BRUSELAS, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -
La cumbre entre los líderes de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ha arrancado este lunes en Bruselas con diferencias pendientes en la declaración final por la condena a la invasión rusa de Ucrania y el legado colonial europeo, que amenaza con descarrillar el texto y empañar la primera cumbre entre ambas regiones desde 2015.
La declaración final de la cumbre sigue bajo negociación a esta hora, por las diferencias respecto a cómo referirse a la invasión rusa de Ucrania, a cuestiones comerciales y a la salida a la crisis en Venezuela, señalan fuentes diplomáticas.
A su llegada a la reunión, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha reconocido las diferencias con la región para cerrar el texto de la cumbre, pero ha sido "optimista" sobre llegar a una declaración "ambiciosa" que aborde los desafíos en la escena internacional, recordando que los países latinoamericanos ya han votado mayoritariamente a favor de condenar la invasión rusa de Ucrania en la Asamblea de Naciones Unidas.
Michel ha asegurado que se abordará con los socios de Latinoamérica el apoyo a Ucrania y se pondrá de manifiesto que una victoria de Rusia representa un "peligro para el resto del mundo". La UE busca que el texto final recoja el espíritu de la declaración de condena de Naciones Unidas que no todos los miembros de la CELAC apoyaron.
"Sabemos que hay distintas opiniones y sensibilidades, pero haremos todo lo posible para apoyar la idea de que una paz justa se basa en el respeto a principios de justicia y de la Carta de Naciones Unidas", ha afirmado el ex primer ministro belga, tras señalar que "nadie quiere dar lecciones a nadie" y que las conversaciones con Iberoamérica y el Caribe se hace con "espíritu de respeto mutuo".
De su lado, el primer ministro de San Vicente y Granadinas y presidente de turno de la CELAC, Ralph Gonsalves, ha insistido en declaraciones antes de la reunión en que el comunicado final de la cumbre aborde el "legado histórico" de la esclavitud y mencione la necesidad de abordar la reparación y la justicia.
Respecto a la referencia a la guerra de Ucrania, el punto que más aleja a ambos bloques, ha subrayado que es necesario encontrar una fórmula común que acepten todas las partes. "Hay que entender esto: los países votan individualmente en Naciones Unidas, otros se abstienen o toman otra posición y tenemos que tener una posición y lenguaje de consenso", ha insistido, al tiempo que defendido una "diplomacia madura" para poner fin al conflicto en Ucrania.
Antes de la cumbre, el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha puesto en valor reactivar las relaciones entre Europa y Latinoamérica tras años en los que Europa "no ha prestado mucha atención" a la región.
De este modo, el jefe de la diplomacia ha expresado su deseo de que la cumbre sirva para que las dos regiones "se cojan de la mano y enfrente juntas problemas globales", insistiendo en que la primera reunión de líderes en ocho años debe ser el "punto de partida" para aumentar la cooperación.
Respecto a las diferencias sobre Ucrania, Borrell ha expresado su voluntad de que europeos y latinoamericanos encuentren la forma de "decir lo que ya se ha dicho en Naciones Unidas". "No espero más que eso, es repetir lo que ya hemos dicho", ha explicado. La UE y la CELAC empezaron negociando una declaración más larga pero las distintas sensibilidades complican la mención a Ucrania y han resultado en una declaración más escueta.
Para el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, Europa ha pecado de "arrogancia" en sus relaciones exteriores durante décadas, asegurando que ahora tiene que "aprender la lección" y escuchar más a Latinoamérica para sumarle a la denuncia global de la guerra de agresión rusa en Ucrania. *"Cuando hablas con alguien tiene que ser 90% escuchar y 10% hablar", ha apuntado.
Por su lado, el premier belga, Alexander de Croo, ha incidido en que hay muchos puntos de acuerdo respecto a la guerra en Ucrania y ha defendido que la cumbre ofrece "una ocasión para hablar" y poder responder a algunas de las dudas y las preocupaciones "legítimas" que manifiestan los países latinoamericanos. Con todo, ha expuesto que "nadie invierte más en desarrollo ni en combatir el cambio climático" que los europeos.
Por lo que se refiere al acuerdo con Mercosur, ha reconocido que "no es fácil" llegar a acuerdos, en su opinión por la "tendencia de sobrecargarlos con muchas cuestiones" y que parece que aún hace falta más tiempo. No obstante, ha reiterado que "no porque sea difícil es imposible".
Entretanto, el mandatario irlandés, Leo Varadkar, se ha mostrado cauto sobre las opciones de acuerdo entre la UE y Mercosur este año pese a la ambición de cerrarlo antes de que concluya la legislatura europea en junio del próximo año. Así, ha recordado que Irlanda es uno de los países europeos que tienen "dificultades" con el pacto porque quieren garantías "más fuertes" respecto al compromiso contra la deforestación y por la protección del medio ambiente de los socios del Cono Sur.
El presidente de Letonia, Krisjanis Karins, ha subrayado que el conflicto en Ucrania es "una guerra de colonización" en la que "la antigua colonia está siendo atacada por el antiguo colonizador". En su opinión, si los países que aún tienen dudas, entre ellos muchos latinoamericanos, lo entendieran así, seguramente brindarían más apoyo a Ucrania.
"Todo el mundo debería deponer las armas", ha señalado, incidiendo en que "si Rusia lo hace habrá paz, pero si Ucrania lo hace no habrá más Ucrania".