Acusa a los países occidentales de respaldar el terrorismo y de provocar los avances del Estado Islámico en el país
MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El presidente de Siria, Bashar al Assad, ha aclarado este lunes que la tregua pactada con los rebeldes para que entre en vigor esta semana "no significa que las partes dejen de usar armas" durante la misma.
"En cuanto al alto el fuego, el cese de operaciones, si ocurre, no significa que las partes dejen de usar armas", ha dicho en un discurso televisado.
"El alto el fuego tiene lugar entre ejércitos y estados, no entre un Estado y los terroristas, por lo que el término es incorrecto. Puede ser un alto en las operaciones o un alto en los actos de combate (...)", ha explicado.
"Un alto el fuego significa, en primer lugar, impedir que los terroristas fortalezcan sus posiciones", ha afirmado, apostillando que "todo aquel que empuñe un arma contra el Estado es un terrorista, lo que es indiscutible".
Además, Al Assad ha expresado su falta de confianza en que la tregua pueda comenzar efectivamente este viernes. "¿Quién hablará con los terroristas? Si un grupo terrorista rechaza el alto el fuego ¿Quién se hará responsable?", ha planteado.
Pese a este pesimismo, no ha descartado que del cese de hostilidades puedan surgir los llamados "acuerdos de reconciliación" en las zonas donde se aplique efectivamente.
Por otro lado, ha hecho hincapié en que cualquier transición política debe ajustarse al cauce de la actual Constitución. A este respecto, ha apuntado que un "gobierno de transición" se aparta de la Carta Magna.
"Solo podemos dejar de trabajar con la actual Constitución si acordamos en un diálogo redactar una nueva que sea votada por los sirios", ha subrayado.
EL PAPEL DE TURQUÍA Y ARABIA SAUDÍ
Por otra parte, Al Assad ha hecho referencia a la posibilidad de que Turquía y Arabia Saudí envíen tropas a Siria, afirmando que "cuando se discute el tema se les da un mayor peso (del que tienen), ya que son dos estados (...) que son meros subordinados".
"Entrar en Siria y participar en la guerra en Siria es algo que ocurre en el marco internacional (...) no es un asunto simple de que los Al Saud --la familia real de Arabia Saudí-- quieran hacer un picnic en Siria y cambiarlo todo (...)", ha dicho.
"No debemos estar preocupados, pero no debemos descartar estupideces, ya que están presentes", ha agregado, según ha informado la agencia estatal siria de noticias, SANA.
Respecto a las conversaciones de paz con la oposición, ha apuntado que "cuando se habla de la vía política, la esencia del asunto (...) es quién es la otra parte". "Creo que la respuesta es muy difícil, teniendo en cuenta que la delegación formada en Riad es una mezcla de terroristas y traidores", ha criticado.
"Cuando hablamos del diálogo sirio, significa que negociaremos con sirios que pertenezcan al pueblo sirio, con raíces en Siria, no en otros estados. Si negociamos con la delegación de Riad, negociamos con Arabia Saudí, y no discutiremos con ellos la Constitución siria. Podemos discutir la Constitución saudí y la situación de los Derechos Humanos en Arabia Saudí", ha recalcado.
ANÁLISIS DEL CONFLICTO
Al Assad ha realizado además un análisis del conflicto en el país, resaltando que "al principio de la crisis, cuando se decía que se estaba en contra de la violencia por parte de ambas partes, no se diferenciaba entre el concepto de Estado y el de terrorista".
"No se tenían en cuenta los deberes del Estado y los deberes de otros, quién porta armas y quién no, quién tiene derecho a disparar y quién no. Mucha gente no distinguía entre el Gobierno y el Estado. El Gobierno es parte del Estado, pero no es su totalidad", ha dicho.
"Cualquier persona tiene derecho a oponerse al Gobierno y sus políticas, pedir un cambio de Gobierno o de sus políticas, pero nadie puede cambiar el Estado, que es necesario para todos", ha añadido.
