NUEVA YORK, 17 Jun. (Reuters/EP) -
Varios de los aspirantes a las primarias de los dos principales partidos estadounidenses han realizado declaraciones en las que matizan su condición de ricos y se presentan como ciudadanos con problemas financieros comunes, en un aparente intento por atraer al decisivo electorado de clase media.
Desde que Abraham Lincoln habló de su juventud en una cabaña de madera, pocos se han resistido a no hacer apología de sus orígenes humildes, sean reales o cuanto menos cuestionables. De cara a 2016, esta idea se ha colado entre los mensajes en favor de la lucha contra la desigualdad.
"La división entre la elite gobernante y los votantes nunca fue tan grande", ha explicado un estratega republicano que trabaja en New Hampshire, David Carney. En la misma línea, el exasesor John Weaver ha advertido de que hay "grandes zonas" geográficas y demográficas que se han quedado al margen de la recuperación.
En noviembre de 2012, un 39 por ciento de los ciudadanos norteamericanos veían poco probable apoyar a un candidato "muy rico", una proporción que ha subido en marzo de este año hasta el 42 por ciento.
LAS CUENTAS DE LOS CANDIDATOS
En la lista de potenciales aspirantes a la Casa Blanca se mezclan perfiles como el de la exdirectiva de Hewlett-Packard Carly Fiorina, que tienes unos 59 millones de dólares, con otros como el del gobernador de Wisconsin, Scott Walker, que en su último balance financiero apenas presentó un patrimonio de decenas de miles de dólares.
Fiorina, así como el exgobernador de Florida Jeb Bush o la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, están expuestos a críticas tanto por sus abultadas cuentas corrientes como por su asociación con poderosas familias políticas.
El antiguo presidente Bill Clinton alegó recientemente que seguía cobrando por los discursos para poder "pagar las cuentas", a pesar de que los datos demuestran que tanto él como su mujer ingresaron 25 millones de dólares por esta vía sólo en 2014.
Clinton, consciente de sus debilidades, habló en su primer mitin de campaña de la infancia de su madre, en la que tenía dificultades para obtener comida y trabajaba como criada.
El factor de la humildad también ha sido una de las bazas utilizadas por el senador por Florida Marco Rubio, que suele hablar de sus padres --inmigrantes cubanos dedicados a la hostelería y la limpieza-- y de su propia deuda estudiantil. El exgobernador de Arkansas Mike Huckabee ha alegado que nació "como un trabajador, no con sangre azul", a pesar de que ahora su patrimonio alcanza los siete dígitos.
Frente a quienes trata de maquillar estas cifras o de vender un pasado de humilde se sitúa el caso del magnate inmobiliario Donald Trump, que incluso presumió al anunciar su candidatura de un patrimonio cercano a los 9.000 millones de dólares. "Soy verdaderamente rico, es cierto".