del asesinato.
Al Shalaan ha determinado asimismo que "el asesinato no fue premeditado". "La decisión se tomó en el calor del momento", ha dicho, recalcando que no había una "enemistad" previa entre Jashogi y sus asesinos.
Jashogi murió a manos de funcionarios saudíes dentro del Consulado saudí en Estambul, al que acudió el 2 de octubre de 2018 para tramitar los papeles para poder casarse con su prometida. Sus restos mortales no han aparecido y la prensa turca ha informado de que su cadáver fue desmembrado y sacado de la legación diplomática.
El asesinato del periodista saudí, crítico con el régimen y especialmente con la gestión de Bin Salmán, provocó una ola de críticas internacionales y dañó la imagen del príncipe heredero, al que la CIA y algunos gobiernos occidentales sitúan como la persona que ordenó matar al reportero crítico.
Las autoridades saudíes han admitido que Jashogi fue asesinado pero han negado en todo momento que el príncipe heredero estuviera implicado u ordenara su asesinato. Bin Salmán, no obstante, asumió cierta responsabilidad política al declarar que ocurrió bajo su "mirada".
Esta conclusión contradice a la que llegó la investigación de Naciones Unidas el pasado mes de febrero, según la cual las evidencias apuntan a "un asesinato premeditado y perpetrado de forma brutal" por autoridades saudíes.
Con este fallo, las autoridades saudíes han zanjado un proceso judicial que ha transcurrido bajo el más absoluto secreto en Riad. En total, han sido investigadas 31 personas, 21 de las cuales han sido detenidas y diez interrogadas.
"Hoy se ha hecho Justicia para los hijos del fallecido", ha dicho Salá Jashogi, hijo del periodista saudí, en un 'tweet' en el que ha declarado su "confianza" en el sistema judicial de Arabia Saudí "a todos los niveles".
Desde Estados Unidos, uno de los principales aliados de Arabia Saudí, un alto cargo citado por Reuters ha considerado que este fallo es "un paso importante para que los responsables de este terrible crimen rindan cuentas". "Animamos a Arabia Saudí a continuar con un proceso judicial limpio y transparente", ha añadido.
ALUVIÓN DE CRÍTICAS
Sin embargo, desde la comunidad internacional se ha criticado un proceso opaco que, pese a haber llegado a su fin, deja muchos interrogantes.
Esta sentencia "está lejos de colmar las expectativas de nuestro país y de la comunidad internacional para arrojar luz sobre todos los aspectos de este asesinato y lograr Justicia", ha dicho el Ministerio de Exteriores de Turquía en un comunicado.
Para el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, "el hecho de que importantes aspectos, tales como la ubicación del cadáver de Jashogi, los autores intelectuales del crimen y los posibles colaboradores locales, permanezcan en la oscuridad supone un importante déficit de Justicia".
Además, el Ministerio de Exteriores ha aprovechado para reiterar su llamamiento a la "cooperación judicial de las autoridades saudíes" en este caso, dado que el asesinato de Jashogi se produjo en suelo turco.
La relatora especial de la ONU para ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias, Agnes Callamard, ha considerado directamente que el fallo es una "burla" a la Justicia. "Los autores intelectuales no solo caminan libres, sino que apenas les han afectado la investigación y el juicio", ha denunciado en Twitter.
En la misma línea se ha expresado la directora de Amnistía Internacional para Oriente Próximo, Lynn Maalouf, para la que "esta sentencia es una operación de encubrimiento que no hace Justicia a Jashogi (...) ni revela la verdad".
La ONG ha señalado como principales deficiencias que "el juicio se ha celebrado a puerta cerrada, sin público ni observadores independientes, y no se dispone de información sobre cómo se llevó a cabo la investigación". Además, "la sentencia no aborda la implicación de las autoridades saudíes (...) ni aclara dónde están los restos de Jashogi".
Para el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, "es difícil sentir que se ha hecho Justicia cuando en el juicio saudí contra sus supuestos asesinos no se ha hecho ningún esfuerzo público para identificar quién dio la orden de matarlo y ahora cinco acusados, que quizá saben demasiado, han sido condenados a muerte".
"Las condenas a muerte no son una forma de hacer Justicia. Pueden verse como una forma de silenciar para siempre a los sospechosos, como una forma de impedir que hablen para esconder mejor la verdad", ha denunciado igualmente el secretario general de Reporteros Sin Fronteras (RSF), Christophe Deloire, en la red social.