En este sentido, ha asegurado que "según las estimaciones más generosas, el número de manifestantes que salió a las calles de Siria en su punto álgido fue de 150.000, la mayoría de los cuales fueron pagados con antelación".
"Imaginemos que el número es multiplicado hasta alcanzar el millón, lo que no es cierto: es un millón sobre 24 (millones, la población del país entonces), lo que es insignificante", ha señalado.
"Cuando fracasaron en esto, tomaron las armas. Cuando fracasaron en esto, respaldaron al Frente al Nusra y después al Estado Islámico, hasta llegar al actual status quo", ha lamentado el mandatario.
Así, ha valorado que "los esfuerzos de los países occidentales han estado centrados en respaldar el terrorismo", al tiempo que "han apostado por la 'solución política', en un intento de dar la impresión (...) de que son estados pacíficos que buscan políticas pacíficas en Siria".
"Esta vía política ha sido usada para dar cobertura a sus agentes en Siria y presentarles como un grupo de políticos pacíficos que quieren ayudar a los sirios que sufren opresión, asesinatos y falta de democracia", ha explicado.
"Inconscientemente, la gente considerará la solución política como un sustituto de la militar, sin darse cuenta de que van en paralelo", ha apuntado, recalcando que "conociendo sus malas intenciones, (el Gobierno) ha detenido sus iniciativas políticas".
LAS CONVERSACIONES EN GINEBRA
Al Assad ha dado además su visión sobre las distintas rondas de negociaciones en Ginebra, criticando que las primeras, celebradas en 2012, se saldaron con un acuerdo sobre un gobierno de transición.
"Su estructura desarticulaba todas las estructuras básicas, particularmente las Fuerzas Armadas, dejando una opción: la Constitución sectaria. Esto anima a recurrir a la secta. Cuando esto pasa, las sectas son puestas unas frente a otras y buscan fortalecer sus posiciones buscando apoyo externo", ha dicho.
"Tras Ginebra 2, iniciaron la escalada militar e incrementaron su apoyo a los terroristas, hasta que llegamos a las elecciones presidenciales (de 2014), que fueron un duro golpe para ellos, especialmente por la participación dentro y fuera de Siria", ha añadido.
Así, ha asegurado que "en ese momento pusieron el foco en llevar al Estado Islámico a las regiones centro, norte y este del país para dispersar los esfuerzos del Ejército sirio, que estaba avanzando rápidamente en ese momento".
"Hemos llegado a la actual situación cuando Rusia intervino en el frente antiterrorista y llegamos a lo que se supondría que sería Ginebra 3", ha remachado, reiterando que la prioridad del pueblo sirio "es combatir al terrorismo".
EL BALANCE DEL CONFLICTO
Unas 470.000 personas han muerto en los casi cinco años de guerra civil en Siria, según un informe publicado la semana pasada por el think-tank Syrian Center for Policy Research, en el que se analiza las consecuencias que el conflicto ha tenido en el plano social y económico para el país.
Según el informe 'Confrontando la fragmentación', la esperanza de vida ha quedado reducida a 55,4 años, mientras que en 2010 era de 70,5 años. En concreto, el texto señala que "el 11,5 por ciento de la población de Siria han muerto o ha resultado herida por el conflicto armado".
Siria ha visto en estos cinco años como su población pasaba de 21,8 millones de habitantes en 2010, a 20,21 millones en 2015, cuando para esa fecha se preveía que fuera de 25,59 millones. En este tiempo, según los datos recabados por este think-tank, 3,11 millones de sirios se habían refugiado en otros países mientras que 1,17 millones emigraron en busca de trabajo y una vida mejor.
Entre los que se quedaron en el país, hay unos 6,36 millones de desplazados internos, mientras que 13,8 millones perdieron sus trabajos y con ello su fuente de ingresos durante el conflicto. Actualmente, Siria tiene una tasa de paro del 52,9 por ciento.