MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
El secretario de Estado para Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Adel al Jubeir, ha afirmado este viernes que el príncipe heredero del país, Mohamed bin Salmán, no ordenó el asesinato del periodista Yamal Jashogi.
"Sabemos que el príncipe heredero no ordenó el asesinato de Jashogi", ha dicho, antes de declinar hacer comentarios sobre unas informaciones de 'The New York Times' en este sentido, tal y como ha recogido el diario local 'Saudi Gazette'.
Asimismo, ha tildado de "ridículo" que otros países intenten dar órdenes a las autoridades saudíes sobre la gestión del caso, al tiempo que ha defendido que el sistema judicial está comprometido con la rendición de cuentas.
Por último, Al Jubeir ha expresado su deseo de que el Congreso de Estados Unidos espere a la publicación de los resultados de las investigaciones por parte de Arabia Saudí antes de pronunciarse sobre el caso, según el diario local 'Arab News'.
Las palabras de Al Yubeir llegan un día después de que la relatora de Naciones Unidas que encabeza las investigaciones sobre el asesinato, Agnes Callamard, afirmara que el periodista saudí fue "víctima de un asesinato brutal y premeditado, planificado y perpetrado por funcionarios de Arabia Saudí".
Callamard, que presentará su informe final en junio ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, resaltó que las investigaciones de su equipo son "un paso necesario, entre otros, para revelar la verdad y una rendición de cuentas formal".
En este sentido, destacó que los esfuerzos de Turquía para investigar el caso han sido socavados por Arabia Saudí. "Desgraciadamente, se facilitó un momento y acceso inadecuado a los investigadores turcos para que llevaran a cabo un examen profesional y efectivo de la escena del crimen, tal y como requieren los estándares internacionales de investigación", apuntó.
Así, explicó que el asesinato de Jashogi en el interior del consulado saudí en Estambul violó el Derecho Internacional y las normas fundamentales que rigen las relaciones internacionales, incluidas aquellas sobre el uso de misiones diplomáticas.
"Las garantías de inmunidad nunca estuvieron destinadas a facilitar la comisión de un crimen y exonerar a sus autores de su responsabilidad criminal u ocultar una violación del derecho a la vida", recordó.
En este sentido, argumentó que "las circunstancias del asesinato y la respuesta de los representantes del Estado (saudí) tras ello pueden ser descritas como 'impunidad por impunidad'".
Por otra parte, confirmó que su equipo ha tenido acceso a informaciones sobre las investigaciones turcas, incluidas partes de unas "escalofriantes y espantosas" grabaciones obtenidas por los servicios de Inteligencia del país, si bien subrayó que las mismas no han podido ser verificadas por su equipo hasta el momento.
EL ASESINATO DE JASHOGI
Jashogi, un periodista crítico con el régimen saudí que vivía fuera del país y que escribía para el diario 'The Washington Post', fue asesinado el 2 de octubre de 2018 en el interior del Consulado de Arabia Saudí en Estambul, donde había acudido para hacer los trámites para poder casarse con su prometida.
Tras varias declaraciones contradictorias sobre lo que le sucedió a Jashogi, el régimen saudí reconoció que fue asesinado dentro de la legación diplomática por funcionarios que terminaron desmembrando su cuerpo.
El Gobierno turco ha dicho en anteriores ocasiones que está trabajando en colaboración con otros países en el marco de la investigación del asesinato de Jashogi y ha acusado a las autoridades saudíes de no estar cooperando para descubrir la verdad.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mantiene que el asesinato de Jashogi fue ordenado en los más altos niveles de la jerarquía saudí, aunque el régimen saudí ha negado cualquier implicación del príncipe heredero.
Los fiscales saudíes han solicitado la pena de muerte para cinco de los once sospechosos detenidos por el asesinato del periodista crítico, que provocó la condena de la comunidad internacional y que dañó gravemente la imagen reformadora del príncipe heredero saudí.
Arabia Saudí ha afrontado una intensa presión internacional por el asesinato de Jashogi, también por parte de Estados Unidos, su principal aliado, cuyo Senado ha aprobado una resolución que culpa directamente al príncipe por el crimen.