Las armas importadas por el Gobierno de Somalia son revendidas de forma ilegal

Fuerzas de Jubalandia junto a su equipamiento militar en Somalia.
REUTERS
Actualizado: martes, 11 octubre 2016 19:14

NAIROBI 11 Oct. (Reuters/EP) -

Las armas importadas por el Gobierno de Somalia con la aprobación de Naciones Unidas están siendo revendidas a traficantes de armas a través del mercado negro en Mogadiscio, la capital del país, según han denunciado varios diplomáticos.

La venta de estas armas viola el acuerdo firmado hace tres años entre la ONU y el Gobierno somalí, el cual eximía al país del embargo armamentístico impuesto por la comunidad internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU levantó parcialmente esta medida en 2013 para que las fuerzas gubernamentales pudieran acceder a material militar y enfrentarse así a los milicianos del grupo terrorista Al Shabaab.

El cargamento revendido está compuesto por unos 35 o 40 fusiles automáticos, así como armas de menor tamaño, las cuales han sido compradas a través del mercado negro en Mogadiscio, según han informado los diplomáticos.

Los informes realizados por la ONU al respecto han identificado una serie de casos de reventa ilegal de armas gubernamentales, así como diferentes tipos de munición. Las declaraciones realizadas recientemente por los diplomáticos aportan ahora una nueva perspectiva del asunto.

El funcionario somalí Awes Hagi Yusuf ha admitido que se han estado produciendo pérdidas de armas, pero que se trata de una situación intermitente y no de un problema sistemático. "No niego que esto no haya sucedido en anteriores ocasiones, pero no es sistemático", ha indicado Yusuf.

Los diplomáticos no han ofrecido un número exacto de las armas que se han revendido de forma ilegal en Mogadiscio, pero han señalado que éstas han sido suministradas a los traficantes, que han procedido a venderlas en lugares recónditos de la capital del país.

Varios analistas han informado de que entre 15.000 y 20.500 armas han sido importadas desde 2013 al contar con la aprobación de la ONU, que estudia cada envío de forma independiente. De esas armas, unas 6.000 se encuentran selladas en el marco de un programa conjunto puesto en marcha en 2014.

Sin embargo, el registro no muestra qué armas han sido destinadas a qué individuos. Los diplomáticos han señalado que las nuevas pruebas presentadas pondrán en alerta a los miembros del Consejo de Seguridad, que se reúnen todos los años en noviembre para revisar el levantamiento del embargo.

Según el acuerdo establecido entre las partes, el Gobierno de Somalia debe notificar a la ONU los envíos de armas, prohibir la reventa de éstas y llevar un registro semestral de las medidas tomadas por las autoridades para garantizar que se realiza un seguimiento del cargamento.

Las denuncias llevadas a cabo por los diplomáticos ponen de manifiesto que el Gobierno somalí, que ha sido acusado de corrupción en anteriores ocasiones, no posee los medios suficientes para impedir que las armas importadas acaben extraviándose o vuelvan a ser vendidas.

Por otra parte, las autoridades de Somalia han insistido en que las fuerzas gubernamentales necesitan más armas para hacer frente a la amenaza terrorista en el país. El analista Matt Bryden ha indicado que el Gobierno no puede asegurar esas armas y que las "importaciones parecen acabar en el mercado negro y en manos de los enemigos del Gobierno".

REGISTRO DE ARMAS

A pesar de que algunas armas han acabado en el mercado negro, la ONU ha destacado que el programa de marcación e identificación de las armas está dando resultados y permite determinar qué armas se están vendiendo de forma ilegal.

"Tenemos retos ante nosotros pero estamos llevando a cabo un progreso tremendo, especialmente en la marcación de las armas", ha aseverado Yusuf, que ha añadido que el equipamiento militar que ha sido revendido procede en su mayoría de importaciones ilegales y empresas privadas.

Los diplomáticos, por su parte, han insistido en que el Gobierno podría registrar el número de serie del armamento importado en relación con los agentes de las unidades que lo utilicen, lo cual podría coordinarse con la ONU para evitar la reventa.

No obstante, eso no resolvería el problema económico de los militares que, según ha indicado Yusuf, venden las armas para poder alimentar a sus familias. Un fusil nuevo tiene un precio de 1.500 dólares (1.355 euros) y uno viejo puede ser vendido por 500 dólares (452 euros).