Argelia celebra unas parlamentarias anticipadas en medio del descontento y el aumento de la represión

Archivo - Manifestación contra el Gobierno de Argelia en la capital, Argel
Archivo - Manifestación contra el Gobierno de Argelia en la capital, Argel - Mohamed Farouk Batiche/dpa - Archivo
Actualizado: sábado, 12 junio 2021 9:11


MADRID, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -

La población de Argelia está llamada este sábado a las urnas para unas elecciones parlamentarias anticipadas convocadas por el presidente, Abdelmayid Tebune, en el marco de sus promesas de campaña en diciembre de 2019 y ante un creciente descontento popular por la represión y la crisis económica en el país africano.

Tebune, quien accedió al poder tras unas elecciones celebradas después de la dimisión en abril de 2019 del histórico presidente argelino Abdelaziz Buteflika tras unas masivas movilizaciones contra su intención de presentarse a un quinto mandato pese a sus problemas de salud, puso la convocatoria de legislativas entre sus prioridades.

Así, en febrero anunció la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones, después de lograr que se aprobara en referéndum una revisión de la Constitución, otro de sus principales proyectos políticos desde su llegada al cargo, a pesar de las críticas vertidas por activistas y opositores.

Tanto las presidenciales como el referéndum constitucional de noviembre de 2020 estuvieron marcados por una baja participación, en mínimos históricos, lo que ha sido interpretado como una muestra más del hartazgo de la población con la clase política y empresarial, después de años de crisis, corrupción y mala gestión de los servicios públicos.

Abdelkader Abderrahmane, del Institute for Security Studies (ISS), indicó en un reciente artículo publicado por el 'think tank' Atlantic Council que "para la inmensa mayoría (de los argelinos), las elecciones no han logrado generar cambios positivos en su vida diaria durante años, sino que han sido un medio para que los que están al frente (del país) sigan en el poder".

La tendencia podría verse ratificada en las parlamentarias, lo que ha llevado a Tebune y a los partidos aliados a intensificar durante la campaña sus llamamientos a la participación y en defensa de su actuación desde su llegada a la Presidencia, que ha descrito como un proceso de avance en las peticiones formuladas por el movimiento popular que derrocó a Buteflika, conocido como 'Hirak'.

En este sentido, el mandatario dijo en marzo que la mayoría de las demandas "han sido satisfechas" ante el aumento de la presión popular en las calles, paralizadas durante cerca de un año a causa de las restricciones impuestas debido a la pandemia de coronavirus.

AUMENTO DE LA REPRESIÓN

Las autoridades han respondido con una nueva oleada de detenciones de activistas y manifestantes, lo que ha desencadenado una catarata de críticas internacionales, incluidas desde Naciones Unidas, que ha pedido a Argel que respete el derecho de expresión y manifestación y aplique las reformas exigidas por la población.

Pese a ello, Tebune ha defendido su apoyo a los manifestantes y ha apuntado que "el 'Hirak' auténtico ha salvado a Argelia de una verdadera catástrofe", en una línea en la que ha incidido durante los últimos meses, en los que ha denunciado la infiltración de grupos en las manifestaciones para provocar violencia y desviarlas de sus objetivos.

"Gracias a la conciencia del pueblo, convencido de que el cambio se lleva a cabo desde el interior y sin recurrir a la violencia o la sangre, Argelia pudo salir de la zona de peligro", arguyó Tebune el martes en una entrevista concedida a la cadena de televisión qatarí Al Yazira.

La negativa de los líderes del 'Hirak' a cualquier tipo de diálogo con el Gobierno a menos que se cumplan sus exigencias, entre ellas la salida del poder de los miembros del Ejecutivo y las esferas políticas englobadas en 'Le Pouvoir', ha sido igualmente criticada por las autoridades y algunos partidos opositores, que la consideran contraproducente.

