ISLAMABAD, 11 Ene. (Reuters/EP) -
Estados Unidos, Afganistán, China y Pakistán han iniciado este lunes las negociaciones en Islamabad (Pakistán) para reactivar el proceso de paz afgano y poner fin a una guerra contra los talibán --que no acudirán a las conversaciones--, que dura 14 años sin solución a la vista.
De hecho, los insurgentes han incrementado su actividad aprovechando las dificultades que atraviesa el Gobierno afgano para mantener la seguridad en el país tras la retirada militar de 2014, como indica la última ola de atentados suicidas en la capital y en la provincia de Helmand.
El asesor del primer ministro para Asuntos Exteriores, Sartaj Aziz, ha abierto la reunión, recalcando que el principal objetivo debe ser convencer a los talibán para que acudan a la mesa de negociaciones y consideren abandonar la violencia.
"Por ello, es importante que no se formulen condiciones previas para el inicio del proceso de negociaciones, ya que esto sería contraproducente. La amenaza del uso de la acción militar contra partes irreconciliables no puede preceder a una oferta de diálogo a todos los grupos", ha argumentado.
El último intento por la paz, que tuvo lugar el año pasado, acabó en el dique seco después de que los talibán reconocieran la muerte de su líder, el mulá Omar, que ha arrastrado a los insurgentes a la división sectaria. El Gobierno de Kabul, en este sentido, aborda desde el pragmatismo unas nuevas conversaciones cuyo objetivo primordial es el de estudiar si las líneas maestras del plan de paz permanecen vigentes.
Las delegaciones estarán dirigidas por el viceministro de Exteriores afgano, Hekmat Katzai, su homólogo paquistaní, Aizaz Chaudhry, el representante especial de Estados Unidos, Richard Olson. La identidad del representante chino no se ha dado a conocer.
Para el Departamento de Estado de EEUU, la reunión supone una oportunidad para "cimentar las relaciones" con los otros tres países en pro de "un Afganistán reconciliado y unido", en palabras del portavoz John Kirby, quien reconoció que se enfrentan "a un problema de muy difícil solución".
Sin ir más lejos, el año pasado fue uno de los más sangrientos desde el inicio del conflicto afgano. En 2015 murieron más de 3.180 civiles afganos, un récord, que pasaron a engrosar la trágica lista de más de 17.000 civiles muertos desde 2009.