MADRID, 29 Abr. (EDIZIONES) -
La decisión del rey Salman bin Abdulaziz de Arabia Saudí de nombrar a su sobrino el príncipe Mohammed bin Nayef como su nuevo sucesor y relegar al hasta ahora heredero, el príncipe Muqrin, ha cambiado la línea sucesoria de la dinastía Saudí.
El cambio supone un importante giro dentro de la familia más poderosa de Arabia Saudí, el mayor exportador de crudo del mundo, y un actor protagonista en Oriente Próximo.
Salman reina en Arabia Saudí desde enero de 2015, tras la muerte de su hermanastro y anterior monarca, el rey Abdullah. Estaba previsto que el príncipe Muqrin, hermanastro de Salman, pasaba entonces a ser su heredero, pero el rey ha decidido prescindir de él.
Según ha explicado en un decreto publicado en medios estatales, la decisión se ha tomado para, como hiciera su hermano y anterior rey, "buscar a los candidatos más capacidades para los principales cargos del país". Que es lo mismo que no decir nada.
La monarquía saudí se caracteriza por la herencia de forma horizontal, es decir, desde que el rey Abdulaziz ibn Saud creara el reino de Arabia Saudí en 1932, han sido sus hijos los que se han ido pasando el trono de unos a otros, habiendo un total de siete reyes desde aquel momento, contando al actual. El cambio en la línea sucesoria anunciado este miércoles cambia por completo el esquema, que se salta una generación y pasa a la siguiente línea vertical.
El heredero es ahora el príncipe Mohammed, hijo del ya fallecido príncipe Nayef, hermano del actual monarca. En segundo lugar queda el hijo de Salman, el príncipe Mohamed bin Salman, que ocupa el cargo de viceministro de Energía desde 1995.
De este modo, los dos siguientes en la línea de sucesión de la dinastía Saudí pertenecen a los 'sudairis', grupo integrado por los siete hijos que tuvo el fundador del Estado moderno saudí, Abdulaziz ibn Saud, con una de sus mujeres favoritas, Hassa bint Ahmad al Sudairi, miembro de una familia de la influyente y religiosa región del Nejd, clave en la formación de Arabia Saudí.
LA MONARQUÍA SAUDÍ
El rey Abdulaziz ibn Saud fundó el estado moderno saudí el 23 de septiembre de 1932, poniendo como pilar la ley islámica, que "identifica la naturaleza del Estado y sus objetivos y responsabilidades, así como la relación entre el gobierno y sus ciudadanos", según describe el propio Gobierno del país. El sistema de gobierno deja en el Rey todo el poder estatal y militar, estando aconsejado por el Consejo de Ministros.
Nacido en 1880, el monarca Abdulaziz ibn Saud murió en la ciudad de Taif 1953 tras haber contraído varios matrimonios y haber tenido cerca de 40 hijos, aunque el número exacto se desconoce. Le sucedió en el trono su primogénito Saud y, después de este, todos los reyes han sido hermanos por parte de padre: Faisal, Khaled, Fhad, Abdullah y, ahora, Salman.
Para hacer frente a la lucha por la corona, el rey Abdullah creó en 2006 un comité lealtad compuesto por representantes de cada uno de los hijos del fundador, según explican en la revista británica The Economist.
A diferencia de la generación actual, que recuerdan sus raíces beduinas, "muchos ven que la nueva generación es libertina e irresponsable, al haber crecido en tiempos de gran riqueza", indican en este mismo medio, que señala a ésta como una de las razones por las que el rey Abdullah cortó los subsidios a los miles de príncipes y princesas durante su mandato.
ARABIA SAUDÍ
Arabia Saudí es el mayor exportador mundial de crudo --produce el 10 por ciento de todo el que se comercializa a lo largo y ancho del globo--, y también el hogar del lugar más importante del islam: la Meca. El país, además, es uno de los que se han sumado a la coalición liderada por Estados Unidos contra Estado Islámico en Irak y Siria; en concreto, la aviación saudí participa en los bombardeos que se llevan a cabo diariamente sobre territorio sirio.
En el ámbito social, el régimen saudí es criticado por las restricciones a las mujeres, pues a éstas no les está permitido conducir y deben estar supervisadas por familiares varones, quienes actúan como 'guardianes' con la autoridad suficiente para permitir que trabajen (en el tipo de negocios que estimen adecuados), viajar o incluso estudiar en la universidad. En el plano jurídico, Arabia Saudí otorga más valor a la palabra del hombre, que 'vale' el doble que el testimonio de una mujer.