Tebune insistió además que "las últimas marchas no tenían organizadores conocidos y no estaban unificadas en lo relativo a ideas, reivindicaciones y eslóganes", en un intento de defender la decisión del Gobierno de exigir a los convocantes que soliciten permiso previo y faciliten el itinerario de las protestas.

BOICOT DE VARIOS PARTIDOS

En este contexto, varios partidos, entre ellos el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) --la formación opositora más antigua en el país-- y la Agrupación para la Cultura y la Democracia, han optado por boicotear el proceso electoral, un llamamiento al que se han sumado el Partido de los Trabajadores y el Partido Socialista de los Trabajadores.

Por su parte, está por ver cuánto apoyo son capaces de recabar los partidos de la órbita de Tebune, entre ellos el Frente de Liberación Nacional (FLN), la Agrupación por la Democracia y el Movimiento Popular de Argelia, dado que sus resultados podrían ser considerados como una muestra de apoyo popular.

Abderrahmane subrayó que la mayor incógnita son, sin embargo, los islamistas argelinos, dado que, además de partidos como el Movimiento Islamista para la Paz de la Sociedad, numerosos candidatos independientes se inclinan hacia el islam político, por lo que podrían lograr un mayor peso en el nuevo Parlamento.

"Si consiguen ganar una mayoría de escaños en el Parlamento, los islamistas serían un gran desafío para las autoridades, volviendo al 'statu quo' de 1991, cuando el Frente Islámico de Salvación (FIS) se hizo con la victoria en la primera vuelta de las parlamentarias", argumentó.

Las presiones del Ejército a las autoridades de la época provocaron la cancelación de la segunda vuelta electoral ante la previsible victoria del FIS, lo que desencadenó el estallido de una violenta guerra civil que se extendió hasta 2002 y que se saldó con cerca de 200.000 muertos.

EL PAPEL DEL EJÉRCITO

Sin embargo, Tebune ha incidido en que el Ejército argelino no participa ya en la política del país, a pesar de que uno de los motivos de la caída de Buteflika fue la pérdida de apoyos y la retirada del respaldo por parte del entonces jefe de las Fuerzas Armadas, Ahmed Gaed Salá.

"El Ejército de Argelia se ha retirado de la política después de 15 años", defendió ante Al Yazira, en respuesta a las críticas vertidas contra las Fuerzas Armadas por su supuesto apoyo a su candidatura durante las presidenciales, al tiempo que manifestó que se trata de "una institución constitucional".

El presidente incidió además en que los militares juegan un papel clave para garantizar la "estabilidad" del país, especialmente en un contexto de creciente desestabilización por las operaciones de los grupos yihadistas en el Sahel.

En esta línea, la revista 'El Yeich', publicada por el Ejército, dijo el jueves en su último número que las Fuerzas Armadas son "una garantía para el cambio radical" y "garantes de la democracia" en el país africano.

La publicación defendió que el Ejército es "una base sólida sobre la que reposa el poder del Estado argelino" y agregó que los militares "acompañan y acompañarán al Estado en todas las etapas de su desarrollo y en su proceso de desarrollo hacia una democracia verdadera, conforme a las leyes de la República".

Pese a las garantías de Tebune, las críticas han ido al alza por el aumento de la represión, que ha derivado en la designación como organizaciones terroristas del grupo separatista Movimiento para la Autodeterminación de Cabilia (MAK) y el opositor Rachad debido a sus "actos hostiles y subversivos".

Así, el Ministerio de Defensa argelino acusó a finales de abril al MAK --que busca la independencia de la región de Cabilia, de mayoría bereber-- de estar implicado en "una peligrosa conspiración contra el país". Por su parte, Rachad es un movimiento que aboga por un cambio pacífico de régimen, entre cuyos fundadores figuran antiguos miembros del FIS.

Por ello, los 407 parlamentarios que salgan de las urnas tendrán por delante un trabajo para intentar fortalecer la economía del país, dañada por la pandemia y la caída de los precios del petróleo, y volver a recuperar la confianza de la población, lo que pasa por luchar contra la corrupción y mejorar los servicios sociales.

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