MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los gobiernos de Argelia, Egipto y Túnez han acordado este martes impulsar un diálogo político para lograr la paz en Libia, rechazando cualquier injerencia extranjera en el país.
En un comunicado conjunto publicado este martes tras un encuentro celebrado el lunes en Argel por los ministros de Exteriores de los tres países, han reiterado que la crisis en Libia no tiene una solución militar.
En este sentido, han subrayado "el imperativo de rechazar el recurso a la violencia o de tomar cualquier medida que pueda dañar el proceso político en Libia, ya que ello prolongaría el sufrimiento del pueblo libio, especialmente a nivel económico y humanitario".
Los tres países han hecho hincapié en la necesidad de centrarse en la preservación de la integridad territorial, la soberanía y la unidad de Libia, según ha recogido la agencia estatal argelina de noticias, APS.
Así, han advertido del peligro para toda la región de "un deterioro de la situación a nivel de seguridad y estabilidad en Libia", argumentando que "ello beneficia los intereses de los grupos terroristas y les permite expandir sus actividades criminales".
Por ello, Argelia, Egipto y Túnez han apostado por fortalecer su coordinación y el intercambio de información entre los servicios de seguridad de los tres países.
El comunicado ha sido publicado pocas semanas después de que Egipto llevara a cabo varios bombardeos contra posiciones de milicianos islamistas en Libia en respuesta a varios atentados contra cristianos coptos en el país.
El gobierno de unidad surgido tras un acuerdo mediado por Naciones Unidas se instaló hace meses en la capital, Trípoli, para intentar unificar el país políticamente, aunque por el momento la situación sigue altamente fragmentada.
El mariscal de campo Jalifa Haftar y el gobierno asentado en el este del país se han negado a reconocer la autoridad del gobierno de unidad, y propio Haftar ha tildado de "terroristas" a las tropas leales al mismo.
Sin embargo, la situación sufrió un cambio a principios de mes después de un encuentro entre Haftar y el primer ministro del gobierno de unidad, Fayez Serraj, en la que acordaron celebrar elecciones antes de marzo de 2018. El pacto no ha sido aún ratificado.
Por contra, Jalifa Gwell -quien en octubre de 2016 encabezó un intento de golpe de Estado en Trípoli y creó una tercera administración-- rechazó el acuerdo y pidió un proceso interno para resolver la fragmentación que sufre el país.
El intento de golpe estuvo encabezado por Gwell --quien ya fuera primer ministro de otro gobierno autoproclamado con sede en Trípoli--, quien ganó apoyos en las semanas posteriores gracias a los crecientes respaldos anunciados por diversas milicias que operan en el oeste del país y en la propia capital.