MADRID, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
Al menos 151 personas han sido ejecutadas en Arabia Saudí en 2015, una cada dos días, según denuncia el último informe de Amnistía Internacional, publicado este lunes, en el que la ONG destaca que muchas de estas ejecuciones se han aplicado como castigo a crímenes no relacionados con delito de sangre o incluso a menores de edad, caso este último que supone una "atroz violación del Derecho Internacional", en el marco de "un sórdido récord" para el reino árabe.
Un motivo que podría explicar el súbito incremento número de ejecuciones en Arabia Saudí -- que rara vez ha subido de 90 en los últimos años, cifra que se repitió en 2014 -- es, según fuentes diplomáticas occidentales a Reuters, al aumento del número de jueces nominados para tratar con estos casos, pero el Ministerio de Justicia saudí no se ha pronunciado al respecto de este informe. Amnistía, por su parte, sospecha que detrás se esconde una campaña de represión contra disidentes, en especial de confesión chií.
Volviendo al documento de Amnistía, la última vez que Arabia Saudí ejecutó a más de 150 personas fue en 1995, con 192 ajusticiados. El número que denuncia hoy Amnistía supone un incremento del 68 por ciento respecto al año pasado y, de seguir a este ritmo, se acercaría peligrosamente al tope registrado hace 20 años.
Por todo ello, Amnistía no escatima palabras de condena. "Las autoridades saudíes parecen empeñada en proseguir una sangrienta tendencia", ha lamentado el director adjunto del programa de AI para Oriente Medio y el Norte de África, James Lynch.
"Si bien la aplicación de la pena de muerte es aborrecible bajo cualquier circunstancia, el hecho de que las autoridades saudíes la sigan efectuando a una escala tan masiva es especialmente alarmante, máxime si lo hace después de juicios descaradamente parciales y, en ocasiones, por motivos meramente políticos", ha añadido.
CRÍMENES NO LETALES
Casi la mitad de las 151 ejecuciones llevadas a cabo este año fueron impuestas contra delitos que no rebasan la categoría de "crímenes de máxima gravedad", según los contempla el Derecho Internacional, o lo que es lo mismo: el asesinato a sangre fría.
En 2015 han sido ejecutadas 63 personas por tráfico de drogas en Arabia Saudí. De ellas 45 eran ciudadanos extranjeros (un total de 71 ha sido ajusticiado este año en el reino árabe), la mayoría de los cuales son trabajadores procedentes de países en vías de desarrollo, sin conocimiento del árabe, y a los que se les niega la posibilidad de contar con un traductor durante el procedimiento judicial.
Si a la "desproporción" reinante en la nacionalidad de los condenados se añade que Amnistía sospecha que "la pena de muerte parece ser una herramienta política para atajar la disidencia chií" en Arabia Saudí -- como por ejemplo la aplicada al clérigo Sheikh Nimr Baqir al-Nimr --, resulta que la manera en la que las autoridades saudíes aplican esta pena capital "contradice de modo flagrante la política oficial saudí por las que aseguran que solo ordenan ejecuciones bajo las más estrictas salvaguardas".
MENORES DE EDAD
Amnistía lamenta, por último, que Arabia Saudí siga ejecutando a menores de 18 años, otra franca violación de los compromisos internacionales adoptados por el país, firmante de la Convención de los Derechos del Niño.
"Es una violación atroz y un abuso de poder", ha denunciado Lynch, quien ha instado inmediatamente a las autoridades saudíes en nombre de la ONG que "en lugar de intimidar a la gente con ejecuciones judiciales, detengan inmediatamente los ajusticiamientos pendientes, establezcan urgentemente una moratoria a estas prácticas y arreglen su sistema judicial, profundamente fallido".